De acuerdo con los registros migratorios, en ocho años la cantidad de deportados de EE. UU. se ha incrementado en 23 mil 826, ya que en el 2004 se reportaron siete mil 29.
México no ha sido la excepción. Según Luis Fernando Lucero, portavoz de la DGM, este año entraron en Guatemala, por tierra, 30 mil 700 personas expulsadas de ese país.
“La mayoría son interceptados cuando intentan cruzar México hacia EE. UU.; muchos son rescatados del desierto o de furgones que son abarrotados con personas y que carecen de las mínimas condiciones” para sobrevivir, lamentó Lucero.
Solo este año los Grupos Beta —personas que brindan primeros auxilios y asistencia a los migrantes en México— rescataron a cinco mil 423 migrantes en riesgo, un 30 por ciento más que en el 2010. La mayoría eran centroamericanos.
Para Lucero, una de las causas del aumento de deportados es el endurecimiento de las leyes migratorias en EE. UU. y en México.
Más hombres
De acuerdo con Migración, en los 299 vuelos que ingresaron en el país este año —dos de ellos, ayer—, retonaron 28 mil 415 migrantes hombres, mil 927 mujeres y 513 menores de edad.
El sacerdote Mauro Verzeletti, director de la Pastoral de la Movilidad Humana, explicó que esas cifras se deben a que la mayoría de quienes se aventuran a viajar a EE. UU. son jefes de familia, mientras las mujeres se quedan a cargo de los hijos.
Agregó que cada vez más menores reciben asistencia en casas del Migrante. La mayoría de entre 10 y 17 años de edad.
“Hace unos días me partió el alma un niño de 11 años que viajaba solo. Se había escapado de la casa de su abuela porque quería llegar a festejar la Navidad con sus padres, a quienes solamente conoce por fotografías”, relató Verzeletti.
Los últimos del 2011
Las esperanzas quedaron truncadas ayer para 249 guatemaltecos, quienes fueron los últimos en retornar este año al país, en dos vuelos procedentes de Texas y Arizona.
El grupo lo integraban 237 hombres, 10 mujeres y dos menores de edad que fueron remitidos a la Procuraduría General de la Nación.
“No habrá otro intento”
Como contradicción a lo que se ha escuchado en otras oportunidades, la mayoría de los deportados no prevé intentar de nuevo viajar a EE. UU.
“Las cosas están duras. Hay delincuencia, y los controles son más drásticos”, refirió Carlos López, quien arribó ayer al país.
Según la DGM, del total de deportados de EE. UU., cuatro mil 984 son oriundos de Huehuetenango, cuatro mil 122 de San Marcos, tres mil 427 de Quetzaltenango y dos mil 32 de la capital.