Si bien la educación es un servicio necesario e intangible, hoy en día ha devenido un servicio con demanda elástica, pues aunque su precio suba, siempre habrá consumidores dispuestos a pagar por él.
De acuerdo con un reporte de seguimiento de la iniciativa Educación para Todos en el Mundo 2013, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el 10% de los niños latinoamericanos en edad de escolarización primaria no adquieren las competencias básicas en lectura. En Guatemala, este déficit alcanza a un 25% de los niños en esa edad.
En 1965, el promedio de escolaridad en adultos en Guatemala era de apenas 3.6 años, y desde entonces el nivel medio aumentó solo 2.3 años. Si el país hubiera pasado de esos 3.6 a 7.5 años en el 2005, podría haber duplicado su tasa de crecimiento económico medio anual entre el 2005 y el 2010, según la Unesco.
Esta realidad ha hecho que sean colegios privados los que cubran esta necesidad, pero a costos elevados para las familias.
RENTABLES
Maribel Flores de Schwank, exdocente del instituto Monte María y madre de familia, comenta que hoy en día “los colegios pueden significar un negocio, ya que Guatemala está necesitada de instituciones educativas privadas, debido a que la educación pública no es de calidad y no existen recursos”.
“La rentabilidad de los centros escolares radica en las inscripciones. Cada año, los alumnos deben pagar una cuota de inscripción anual, adicional a la colegiatura, además del bono, como condición para el primer ingreso de un niño al colegio”, advierte Olga Coronado, madre de familia que envía a sus hijos a colegio privado.
Las cuotas mensuales varían según el grado, añade Coronado. En primaria se estiman en Q2 mil 400 y en secundaria, Q3 mil o más.
“Para niños en preprimaria, los colegios privados ofrecen una educación promedio a un precio de entre Q1 mil 200 a Q1 mil 600 por alumno”, afirma la también exprofesora del Colegio Kyool.
ENCARECIMIENTO
Juan Ramón Echeverría, desarrollador de proyectos de comunicación a distancia, revela que los establecimientos incrementan precios “más allá del porcentaje que suben sus costos”. Algunas instituciones los suben hasta en un 25% anual, situación que imposibilita a muchos padres de familia a pagar, lo que los obliga a buscar otro colegio que probablemente no aportará un nivel educativo adecuado a sus hijos, resalta.
Según Coronado, en promedio, cada año las cuotas e inscripciones se incrementan en un 10%.
Flores coincide en que las colegiaturas suben de Q50 a Q200 anuales. “En ocasiones, no solo la mensualidad sube de precio, sino también la inscripción anual. Esta oscila en los Q3 mil 650”, asegura.
Los entrevistados indican que en ciertos colegios prestigiosos del país se cobra otro bono especial, que oscila entre Q15 mil y Q20 mil por estudiante, solo para garantizar el cupo en el establecimiento.
NEGOCIOS CONEXOS
Ubaldo Hernández es ejecutivo de ventas de la empresa Creaher, que produce uniformes para siete colegios en el país, como camisas polo y formales; pantalones, uniformes de educación física, pants y chumpas.
Hernández explica que el precio varía en función del material con que estén fabricadas las prendas. La más comercializada es la tela piqué listex, cuyo precio es de Q50 por camisa.
Los pantalones cuestan entre Q110 y Q150 en linos italianos y diseños varios. “Los meses de octubre, noviembre, diciembre y enero son los de mayor demanda. En tres años hemos visto un crecimiento de 20% en la demanda de uniformes”, manifiesta.
Hoy en día, los colegios privados también piden trajes para graduaciones, actos y clausuras de mediados y fines de año. El precio de estas piezas va de Q1 mil a Q1 mil 500, señala Hernández.
No concluye aquí la lista de gastos extras ligados con la educación. También se organizan actividades extracurriculares, como clases de baile, karate, gimnasio y natación. “Una clase a la semana tiene un costo de unos Q250”, indica Coronado.
Servicio de bus, cafeterías en colegios, empresas fabricantes de productos para loncheras, librerías y ventas de computadoras y escritorios son otros negocios que se benefician de la educación privada.
REGULACIÓN
Hay cuotas no autorizadas, como gastos de graduación, mañanas deportivas y útiles escolares, comenta la vocera de la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor (Diaco), Jenny Alcázar.
En el país no hay supervisión de la calidad de los colegios privados, dice Echeverría. “El costo es alto y muchas veces no compensa la calidad de la enseñanza impartida”, advierte el comunicador.
Conocimientos intangibles
Liza Mayén calcula que el costo de la educación media privada ha crecido en promedio 30%.
El colegio Julio Verne, que opera desde 1966 en Guatemala, forma parte de la Agencia para la Enseñanza Francesa en el Extranjero (AEFE), agencia dependiente del Ministerio francés de Asuntos Exteriores.
Actualmente, de los 930 estudiantes del colegio, el 75% son guatemaltecos. Y el 70 % de estos se gradúa del bachillerato francés o internacional, que luego puede estudiar en universidades francesas a costos muy bajos.
Mayén es encargada de comunicación externa del colegio. Ella cree que la diferencia de cuotas en los establecimientos privados en el país se basa en un punto de vista socioeconómico, el lugar geográfico en que se ubica, la calidad de sus instalaciones, los servicios que ofrecen a los estudiantes y su trayectoria.
Mientras, desde el punto de vista pedagógico, el diferencial de precios depende de: la innovación de sistemas, el aprendizaje especializado de otros idiomas, la implementación de nuevas tendencias pedagógicas y tecnológicas, personal calificado y oportunidades
para el futuro.
La ejecutiva califica la mano de obra calificada de “bien intangible y elástico”. Apostarle por la educación media privada brinda herramientas para cotizarse en el campo laboral.
“Los padres se preocupan cada vez más en dar a sus hijos una educación que los empodere de conocimientos que los haga estar a la altura de las necesidades actuales”, resalta Mayén.