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Tesoros históricos e invaluables en el Palacio Nacional de la Cultura
El Palacio Nacional de la Cultura alberga tesoros que cuentan una historia. Sus vitrales, murales, relojes, pisos, columnas, fuentes, lámparas, techos, gradas, puertas, iluminación y ascensores, son algunos de los tesoros que guarda este emblemático edificio que ha servido de marco en distintos actos que dan cuenta de la historia del país.
Las manijas de las puertas de las 350 oficinas del Palacio Nacional son de bronce y tienen el escudo nacional en relieve y la huella dactilar pulgar del expresidente Jorge Ubico, con la técnica “proceso de cera perdida”. El libro Piedra, Poder y Arte, del Ministerio de Cultura y Deportes, resalta que se hizo una comparación con la huella dactilar de la cédula de identidad del exgobernante con el número A001 0001 en el archivo del Registro Nacional de las Personas, y muestra similitud en la forma de líneas horizontales. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
Al centro del Salón de las Banderas resalta a la vista una lujosa lámpara tipo candelabro, con 143 bombillas, cascadas de orejas y flores de cristal, con un peso de 2.5 toneladas. Su costo fue de Q7,380, aunque actualmente sería de más de medio millón de quetzales. está fabricada de bronce, laminado de oro y almendros de cristal bohemio de la antigua Checoslovaquia. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
El Palacio Nacional de la Cultura cuenta con 1,116 diseños de lámparas en forma de esfera, elipse, pedestal, farol, candelero, bombillo esférico, entre otros, distribuidos en oficinas, patios, salones, pasillos y exteriores. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
La representación de las virtudes cívicas se ven reflejadas en los vitrales, obra del artista Julio Urruela, y se encuentran en el Salón de Banquetes, que da paso hacia el balcón presidencial. Miden dos metros de alto por 50 centímetros de ancho. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
Las piletas rectangulares están ubicadas en cada uno de los Patios de La Paz y La Vida. Las piletas están recubiertas con azulejos en estilo Mudéjar. Dentro de ellas, se encuentran cuatro peces similares a los del Tanque de los Dragones, ubicado en Totonicapán, resaltando elementos propios del país. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
Al ingresar en uno de los seis elevadores color aqua del Palacio Nacional de la Cultura, se cierra un enrejado con balaustres verticales dorados que permite movilizarse entre los cuatro pisos. Después de 80 años, los seis elevadores siguen funcionando. Estos fueron fabricados por la casa estadounidense Otis y son de los primeros instalados en el país. Su diseño es de influencia art déco, caracterizado por su elegancia, feminidad y sentido de fiesta. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
El Quetzal es una de las más de 700 especies que habitan en Guatemala. Fue declarado ave nacional en noviembre de 1871. En el Palacio Nacional de la Cultura se puede apreciar en pinturas, esculturas y vitrales, así como en lámparas colgantes, manijas, murales y techos (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
En la parte superior de la lámpara central del Salón banderas, hay cuatro quetzales tallados en bronce y laminados en oro, que están dispuestos hacia los cuatro puntos cardinales. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
Dentro del salón de las Banderas, hay un Quetzal disecado en el Pabellón nacional del país. Un escudo compuesto por rifles, espadas de oro reales y un pergamino de madera y letras tallada en oro, acompañado de un Quetzal disecado. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
Hace 77 años fue construida la Casa Presidencial, detrás del Palacio Nacional de la Cultura. Cuenta con capilla, sala con piso de madera, comedor que comunica con una piscina y capilla, entre otros espacios. Dentro hay un túnel que comunica la Casa Presidencial con el palacio y solo puede ser utilizado por altos funcionarios. (Fotografía Prensa Libre: Esbin García).
La construcción del palacio se inició en 1939, para lo cual se usó mampostería de ladrillos, unidos con argamasa y resellados con cemento. El edificio tiene un revestimiento de piedra artificial, recubierto con molde metálico y cemento mezclado con sulfato de cobre, que le da el color verdoso característico. El inmueble cuenta con un área central, de la cual se desprenden dos laterales, cada una con tres pisos y un patio central, llamados Patio de la Paz y Patio de la Vida. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
En el centro del Salón de Recepciones se puede ver una rosa náutica con forma de estrella mudéjar de ocho puntas, arte cristiano que incluye el arte árabe. En la rosa náutica se ubica el kilómetro cero, el punto de partida de los caminos de Guatemala. Está hecha de ladrillo, artesonados de madera y decoraciones polícromas y geométricas con yeso y azulejo. En la entrada del palacio hay una réplica de esta. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
Los relojes de los pasillos del Palacio Nacional son de tendencia art déco con estilo de "estación de tren", sujetos por cadenas, números separados por puntos y agujas en color negro, sobre una carátula blanca. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
Los recorridos guiados por el Palacio Nacional de la Cultura han sido retomados, para que el público conozca más sobre la historia y cultura del país. Los guatemaltecos pueden disfrutar de una visita guiada con solo presentar su DPI, mientras que los extranjeros deben pagar Q40 por persona. El lugar está abierto de lunes a viernes, por la mañana y por la tarde. (Fotografía Prensa Libre: María Reneé Barrientos Gaytan).
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