“Así es mi vida. Así ha sido siempre. En donde se presenta necesidad de ayudar, lo hago. Ya no puedo hacer tantas cosas como quisiera, pero desde acá hago llamadas y apelo a las buenas voluntades de muchas personas que me conocen, para recaudar ayudas para necesitados”, expresa.
La iniciativa nace
De acuerdo con doña Berta, nacida el 2 de septiembre de 1913, el servicio al prójimo y la intención de ayudar es algo que las personas ya traen y que no se puede imponer.
Su convicción solidaria coincidió con el altruismo de su esposo.
“Tuve un magnífico esposo, que era una persona muy buena y honrada”, cuenta, y añade que formaron parte del Club de Leones, organización internacional de proyección social.
Las ayudas que mama Berta, de 100 años —llena de vitalidad y entusiasmo—, ha brindado son incontables. Gestiones para construcción de escuelas, recaudación de fondos para bibliotecas, colectas de víveres en desastres naturales, obsequiar juguetes a niños en Navidad y muchas actividades más.
“Me siento muy satisfecha, y aunque es poco lo que he hecho, Dios me ha oído”, dice.
“Lo que más hace falta ahora es amor hacia las personas. Yo creo que lo que a uno se le atraviese que puede hacer, hay que hacerlo”, puntualiza.
Reconocimientos
Ayuda desinteresada
Cuatro paredes llenas de placas, banderines y diplomas que reconocen la labor de doña Berta son parte de sus más preciados tesoros. Recaudación de fondos, víveres y jornadas de ayuda médica son algunas de las actividades que ha organizado por décadas.
UN DATO
96 es el número de descendientes de la centenaria doña Berta.