A corto plazo, las amenazas son grandes. La economía mundial aún está en proceso de recuperación, pero esto se produce a través de un crecimiento lento, con un aumento de las desigualdades y una tasa de expansión del empleo insuficiente para absorber la creciente fuerza laboral. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2015 había más de 204 millones de personas desempleadas en el mundo.
Como tendencias generales para 2030, se proyecta que a nivel mundial continuará creciendo la economía con 1,700 millones de personas más. Aunado al crecimiento poblacional, se prevé un incremento en la esperanza de vida, factores que tendrán un fuerte impacto en la demanda mundial de alimentos, agua y energía, que presentarán nuevos desafíos a escala global.
En lo que respecta al crecimiento económico según reportes de la OCDE, se pronostica que China pasara a ser la primera economía del mundo. También algunos expertos sostienen que el Asia para 2030, constituirá el espacio económico y estratégico y habrán superado a los Estados Unidos y a la Unión Europea juntos.
En cuanto a la reducción de la pobreza, varios organismos especializados en el tema esperan que en los próximos años ésta se reduzca progresivamente y que el 15% de la población pertenezca a la clase media. Según las proyecciones, el número de desnutridos bajará de los actuales 710 a 460 millones. En relación con la agricultura, los problemas van desde las cuestiones relacionadas con las condiciones económicas globales y del comercio internacional, hasta las dificultades para combatir la pobreza rural.
Con respecto la seguridad alimentaria, según estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los países con escasos recursos podrían experimentar enormes dificultades y verse en la necesidad de pagar precios más altos de las importaciones, sin contar con las capacidades establecidas para incrementar la producción nacional.
El estudio de la FAO también prevé que para 2030, el comercio agropecuario desempeñará una función cada vez más importante, en el caso de las importaciones de cereales realizadas por los países en desarrollo. Según estas previsiones, se espera que estas importaciones se tripliquen en los próximos años, mientras que las importaciones de carne pueden multiplicarse por cinco. Sin embargo, para otros productos como el azúcar, el café, las frutas y las hortalizas, el estudio prevé un aumento del potencial exportador de los países en desarrollo.
En el tema ambiental, los retos son inmensos y de naturaleza cada vez más compleja y global, pero sus efectos solo serán evidentes después de prolongados periodos de tiempo. Entre los retos, se encuentran, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, el manejo insostenible de los recursos hídricos y los efectos de la contaminación con las sustancias químicas peligrosas para la salud. Para resolver estas cuestiones resulta de gran necesidad adoptar un enfoque sostenible de largo plazo.
En todo este contexto, la colaboración entre el sector privado y las organizaciones intergubernamentales, dado su papel productivo, especialmente en los países en desarrollo, en la esfera del comercio y la inversión es vital para avanzar hacia el logro de los objetivos para el desarrollo sostenible y para velar por un futuro más próspero y sostenible para todos hacia el 2030.