Compra cosas necesarias y cosas que le son útiles, que tienen un uso y le sirven para algo provechoso o bien le traen un beneficio. Gasta en comprar comodidades que le hacen menos pesadas sus tareas o más placentera su vida.
La buena administración le permite disfrutar de las metas materiales que se propuso. Solo compra cuando tiene el dinero para hacerlo, de lo contrario acumula con paciencia para -más adelante- llegarlo a comprar al contado, a un mejor precio y sin tener que experimentar la angustia de tener compromisos pendientes o perder dinero en pagar intereses.
Sabe que una persona o familia, tiene una economía sana si no tiene deudas que comprometan su tiempo, energía y trabajo futuro, ni le saquen dinero en pagar intereses.
Tiene muy claro que no es cuánto dinero ganamos sino cuanto de ese dinero evitamos gastar, lo que al final le hará disfrutar de la riqueza que no todos llegaran a tener por gastárselo todo. Disfruta de paz y bienestar en su casa y en su trabajo. No vive preocupado sino agradecido con Dios.
En esta Semana Santa gastara, pero no se lo gastara todo. Sabe que lo que se gaste será el capital de otros y que lo no se gaste será su capital y este lo utilizara para invertir y así aumentar su patrimonio personal y familiar. Mantendrá sus gastos dentro de sus posibilidades para gastar y no recurrirá a las tarjetas de crédito a menos que sepa que cuenta con el dinero para pagarles lo que le presten en el feriado.
En mi libro “Cómo Hacerla en la Vida”, conocerás más sobre este y diversos temas financieros de interés. Dr. Eduardo Palacios Lima, coach en Finanzas Personales y Familiares.