Para algunas de las jóvenes residir en áreas marginales en donde los grupos criminales buscan reclutar a menores de edad para cometer algún ilícito se convirtió en la causa de vivir en un refugio estatal, en un lugar donde supuestamente estarían seguras.
Otras resultaron marcadas por un entorno de carencias, con limitado o imposibilitado acceso a la educación, a servicios básicos y recreación son limitados, a lo cual se suman disfunciones familiares.
El abuso sexual es otro flagelo recurrente, que condujo a varias de ellas a mostrar un comportamiento rebelde, hasta terminar en el hogar como medida de “protección”.
Sin embargo, sobre el Hogar Seguro Virgen de la Asunción pesaban señalamientos desde el 2012, cuando comenzó a mencionarse que no cumplía con las condiciones ni estándares internacionales que se demandan para la institucionalización de menores, pero peor aún se hablaba de trata y explotación sexual.
Claman justicia
Al tratar de hablar con las familias, algunas accedieron con facilidad, ya que esperan una respuesta de parte del sistema de justicia, porque consideran que la muerte de las menores no puede quedar impune. Además, claman por que esta historia jamás se vuelva a repetir.
Otras no accedieron a ser entrevistadas, ya que no quieren que se conozcan interioridades de sus hijas, o bien porque no superan el impacto de tal pérdida.
Sin atención
Las 41 menores que fallecieron, y las otras que aún se recuperan en centros hospitalarios o en albergues eran parte de la población de Mi Hogar, un área en donde se concentraban varios perfiles de jóvenes de 13 a 18 años.
Los motivos para ingresar en dicho lugar era fuga de casa, rebeldía, afiliación a pandillas, drogadicción, maltrato, negligencia, violencia sexual, trata de personas y adolescentes migrantes. Las menores se encontraban mezcladas, sin tomarse en cuenta que las condiciones de unas no eran las mismas de otras, lo cual provocaba abusos entre ellas.
Padres y familiares entrevistados señalaron que en algunos casos ellos mismos pidieron que sus hijas fueran ingresadas al lugar, ya que preferían que estuvieran en un “lugar seguro” y no en las calles en donde corrían riesgos, pero durante las visitas sus hijas les comentaban de los abusos cometidos, incluso en ocasiones les observaban marcas de golpes, se quejaban de la comida y otros malos tratos.
Exclusión
En el recorrido para ubicar a las familias, la pobreza, exclusión y riesgos en que vivían las fallecidas son notorias.
En el departamento de Guatemala, la mayoría de las menores crecieron en zonas de alta violencia, por la presencia de pandillas, en donde los servicios básicos son limitados, o bien en municipios en donde a pesar de estar cerca de la ciudad de Guatemala los caminos son de terracería, difíciles de acceder, con escaso transporte público y otras limitaciones.
Las niñas provenientes de otros departamentos padecían condiciones de pobreza aún mayores.
La desintegración de las familias por violencia contra la mujer, alcoholismo o fallecimiento de uno de los progenitores también afectó a varias.
Algunas de las menores no tuvieron mayor acceso a educación, incluso en la mayoría de casos algunas no habían terminado la primaria.
En la audiencia de primera declaración de tres exfuncionarios señalados, desarrollada esta semana, salieron a luz detalles dolorosos del siniestro: 56 menores estaban encerradas con candado, en un área de 47 metros cuadrados, por orden de las autoridades a cargo de su cuidado.
En el momento más intenso del incendio, dicho espacio alcanzó hasta 300 grados centígrados, pero la reacción fue tardía, con lo que quedó en evidencia la falta de protocolos de atención, la ineficiencia del sistema de protección a la niñez y la necesidad de una renovación del mismo.
Las víctimas
- Rosa Julia Espino Tobaro, 16 años
- Indira Jarisa Pelicó Orellana, 17 años
- Daria Dalila López Meda, 16 años
- Achly Gabriela Méndez, 15 años
- Yemmi Aracely Ramírez, 15 años
- Jaquelyn Paola Catinac Pérez, 15 años
- Milenie Eloisa Rac, 17 años
- Siona Hernández García, 17 años
- Josselyn Marisela García, 16 años
- Daily Analí Domingo Martínez, 15 años
- Hashly Angely Rodríguez, 14 años
- Mayra Aide Chután Urías, 16 años
- Yusbelí Maquín Gómez, 14 años
- Skarleth Yajayra Pérez Jiménez, 15 años
- Yohana Desiré Cuy Urízar, 15 años
- Rosalinda Victoria Ramírez Pérez, 15 años
- Madelyn Patricia Hernández Hernández, 14 años
- Sarvia Isel Barrientos, 14 años
- Ana Noemy Morales Galindo, 16 años
- Ana Rubidia Chocoj Chutá, 16 años
- Grisna Yamilet Cú Uluán, 15 años
- Jilma Sucely Carías López, 14 años
- Yoselin Beatriz Ventura Pérez, 15 años
- Melani Yanira de León Palencia, 15 años
- Grindi Yasmin Carías López, 16 años
- Mari Carmen Ramírez Melgar, 14 años
- Keila Rebeca López Salguero, 17 años
- Nanci Paola Vela García, 15 años
- Luisa Fernanda Joj, 16 años
- Sara Noemy Lima Ascon, 17 años
- Estefany Sucely Véliz Pablo, 16 años
- Lilian Andrea Gómez Arceno, 13 años
- Mirsa Rosmeri López Tojil, 16 años.
- Ana Roselia Pérez Junay, 14 años
- Celia María Samary López Aranda, 15 años
- Silvia Milexi Rivera, 17 años
- Iris Yodenis León Pérez, 14 años
- Candelaria Meléndez Hernández, 17 años.
- Kimberly Mishel Palencia, 17 años
- Yosselin Yamileth Barahona, 15 años
- Wendy Anaí Vividor Ramírez, 16 años
Con información de corresponsales Rigoberto Escobar, Ángel Julajuj, Whitmer Barrera, Víctor Hugo Chamalé, Carlos Paredes, Mike Castillo y Rolando Miranda