La entidad gubernamental señaló que de los más de 100 temblores, solo 28 fueron sentidos por la población, principalmente por residentes en la zona este del país, con magnitudes que oscilan entre 3.5 y 5.4.
Indicó que, por las características de las señales registradas, “el origen de esta actividad sísmica es atribuido al proceso de subducción de las placas tectónicas Cocos y Caribe, y no representa amenaza de tsunami para El Salvador”.
El MARN agregó que “existe una probabilidad alta que se continúen registrando eventos con magnitudes entre 3.8 y 5.0, en los próximos días,” y que “la probabilidad de un sismo de similar magnitud o superior al evento principal es muy baja, aunque no se puede descartar completamente su ocurrencia“.
El director de la Dirección General de Protección Civil, Luis Amaya, explicó la noche del martes durante una rueda de prensa que, de acuerdo con las evaluaciones rápidas realizadas tras el temblor, se reportan 2 desprendimientos “leves” de tierra, un desprendimiento de roca y un muro colapsado.
Se registraron también dos rescates de personas que “quedaron atrapadas en ascensores” pero “no salieron lesionadas“, añadió.
El sismo de 6,8 en la escala abierta de Richter también sacudió las ciudades de Guatemala, Tegucigalpa y Managua.
El temblor sucedió a las 18.22 hora local (00.22 GTM) frente a la costa del departamento de Usulután (este), 66 kilómetros al sur de la playa El Espino, de acuerdo con información del centro de monitoreo del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Los datos señalan que el sismo tuvo una profundidad focal de 51.48 kilómetros y no existe amenaza de tsunami para El Salvador, sostuvo el MARN.
La mayoría de los sismos que se producen en El Salvador habitualmente tienen su origen en aguas del océano Pacífico y a mucha mayor profundidad.
La última vez que El Salvador fue asolado por los movimientos telúricos fue en 2001, cuando se produjeron dos terremotos de 7.7 y 6.6.