Según esta proyección, la economía dará otro paso en la fase de recuperación, luego de experimentar en el 2009 la más reciente caída, como resultado del impacto directo de la crisis económica mundial de ese año.
Aunque habrá nuevo gobierno, los lineamientos de la política económica que regirán el siguiente año no parecen reflejar cambios sustanciales y todo indica que las condiciones de crecimiento serán similares a las experimentadas en los años 2013, 2014 y 2015.
Por lo general, las decisiones de planificación que adoptan los agentes económicos para los siguientes meses se comienzan a analizar en esta época del año.
Pronósticos
Las proyecciones preliminares para el próximo año permiten anticipar que la actividad económica crecerá entre 3.2% y 4%, como resultado de las expectativas de crecimiento de los principales socios comerciales, sobre todo de Estados Unidos, indicó Sergio Francisco Recinos, presidente en funciones de la Junta Monetaria (JM) y del Banco de Guatemala (Banguat).
Otros elementos, explicó, se refieren a la actividad en los principales sectores de la economía nacional y la aplicación de políticas monetaria y fiscal disciplinadas.
“La actividad económica, medida por el producto interno bruto, se estima que crecerá entre 3.2% y 4%, lo que mantendría la senda de crecimiento positivo que se ha venido observando en los últimos años”, señaló Recinos.
“Esta tasa de crecimiento sería superior al crecimiento previsto para América Latina, de 2% en el 2016”, apuntó el banquero central.
El indicador está en sintonía con el pronóstico de crecimiento para el cierre de este año, que está en el rango de 3.6% a 4.2%.
En los últimos seis años, el crecimiento del PIB, en promedio, ha sido de 3.08%.
Eso significa que este es el indicador “potencial” que la economía puede rendir y que en comparación con otros países en vías de desarrollo se puede considerar como óptimo, pero insuficiente para resolver los problemas estructurales de pobreza y desigualdad.
Motores
El principal motor de la economía por el lado de la demanda seguiría siendo el consumo interno, sobre todo el privado, el cual tendría un crecimiento de alrededor de 4% respecto del 2015, según los análisis del Banguat.
Mientras que por el lado de la oferta, las ramas de actividad económica que tendrían mayor dinamismo serían agricultura, industrias manufactureras, comercio al por mayor y menor, transporte, almacenamiento y comunicaciones, intermediación financiera y servicios privados.
Estas actividades suman cerca del 75% del PIB proyectado para el 2016.
socios
Las perspectivas de la economía de Estados Unidos para este año y el próximo son favorables. Se pronostica un mayor dinamismo que el previsto hasta hace pocos meses.
Los principales organismos financieros internacionales, en los cuales se basa el análisis del Banguat, anticipan que la actividad económica estadounidense registrará un crecimiento de 2.4% en el 2015 y de 2.8% en el 2016.
Este comportamiento se atribuye a la mejora en el empleo, la recuperación del mercado inmobiliario y a unas condiciones financieras relativamente benignas, derivadas de una política monetaria expansiva.
Otra variable es el hecho de que se proyecten precios internacionales estables para el petróleo y sus derivados, lo que implicaría aumentos en el ingreso disponible y beneficios a los consumidores en EE. UU.
Este desempeño, además, tendría efectos positivos sobre otros de los principales socios comerciales de Guatemala, como Centroamérica y México, aspecto que, según el Banguat, le permitiría seguir aprovechando las ventajas y oportunidades que brinda el comercio exterior.
Firme Sustento
Juan Alberto González, economista independiente, afirma que las proyecciones del 2016 se sustentan en factores positivos que orientan al crecimiento y en aquellos indicadores que reflejan retroceso o estancamiento.
No obstante, para Guatemala, el factor preponderante será el desempeño favorable de la economía de Estados Unidos.
“Este elemento activaría la economía nacional en un rango superior al 3%”, subraya González.
Eso implicaría, señala el economista, una mejora en dos variables: las exportaciones de bienes y servicios y la recepción de remesas.
Otros efectos indirectos favorables serían el flujo de inversión vinculada con EE. UU. y turismo.
Un aspecto negativo, anticipa el especialista, podría esperarse de una baja de precio de materias primas, sobre todo de productos agrícolas como azúcar, café y banano.
Este ámbito se asocia con un menor ritmo de crecimiento en China, Rusia, Brasil y la Unión Europea, que presionan a la baja los precios de esos artículos.
En el caso del mercado centroamericano seguirá actuando como una caja de resonancia de la economía de Estados Unidos.