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Así han evolucionado las comidas y premios de las ferias en la última década

De tostadas, buñuelos y tacos, a garnachas y pizzas. De tamborcitos y pitillos, a linternas multicolor. Así han evolucionado las comidas y los premios de las ferias populares.

Vendedores ofrecen manzanas bañadas en chocolate. (Foto Prensa Libre: Roberto López)

Vendedores ofrecen manzanas bañadas en chocolate. (Foto Prensa Libre: Roberto López)

Dos años de pandemia tuvieron que transcurrir para que la rueda de chicago volviera a girar y las churrerías, garnacherías y ventas de atol resplandecieran otra vez con sus puertas abiertas al público en las ferias populares.

En plena quinta ola de contagios de covid-19, los comerciantes populares ven una esperanza de retomar sus actividades económicas. Y ahora que están de vuelta, hacen un repaso de cómo han cambiado estas festividades que cada año se realizan a nivel nacional.

De ofrecer tostadas, tacos y buñuelos, los comerciantes pasaron a colocar en sus vitrinas pizzas y garnachas mexicanas. De pocillos, canastas y platería de cristal a linternas y muñecos que arrojan luces led multicolor. Así han evolucionado en la última década los alimentos y premios que año con año se realizan en las ferias populares de Guatemala.

Luis Castellanos, presidente de la Asociación de Comerciantes de Ferias Populares de Guatemala (Acofegua), la cual fue fundada en 1991 y cuenta con más de 500 socios a la fecha, cuenta que los gustos e intereses de la clientela los han obligado a comprar mercadería más moderna de los juegos tradicionales que hace 50 años no se veían.

Familias acuden a los tradicionales juegos de las ferias. (Foto Prensa Libre: Roberto López)

“La tradición se mantiene, pero algunas situaciones han cambiado. Hay comidas nuevas. Antes, la tradición eran los buñuelos y molletes. Ahora entró la pizza, los panes americanos y otros como el pan con pierna”, relata Castellanos.

Además, también cambiaron los premios que se dan en las loterías, tiros al blanco, boliches y pesca. Mientras que antes se daban capiruchos, tambores o pequeños camioncitos artesanales, ahora se dan figuras de superhéroes, carros o linternas, por ejemplo, que arrojan destellos de todos colores que tientan la curiosidad de cualquier persona.

Vendedores ofrecen manzanas bañadas en chocolate. (Foto Prensa Libre: Roberto López)

“Ahora van a encontrar juguetes más modernizados, con más luces. Nosotros quisiéramos ser nacionalistas, pero nuestro pueblo no es tradicionalista. Quisiéramos mantener los tamborcitos o los pitillos, pero no nos los consumen. En cambio, cuando es mercadería extranjera, sí les interesa”, relata.

Sin embargo, aunque los premios y comidas cambien, la esencia de las ferias se mantiene inalterable: ser un espacio de convivencia, armonía y recreación para las familias guatemaltecas.

“Los guatemaltecos identificamos el tamal para todos los sábados y los paches para el jueves. Así como tenemos esas tradiciones, no dejemos que muera esta otra tremenda tradición guatemalteca que son las ferias, que no son solo de nosotros, sino de todos los guatemaltecos”, comenta.

Los locales de las ferias se iluminan nuevamente para recibir a los visitantes: (Foto Prensa Libre: Roberto López)

El regreso

La Feria del Cerrito del Carmen, dedicada a Nuestra Señora del Monte Carmelo, inauguró estas últimas dos semanas el regreso de las ferias populares. Y próximamente, también se realizará la de Jocotenango, el 15 de agosto, en honor a la Virgen de la Asunción.

Sin embargo, aunque la festividad resurge tras dos años de encierro, la pandemia no pasó desapercibida para este gremio de vendedores populares. Según la Acofegua, 38 comerciantes populares han perdido la vida tras contagiarse con covid-19 en los últimos años o fallecer por depresión tras sufrir pérdidas económicas.

Por su parte, la Municipalidad de Guatemala informó que para el regreso a las ferias se contará con el apoyo de la Policía Municipal, Policía Municipal de Tránsito, el equipo limpia y verde, bomberos municipales y alcaldías auxiliares.

A nivel nacional, el gobierno había impuesto el uso de la mascarilla obligatoria por medio de un acuerdo del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. Sin embargo, el pasado 14 de junio el presidente Alejandro Giammattei se retractó y aseguró que el cubrebocas sería de uso voluntario, con excepción de transporte público, hospitales y centros carcelarios.

Sin embargo, el mandatario sugirió que se mantuviera su uso en lugares con aglomeraciones, como lo pueden ser las ferias.

Alicia Chang, presidenta de la Asociación Guatemalteca de Enfermedades Infecciosas (Agei), considera que es desacertada la decisión gubernamental de dejar a voluntad de la gente el portar mascarillas o no.

Lo recomendable, dice, es evitar estar en lugares aglomerados, pero si de todos modos se acudirá a estos sitios las personas deben portar cubrebocas.

Chang sugiere que, para mantener medidas de bioseguridad adecuadas, se debiera limitar el aforo en estas festividades para que las personas puedan mantener su distanciamiento social. Además, se debe colocar alcohol en gel en distintos puntos y realizar una limpieza constante de los baños.

“Se debiera de tener una cantidad manejable dentro del área donde se realizará la feria y evacuar personas para que no haya tantas aglomeraciones. Se debe preguntar por síntomas respiratorios en la entrada y pedir que en el recorrido siempre utilicen mascarilla las personas. Porque, por más que sea al aire libre, la nueva variante es sumamente contagiosa”, dice Chang.

 

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