Economía

Precio de alimentos: Para comprar 10 productos alimenticios básicos, los guatemaltecos deben trabajar un día y medio o más

En países desarrollados, adquirir la misma cantidad de estos artículos solo cuesta lo que se devenga en una hora y media de labores, asegura la entidad World Vision.

El alza del precio de los alimentos básicos, influenciado por el encarecimiento de la vida en general y otros factores externos, afecta principalmente a los grupos más vulnerables, según estudio de World Vision. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca).

El alza del precio de los alimentos básicos, influenciado por el encarecimiento de la vida en general y otros factores externos, afecta principalmente a los grupos más vulnerables, según estudio de World Vision. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca).

En Guatemala, las personas deben trabajar un día y medio (en promedio) para reunir el dinero necesario para comprar una canasta alimentaria básica que posiblemente solo dure tres días o menos, la que se compondría de un kilogramo (kg) de arroz (2.4 libras); un kg de azúcar; un kg de bananos; un kg de harina de trigo; un kg de maíz; un kg de tomates; un pollo entero; un litro de leche; un litro de aceite de cocina; y una docena de huevos.

La misma canasta les cuesta a las personas en Estados Unidos el valor de 1.2 horas de trabajo, o 1.3 horas en Inglaterra, según un reciente estudio de la organización internacional World Vision, basada en una encuesta realizada a hogares de 37 países entre agosto y septiembre de 2022.

La investigación destaca que los costos de los alimentos han aumentado en muchos países, pero los más pobres son los más afectados, donde, además, se agudiza el riesgo de que más personas sufran hambre.

Además, se confirmó que el encarecimiento de la comida se ha visto influenciado por una triple crisis: los efectos de la pandemia del covid-19, el conflicto entre Rusia y Ucrania, y el cambio climático.

No obstante, Mishelle Mitchell Bernard, directora regional de External Engagement, Advocacy & Comms de World Vision América Latina y el Caribe, declaró a Prensa Libre que, en el período de estudio comparado con el mismo de 2021, en Guatemala el precio de los alimentos aumentó en 4%, en contraste con otros países como Costa Rica con un 7%, Honduras con 8% o Colombia con 23%.

“Las diferencias obedecen a los mercados particulares y a la dependencia de cada país de las importaciones de sus productos de consumo básico. En Latinoamérica, la estructura de costos ha resultado más afectada por los aumentos en los precios de los fertilizantes, combustibles e insumos agrícolas”, explicó.

Sin embargo, para World Vision la preocupación es que, en todas las regiones, incluyendo Centroamérica, esta crisis del hambre afecta desproporcionadamente a las familias más vulnerables, y en particular a los niños, y se expresa en medidas de mitigación negativas como el aumento del trabajo infantil, porque los infantes son obligados a trabajar para aportar al ingreso familiar o se entrega en matrimonio a las niñas a temprana edad para reducir los costos de manutención.

Brecha entre precios de alimentos e ingresos

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el costo promedio de la canasta básica alimentaria (CBA) en septiembre de 2022 fue de Q3 mil 539, lo cual significa que aumentó Q84 (2.4%) comparado con agosto de este año (Q3 mil 455 aproximadamente). Comparado con septiembre de 2021, subió Q513 (14%).

En su pronóstico de seguridad alimentaria y nutricional, período octubre a diciembre de 2022, el Sistema de Información Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Siinsan), señaló que, con el costo de la CBA a septiembre, “existe nuevamente una brecha, comparando con el salario mínimo, la que aumenta al relacionarla con el salario agrícola comunitario que reporta la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), a través de su monitoreo”.

Según el Siinsan, para tener un consumo suficiente de alimentos a nivel de hogar, los ingresos familiares deben ser superiores al costo de la CBA, ya que las familias deben satisfacer otras necesidades básicas, además de la alimentación.

“Mientras las familias y personas dedican una mayor proporción de sus ingresos a comprar alimentos, su vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria es mayor. Por lo tanto, ante cualquier contingencia que sufran, deben recurrir a estrategias de emergencia o de crisis para afrontarlas (por ejemplo, venta de activos, reducir tiempos de comida, etc.)”, refiere el informe del Siinsan.

“La FAO reporta que el promedio del jornal agrícola diario es de Q65.  Este valor está muy por debajo del salario mínimo legal vigente. Asumiendo que los jornaleros trabajan 30 días al mes (lo que difícilmente sucede), y ganan Q65 al día, el ingreso mensual de un hogar, con un solo miembro como proveedor, es de Q1 mil 950; este valor cubre solamente el 56% del costo de la CBA”, concluye la entidad.

Riesgo de hambruna

La investigación de esta organización también dio cuenta de que ha habido un incremento generalizado del 14% en los precios de los alimentos en el último año a nivel mundial, lo que se agudiza en los países más pobres, dependientes de las importaciones, o afectados por el cambio climático.

Miguel Ángel García, director regional de Acción contra el Hambre en Centroamérica, organización que trabaja en comunidades del Corredor Seco y áreas rurales vulnerables, coincidió en que los costos de la energía tienen un peso importante en el precio, ya que se requiere no solo para producir y transformar alimentos, sino también para transportarlos.

“Mientras más aislada está una comunidad, más caro será llevar alimentos a ella. Eso está afectando en la actualidad. Al inicio de la guerra de Ucrania también perjudicó la disminución de algunos productos en los mercados internacionales, como el trigo, maíz y aceite vegetal”, enfatizó.

De acuerdo con García, las familias guatemaltecas destinan más del 35% de sus ingresos a la compra de alimentos, pero en comunidades rurales, ese porcentaje sobrepasa el 75%.

Según World Vision, con base en estudios del Programa Mundial de Alimentos (PMA), a nivel global 345 millones de personas se están moviendo a las filas de la hambruna en 2022.

“En Guatemala, el PMA estimó que 4.6 millones de personas estaban en riesgo de sufrir inseguridad alimentaria aguda entre junio y septiembre, fundamentalmente por el incremento en los precios de los alimentos, el alza de los insumos agrícolas y el agotamiento de las reservas de comida, principalmente en pequeñas unidades familiares de subsistencia”, dijo Bernard.

Por lo tanto, las familias con menos ingresos se ven obligadas a reducir sus tiempos de comida y el tamaño de las raciones, disminuye el consumo de alimentos ricos en proteínas (leche, huevos, carne) y en ocasiones, se saltan el tiempo de alguna comida.

“Además, muchas familias se ven obligadas a interrumpir los estudios de secundaria o universidad de sus hijos para que se pongan a trabajar; también disminuyen el gasto en bienes y servicios básicos como la salud y tratamientos médicos”, agregó el director regional de Acción contra el Hambre.

Mejora estacional, insuficiente

En su boletín de septiembre, la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna, ente multisectorial de análisis sobre inseguridad alimentaria, destacó que, debido a una prolongada época de escasez marcada por la dependencia de la compra y altos precios, una proporción de los hogares pobres del Corredor Seco y áreas de Alta Verapaz no experimentarán mejoras estacionales significativas a partir de octubre.

“Estos hogares continúan experimentando resultados de crisis pues, aún con mayores ingresos generados por la alta demanda de mano de obra agrícola, las deudas y los altos precios de transporte y granos básicos los obligará a emplear estrategias de afrontamiento negativas para cubrir sus necesidades alimenticias básicas”, destaca el documento.

Félix Archila, facilitador del Área Sur, Occidente y Centro de la Red Nacional por la Defensa de la Soberanía Alimentaria (Redsag), refirió que el alza del costo de la vida, y particularmente el de los precios de los alimentos, influye también en la migración hacia Estados Unidos.

“Honestamente, no hay empleo y el poco empleo que hay, es pagado muy barato. O sea, no se le da el valor al talento y a la capacidad humana en las comunidades”, indicó.

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