“Luego, la falta de lluvia causó que la poca flor que quedó se secara, por lo que no hay néctar, el elemento básico para las abejas”, explicó.
El viento en el área es fuerte de los usual, lo que causa que la poca la flor se caiga, y que las abejas en vuelo pierdan el rumbo, se queden sin alas y mueran.
Los efectos del cambio climático en la apicultura se han reportado a nivel global.
Según un documento de la agencia de Agricultura de la Comisión Europea, se ha puesto en marcha un plan de vigilancia para las abejas y se buscarán nuevos métodos en beneficios de los apicultores.