Economía

Diferenciando el qué del porqué

Un concepto de vida que se nos vende muchas veces está  amparado en un sinnúmero de "ques". Qué comer, leer, estudiar, qué deporte practicar, y hasta qué tipo de persona amar; entre otras, y ejecutamos actividades que a veces no logramos comprender el por qué de las mismas, esta nuestra reflexión de hoy.

Yesid Barrera Santos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Yesid Barrera Santos. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

No son contados con los dedos, necesitaría muchas manos para detallar la abundancia de estudiantes que se encuentran en una facultad, asistiendo a clases, respondiendo a los qué: necesita un título, ser licenciado, profesional. Hace muy poco conversé con un joven de tercer año de Medicina, que tiembla en sus prácticas donde hay sangre, respondiendo a un qué, de su papá, que desea un médico más en su clínica.

En el área operativa y ejecutiva en nuestras empresas no debemos extrañarnos al encontrar colegas que tienen muy claro: que deben trabajar, que deben ganar un salario, que deben madrugar para llegar en el horario fijado, que deben aceptar ciertas condiciones para permanecer y llegar a una meta pensional.

En estos días acudimos a un restaurante el cual tiene un nombre compuesto, su primera palabra es Tre, luego tiene una F, la cual quiero utilizar para decir que algunos de los colaboradores de la organización, muy probablemente cumplen con un qué, pero no saben o no se han preguntado ¿por qué lo hacen?

Solicitamos una  pizza solo de queso, y trajeron una con jamón, ingrediente que no podía consumir el acompañante nuestro;  solicitamos el cambio, a lo cual el mesero muy gentil procedió a solicitarlo a la cocina y un integrante de ese recinto que debe ser la excelencia en un restaurante, decidió que el plato no se cambiaba y tomó la misma pizza y colocó queso encima para cubrir su falta.

Muy probablemente el gerente de la tienda no desea que esto ocurra, y si revisa encontrará que este personaje de cocina, tiene claro, que debe servir y sacar la tarea a como dé  lugar, sin entender que cuando seleccionamos un lugar para comprar asociamos marca con calidad, pero colaboradores que solo saben el qué, pueden hacer que una marca haga evidente su segunda letra, la F.  Expliquémosla.

La gente que solo tiene claro su qué, vive: Fastidiado, tal vez se encuentra en un trabajo equivocado, por supuesto que el joven que estudia Medicina y el cocinero están con esta F, si eso ocurre en tu empresa es posible que se acuda a la segunda instancia que es la Fatiga, siempre están cansados, no tienen energía para brindar el servicio requerido y finalmente llega la tercera fase que es el Fracaso, lo triste es que no es solo de la persona, se han llevado muchas empresas y marcas por delante.

Cuando el ser humano tiene claro su por qué; estudia y trabaja en lo que lo apasiona, genera contribución a la sociedad. Fijarnos si nuestros colaboradores tienen  claro el por qué  trabajan para nosotros, es vital, revisemos nuestra misión y contrastémosla con nuestra gente, así tal vez evitemos las tres F. Hasta la próxima.

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