Economía

Urbanización y ciudades

“La ciudad, dijo Robert Park –famoso sociólogo urbano- es el intento más coherente y en general más logrado del hombre por rehacer el mundo en el que vive de acuerdo con sus deseos más profundos. Pero si la ciudad es el mundo creado por el hombre, también es el mundo en el que está desde entonces condenado a vivir. Así pues, indirectamente y sin ninguna conciencia clara de la naturaleza de su tarea, al crear la ciudad el hombre se ha recreado a sí mismo”.

Hasta ahora creo que no hemos tenido una conciencia clara de la naturaleza de nuestra tarea, puede ser útil comenzar a reflexionar cómo nos ha hecho y rehecho a lo largo de la historia un proceso urbano impulsado por poderosas fuerzas sociales.

La asombrosa velocidad y magnitud del proceso de urbanización durante los últimos cien años significa, por ejemplo, que hemos sido recompuesto varias veces sin saber cómo ni por qué.

¿Ha contribuido al bienestar humano esa espectacular urbanización?, ¿nos ha hecho mejores personas?, o ¿nos ha dejado en suspenso en un mundo de anomia alienación, cólera y frustración?.

En la actualidad no es difícil señalar todo tipo de descontentos y ansiedades urbanas en el contexto de transformaciones aún más rápidas, pero parece faltarnos de algún modo el coraje para una crítica sistemática. El vértigo del cambio nos abruma incluso ante interrogantes obvios.


¿Qué podemos hacer ante la inmensa concentración de riqueza, privilegios y consumismo en casi todas las ciudades del mundo frente a lo que hasta las Naciones Unidas describen como “un planeta de ciudades miserias”?

Desde siempre, las ciudades han brotado de la concentración geográfica y social de un excedente de producción. Esta situación general persiste bajo el capitalismo, pero en este caso se ve sometida a una dinámica diferente.

El capitalismo descansa, como explicaba Marx, sobre la búsqueda perpetua de plus valor (beneficio) cuyo logro exige a los capitalistas producir un excedente, lo que significa que el capitalismo produce continuamente el excedente, que es requerido por la urbanización, y el capitalismo necesita la urbanización para absorber el sobre producto que genera continuamente.

Los que tienen excedentes de dinero consideran que “deben” invertirlo con el propósito de que al cabo de un tiempo puedan recuperarlo aumentado (captura de beneficios) y a continuación tienen que decidir qué hacer con el dinero adicional ganado, lo que supone un dilema fáustico: o bien reinvertirlo para obtener de nuevo más dinero, o consumirlo en placeres.

Las leyes irrefragables de la competencia les obligan a reinvertir al menos una parte, para no ser eliminados del mercado, por lo que para estar con vida deben reinvertir una parte en expandirse y otra para satisfacer sus placeres.

El resultado de la perpetua reinversión es la expansión de la producción de excedente y el (ganancia) sobre la inversión inicial, al irse acumulando año tras año va aumentando exponencialmente.

Entonces el capitalismo se ve afectado por la perpetua necesidad de encontrar campos rentables y en este sentido la urbanización ha desempeñado un papel particularmente activo.

La historia reciente de la burbuja inmobiliaria es en parte el resultado de grandes inversiones de excedentes de capital en el tema de viviendas, tanto en Estados Unidos como Inglaterra, Irlanda y España. China lo ha estado haciendo en infraestructura.

La industrialización se ha extendido rápidamente a cualquier municipio dispuesto a absorber este capital excedente.

Vastos proyectos de infraestructura como presas y autopistas están transformando el paisaje.

Centros comerciales gigantescos, parques científicos, aeropuertos, puertos, palacios de entretenimiento de todo tipo y gran variedad de instituciones culturales nuevas junto con condominios y campos de golf para los ricos, salpican el paisaje chino en medio de ciudades dormitorio supera testadas para las enormes reservas de mano de obra que se desplazan desde regiones rurales empobrecidas.

Los mercados financieros (acumuladores de capital) han financiado mediante la deuda, proyectos urbanos que proliferan en todas partes, desde Dubái hasta Sao Pablo y desde Madrid hasta Bombay, Hong Kong o Londres.

El boom inmobiliario ha sido evidente en México, Chile, Seúl, Taipéi, Moscú y toda Europa, y en algunos lugares han surgido proyectos asombrosos, espectaculares y en ciertos aspectos criminalmente absurdos como forma de absorber los excedentes del capital surgidos de la riqueza petrolífera como una pista de esquí en medio del ardiente desierto.

Entonces, la economía política urbana se ha convertido en un aspecto primordial de los inversionistas y la calidad de vida en una mercancía para los que tienen dinero.

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