Guatemala

Aj b’alum: los hijos del tigre

La comunidad chalchiteca busca ser reconocida como la 22 agrupación lingüística mayahablante.

En Aguacatán, Huehuetenango, al pie de los Cuchumatanes, viven más de 14 mil chalchitecos que durante años han buscado ser reconocidos como el grupo número 22 de origen maya. Aunque sus esfuerzos han sido infructuosos, su ánimo no declina.

Los chalchitecos tienen una larga historia. Ejemplo de ello es que durante el período clásico maya (del año 300 al 950 después de Cristo), Chalchitán fue conocido como ?Casa Jaguar?.

Eso ocurrió, según la historia oral, cuando sus antepasados originarios de Tulán, México, se asentaron en un lugar ?donde había muchos tigres y leones?.

El nombre del poblado proviene del náhuatl ?chalchitlán?, que se deriva de chalchitli, que significa ?idolillo?. Otra versión apunta que se origina de la voz náhuatl ?chalchiuchuecán?: ?tierra de conchas verdes?.

Los relatos transmitidos de generación en generación dan cuenta de que en la comunidad surgió un joven muy valiente llamado Pedro, quien empezó a idear una forma de cazar y matar a la fieras.

El y otras personas empezaron a cavar pozos alrededor de la población ?y los tapaban con palos, y en medio dejaban amarrado un pollo, como carnada?.

Cuando las fieras trataban de comerse al ave, su peso hacía ceder los palos y caían al fondo del pozo. ?Con la piel de los tigres que mataban fabricaban los trajes que les servían de camuflaje para ahuyentar a otros tigres?, consigna el relato oral. De ahí surgió la denominación para los chalchitecos: Aj b?alum o hijos del tigre.

Conquista y supresión

Después de la llegada de los españoles a Guatemala, en febrero de 1524, Chalchitán fue conocida como Cuacutec.

Durante la época colonial, los chalchitecos fueron ?aguerridos y no se dejaban dominar fácilmente?, sostienen los actuales líderes comunitarios.

En las décadas posteriores a la independencia de Centroamérica, Aguacatán y Chalchitán eran dos pueblos diferentes.

Sin embargo, hace casi 112 años, el 27 de febrero de 1891, Chalchitán fue suprimido como municipio y, por decisión del presidente Manuel Lisandro Barillas, fue anexado como barrio de Aguacatán.

?Ese día desaparecieron la administración estatal, pero no la organización social, política, lingüística y religiosa?, enfatiza Pablo Méndez, presidente de esa comunidad.

Muestra del pasado de esa población se encuentra en el sitio arqueológico Chalchitán, declarado monumento nacional precolombino el 24 de abril de 1931, y que fue utilizado como centro astronómico.

Por el reconocimiento

Los Aj b?alum nunca estuvieron de acuerdo con la orden de Barillas, pero la aceptaron. Cuatro meses antes de cumplir un siglo de haber sido disuelto el municipio, el Congreso de la República les dio otro motivo de insatisfacción.

El 18 de octubre de 1990, el Legislativo reconoció que en Aguacatán se habla k?ich?e, awakateko, mam y castellano, pero no chalchiteko.

A mediados de esa década, los chalchitecos renovaron sus esfuerzos por ser reconocidos como comunidad lingüística. Así, se entrevistaron con los negociadores de la paz durante el gobierno de Ramiro de León Carpio.

El objetivo no alcanzado era que su idioma materno se incluyera en el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, rubricado el 31 de marzo de 1995 por representantes del Gobierno y de la entonces guerrilla.

Con la llegada de la paz, insistieron. De esa cuenta, el 25 de julio de 1998 miles de indígenas se congregaron en el estadio de fútbol de su localidad.

A una sola voz, la llamada Gran Asamblea General de la Comunidad Chalchiteka aprobó que se hicieran las gestiones necesarias para que se reconociera su idioma.

La persistencia dio frutos. Tres meses más tarde, el Congreso de la República presentó un pliego de reformas a la Constitución. En el artículo 143 se incluyó al chalchiteko como uno de los idiomas que el Estado debía reconocer, respetar y promover.

No obstante, el triunfo nacional del No en la Consulta Popular de mayo de 1999 impidió que el chalchiteko y otros 21 idiomas de origen maya, así como el garífuna y xinka, tuvieran rango constitucional. En Aguacatán, el 80 por ciento votó a favor de las reformas.

En manos del Congreso

El más reciente intento de los chalchitecos por ser reconocidos fue el 25 de abril de este año. Ese día, acompañados con miles de firmas e impresiones digitales, solicitaron a los diputados huehuetecos avalar su petición.

El 28 de mayo, los nueve legisladores acuerparon una iniciativa de ley, la cual se desconoce cuándo podría ser aprobada. En ésta se considera que ?se deben tomar medidas para superar situaciones inequitativas de exclusión o imposición lingüística contrarias? a la Constitución .

Los chalchitecos también han efectuado gestiones ante la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala, la cual considera su idioma como variante del awakateco.

Según Ramón Vicente Ailom, su comunidad insistirá con todos los medios a su alcance hasta ser reconocida como el grupo número 22 de origen maya.

Estudio: ?El chalchiteko es variante del awakateco?

De acuerdo con un dictamen de la Dirección Lingüística y Cultural de la Academia de Lenguas Mayas de Guatemala, el chalchiteko es una variante del awakateco, idioma que se habla en Aguacatán, Huehuetenango.

El 6 de abril último, el Programa de Estudios Lingüísticos de la academia presentó su informe final sobre el ?Estudio Dialectal del Idioma Awakateko? para su análisis y dictamen.

Para la realización del mismo se analizaron los niveles ?fonológico, morfológico, lexical y sintáctico? de ambas variantes del idioma, según documento calzado con la firma de Aurelio Domingo Hurtado Montejo, director lingüístico y cultural de la ALMG.

No obstante, para emitir ese criterio la academia no tomó en cuenta que quienes se reivindican como chalchitecos son casi el doble de los aguacatecos.

De acuerdo con el ?Diagnóstico Participativo del Municipio de Aguacatán?, en esa región, los quichés son 33.6% de la población, los chalchitecos el 31.20%, los aguacatecos el 17.28%, los ladinos el 10.24%, y el resto, mames.

Es lo mismo

Luego del estudio fonológico efectuado por la ALMG, se determinó que ?no existe diferencia que distinga alguna particularidad que modifique el alfabeto (awakateko)?.

El análisis también resalta que aguacatecos y chalchitecos estructuran de la misma forma las palabras con que se comunican. Por tanto, tampoco existen ?diferencias morfológicas?.

Sobre el uso del léxico, se estableció que ocurren ?escasas diferencias?.

?No existe diferencia significativa que no permita la inteligibilidad mutua entre hablantes de ambas variantes?, resalta el informe elaborado por la ALMG.

Cambiar nombre

Mientras los chalchitecos insisten en ser reconocidos como la comunidad lingüística número 22 de origen maya, hay quienes consideran que la mejor forma de resolver esas diferencias con los aguacatecos es cambiar el nombre del idioma que se habla en Aguacatán.

?El actual awakateco es un gentilicio que tiende a ser percibido conceptualmente como excluyente?, sostiene la instancia maya.

Debido a ello, en el dictamen firmado por Hurtado Montejo se recomienda ?acuñar un nuevo nombre del idioma?. Este debería ser adoptado de forma consensuada entre los dos sectores poblacionales, sin que uno pretenda imponerse sobre el otro.

Migrantes

Los chalchitekos se caracterizan por ser un pueblo dedicado al cultivo de la tierra y al comercio, aunque muchos han optado por buscar fortuna en Estados Unidos.

? A principios de los año 80, empujados por la pobreza y el conflicto armado interno, muchos chalchitekos se asentaron en diversas regiones estadounidenses.

? Su fama de trabajadores es conocida en Indian Town y Bonita Spring, Florida, así como en Ohio, Oklahoma y Kansas.

? Los chalchitekos permanecen entre dos y seis años en el país del norte, desde donde contribuyen con millones de dólares anuales en remesas.

? La mayoría se emplea en labores agrícolas, pero también en empresas de servicios y fábricas.

? Se desconoce cuántos chalchitekos viven en Estados Unidos.