Allí sus compañeros le dieron la bienvenida con cohetillos. “Qué bien se siente estar aquí de vuelta”, expresó Hernández.
Después fue llevado en caravana a su domicilio, en San Bartolomé Milpas Altas. A su llegada, vecinos se acercaron y le decían: “Seguí adelante”.
Abrazos
Cuando ingresaba en su casa, su hija Celeste, de 4 años, salió corriendo a recibirlo y lo primero que dijo fue: “Papi, papi”, y luego lo abrazó y lo besó.
Al llegar a su habitación se sumó su hija Andrea, 2, quien lucía radiante de alegría.
Hernández Martínez expresó: “Ya no hallaba las horas de verlas —al referirse a sus hijas—. Es por lo que estaba luchando en el hospital”.
Mientras tanto, su esposa, Verónica Canahuí, dijo: “Mis hijas lo van a poder seguir disfrutando”, y lloró.
La próxima semana continuará su rehabilitación en la capital, y para ello el Seguro Social le prestará servicio de transporte.
El socorrista fue arrollado el sábado 17 de enero por la noche, por un vehículo cuyo piloto conducía en estado de ebriedad y que colisionó contra una ambulancia en el momento que los bomberos auxiliaban a una persona atropellada, que ya había fallecido.
Podría caminar en un año
Arturo García Aquino, director del hospital, explicó que la evolución clínica del socorrista ha sido satisfactoria.
El médico afirmó que Hernández Martínez podría empezar a caminar sin ayuda en un año, aproximadamente.
Detalló que el bombero ingresó a las 3 horas del domingo al hospital, con una fractura expuesta de grado tres en la pierna izquierda, además de daño neurovascular severo, lo cual significa que ya no tenía pulso y se habían dañado los huesos y músculos, por lo que hubo necesidad de amputar.
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En la pierna derecha presentaba una fractura expuesta de grado dos, en la tibia y peroné. En este miembro se le colocó un clavo intermedular, el cual lo ayudará a consolidar la recuperación y recobrar movilidad.
El facultativo también mencionó que se le colocará una prótesis, aunque señaló que se tendrá que determinar de qué tipo. Las que se colocan en el IGSS son articuladas en la rodilla y en el tobillo, y tienen un pie de descanso, fabricadas de aluminio con una cubierta de hule de espuma color piel.
El mayor de los Bomberos Voluntarios, William de León, indicó que se gestionará un apoyo permanente para el socorrista, debido a que, por su condición, ya no podrá desempeñarse de manera normal.