Para la investigadora social de la Cooperativa costarricense Sulá Batsú, promotora de zonas rurales en Centroamérica, Isabel Rojas, la tecnología ha llegado a proporcionar a los indígenas una nueva manera para que ellos reconozcan sus necesidades y potencialidades.
“La tecnología debería aportar la posibilidad de generar riqueza, que la gente pueda mejorar las condiciones de vida. El saber cuáles son los recursos que tiene la comunidad y que puede llegar a potencializar por medio del uso de la tecnología“, expresó Rojas.
Sin embargo, para la investigadora no es solamente entregar una tableta, computadora, o conexión a internet sino también dar las herramientas educativas para que aprendan a utilizarlas y que no sea solamente una forma de recreo.
Según indicó Rojas, existen muchos casos de éxito en comunidades gracias a la incursión de la tecnología. Como ejemplo mencionó que en Costa Rica varios adolescentes se organizaron y crearon su propia planta eléctrica.
“La tecnología puede que se vea muchas veces como fría y distante, sobretodo por el uso tan excesivo que se le da en el mundo, pero también puede ser un potencial de desarrollo social que va más allá de lo académico y del entretenimiento“, aseveró Rojas.
Pese a la urgencia de incluir la tecnología en las comunidades indígenas, para la experta uno de los retos de los Gobiernos está en invertir en otras necesidades para luchar contra la exclusión social en la que viven.
Datos del Parlamento Centroamericano (Parlacen) indican que un promedio del 20% de la población del Caribe y Centroamérica pertenece a un pueblo indígena o a una comunidad afrodescendiente.
En Costa Rica existen un total de 325 centros educativos indígenas, de ellas 120 cuentan con equipamiento tecnológico o están contempladas para el 2015 para un total de un 37% de cobertura.
Sin embargo, muchas de esas instituciones no tienen las condiciones básicas de infraestructura y además, en algunos casos, los niños deben caminar cinco kilómetros o más para llegar a su centro educativo.
Según la directora de recursos tecnológicos del Ministerio de Educación Pública de Costa Rica, Karla Salguero, la tecnología es una manera de ir dando oportunidades por medio de un objeto para que sea utilizado en procesos productivos, aunque están conscientes que deben solucionar otras necesidades.
“La tecnología es un pretexto para que diferentes sectores nos pongamos de acuerdo y veamos soluciones integrales, pero antes de llegar ahí necesitamos otras cosas básicas como acceso a la electricidad y una infraestructura adecuada“, dijo Salguero.
La funcionaria coincidió en que las herramientas tecnológicas podrían ser un instrumento para mejorar el trabajo y la vida cotidiana en especial en la parte agrícola que es muy explotada en las comunidades indígenas y que necesitan de calendarios y sistemas de riego.
Añadió que si una comunidad se resiste a la tecnologías es “completamente aceptable” y se debe aceptar su creencia, pero como país no se le puede negar la posibilidad de mejorar su proceso educativo.
“El reto es inmenso tenemos una gran responsabilidad. Al final del día lo que nos importa es aportarle al desarrollo del país y un espacio de igualdad de oportunidades para todos los costarricenses que estén en el territorio“, aseveró la experta.
Ambas expertas dieron estas declaraciones posterior a una actividad desarrollada esta semana en Costa Rica, organizada por el Ministerio de Educación Pública, en la cual varios expertos se reunieron para discutir las ideas y emprender acciones que lleven la tecnología a centros educativos.
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