Aguilar escuchó ayer la acusación del MP contra la pareja, por los delitos de homicidio y maltrato contra menores. Rodas y Aparicio Pacheco estaban a cargo de Daniel y su hermana Andrea, 12, quien también era maltratada.
El caso
Los menores fueron abandonados por sus padres Edwin Mateo Pixtún y Elvira Narcisa Porras, quienes también son procesados.
Según la acusación, Aparicio Pacheco golpeaba a los niños con palos y les dejaba cicatrices. Aquel 7 de septiembre, Daniel fue castigado, en apariencia, por Aparicio Pacheco, porque se comió unos dulces.
La investigación determinó que los menores sufrieron abusos durante año y medio porque no hacían los oficios domésticos antes de ir a estudiar, o porque no cuidaban al hijo de la pareja, que entonces tenía 2 años.
Prueba testimonial
Entre los indicios que presentó el MP se cuenta la declaración de Andrea, quien relata la forma que sus tíos les pegaban y cómo, el día en que murió su hermano, recibió una golpiza.
Esa noche —7 de septiembre de 2010—, Andrea se fue a dormir, llorando, y vio cuando Daniel dejó de respirar.
Según el testimonio de sus maestras, que habían denunciado el abuso, los pequeños llegaban a la escuela con golpes y laceraciones en el cuerpo.
Joseline Pixtún Porras, que también estuvo a cargo de Rodas y Aparicio Pacheco, pero que logró escapar y regresar con su padre, declaró en el juzgado que su hermano Daniel era el que recibía los golpes más fuertes.
Nery Baten, abogado de la Fundación Sobrevivientes, querellante en el proceso, aseguró que existen peritajes psicológicos practicados a las niñas que confirman los vejámenes de que eran víctimas.
Agregó que cuando el padre fue capturado, aseguró que Daniel no era hijo suyo. Pero un examen de ADN que se le practicó determinó que él era el padre biológico.
Se defiende
Rodas confirmó ante el juez que Aparicio Pacheco golpeó a Daniel, quien se desmayó. Aseguró que le brindó los primeros auxilios, pero no reaccionó. Señaló que no denunció el hecho porque Aparicio Pacheco es muy violento y ella tenía un embarazo de alto riesgo.
Subrayó que los padres de los menores “tenían total conocimiento de que los niños eran maltratados”, y que trataron de que regresaran con ellos, pero sus parejas no los aceptaron.