“Dije entonces que no queríamos una guerra con Rusia, pero que podíamos ejercer una presión permanente junto a nuestros aliados europeos (…) y que con el tiempo, esto se convertiría en un error estratégico de Rusia”, agregó.
“Una parte de nuestro razonamiento consistía en que la única cosa que mantenía a flote a su economía era el precio del petróleo” , y que la aplicación de sanciones “convertiría a la economía rusa en suficientemente vulnerable como para que en caso de perturbaciones del precio del petróleo (…) tuvieran enormes dificultades”, señaló el mandatario estadounidense.
Rusia ingresará pronto en recesión, tras una caída de su Producto Interior Bruto (PIB) en noviembre, en un contexto de descenso del precio del crudo. El rublo ha perdido más de un tercio de su valor desde el comienzo del año.
Después de la anexión rusa de Crimea, la Unión Europea y Estados Unidos impusieron de manera coordinada sanciones económicas y financieras a
Rusia.