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Cómo se aprovechan de la desesperación de los animales para cazarlos durante los incendios
Cazadores furtivos se aprovechan de la desesperación de los animales que huyen de las llamas para atraparlos.
En el incendio del volcán de Agua se han consumido bosque que resguarda biodiversidad de flora y fauna. (Foto Prensa Libre: Cortesía Marielos Balam)
El volcán de Agua lleva siete días de ser consumido por las llamas. Considerado un “pulmón verde” para el departamento de Sacatepéquez, la actual pérdida de flora y de fauna es irreparables, según los conservacionistas.
Danny Mazariegos, director técnico del Centro de Rescate Antigua Exotic, menciona que cada año se registran incendios que destruyen cientos de hectáreas de bosque, y mueren animales e incluso personas. De estos siniestros, asegura, el 90% son provocados por el hombre.
En Petén, por ejemplo, desde el 2017 el promedio anual de área afectada por el fuego es de 38 mil hectáreas. El período más severo ocurrió en el 2020 en el contexto de la pandemia del covid-19, cuando la pérdida forestal fue de 56 mil hectáreas, según datos del Concejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap).
Durante la pasada temporada de incendios, para abril del 2023 se habían consumido 502 hectáreas de bosque petenero, equivalente a 672 campos de futbol del estadio Doroteo Guamuch Flores.
El incendio en el volcán de Agua resulta preocupante no solo por la diversidad de la flora y de la fauna que resulta dañada, sino también el deterioro de la microbiota, que son microrganismos que pasan desapercibidos ante el ojo humano, pero que están presentes en los suelos y que son beneficiosos para la regeneración de los bosques después de un siniestro. En el coloso también hay nacimientos de agua importantes para la población local.
Fauna en peligro
La fauna que vive en los bosques por instinto natural tiende a huir al momento de un incendio, sin embargo, no todos los animales pueden escapar de las llamas.
La médica veterinaria Marielos Balán Rodríguez es una de las voluntarias que ha ascendido al volcán en busca de ejemplares afectados para atenderlos. En el camino han hallado algunos calcinados y otros lastimados, pero son pocos, pues la mayoría abandonaron la zona.
“En el área de riesgo observamos aves que tenían un vuelo irregular, pero no fue necesario capturarlas, ya que se constató que al alejarse del punto del incendio pudieron elevar el vuelo, estaban en condiciones de recuperación normal”, dice.
Balán menciona que en el caso de animales silvestres en estas condiciones lo mejor es atraparlos y liberarlos unos metros lejos del incendio. De no hacerlo pueden sufrir miopatía por captura, que es un proceso en el que por el hecho de ser capturados, “liberan demasiado cortisol por el estrés, y eso puede ser una causa de muerte mayor que el hecho de estar lesionados”.
En estos casos lo mejor, según la veterinaria, es observar a la distancia y evaluar si necesitan ayuda médica, y entonces atenderlos.
Al momento se han rescatado algunas pichones, búhos, osos hormigueros y mapaches, según Mazariegos.
Los animales silvestres a diferencia de los domésticos están capacitados para reaccionar ante los incendios, que hasta cierto punto son una situación natural de lo que sucede en los bosques, comenta Balán.
Las aves suelen volar, los mamíferos y reptiles correr para alejarse del fuego, los anfibios buscan quedarse cerca de las fuentes de agua y los animales más pequeños se refugian debajo de las rocas, sin embargo, la intensidad y magnitud de los incendios forestales que han ocurrido en los últimos años rompen con ese orden natural de adaptación y supervivencia, y los pone en mayor riesgo.
Si bien en los primeros días del incendio en el volcán de Agua no ha sido evidente la presencia de fauna silvestre que requiriera asistencia médica veterinaria, esto no significa que no haya ejemplares que la necesiten, ya que el comportamiento natural de los animales es que al estar heridos o enfermos se aíslan para estar lo menos visible posible para no ser depredados, refiere la médica veterinaria.
Mazariegos comparte dicha opinión y dice que los animales, siguiendo ese sentido de autoprotección, huyen de la zona, pero lamentablemente esto es aprovechado por cazadores furtivos, y es lo que está pasando en el volcán.
Comenta que dichas personas colocan recipientes con agua para que los animales sedientos se acerquen a beber, y en ese momento les disparan. Por esa razón junto a División de Protección a la Naturaleza (Diprona) de la Policía Nacional Civil (PNC) monitorean la zona para eliminar esas trampas.
Precisamente, el domingo por la noche se escucharon disparos en el área, y Mazariegos está seguro de que los cazadores furtivos fueron los responsables. Algunos provienen de Escuintla.
Pérdida irreparable
El biólogo Mario Roberto Jolón Morales, subdirector del programa Paisajes Resilientes y Biodiversos del Norte de Mesoamérica de Wildlife Conservation Society (WCS) y miembro del Colegio de Farmacéuticos y Químicos de Guatemala (Cofaqui), indica que cada año se pierden alrededor de 78 mil hectáreas por causa de los incendios, y el impacto que esto tiene en un país biodiverso como Guatemala es alto.
Los puntos de mayor diversidad en el país se ubican en la zona occidental y en el altiplano, así como en las tierras bajas del norte, por lo que los siniestros en estos lugares condenan a la desaparición de especies, en ocasiones endémicas.
Agrega que las áreas protegidas ocupan cerca del 32% del territorio nacional, pero no todas tienen un alto grado de protección. Además, que el país tiene más de 15 mil especies de flora y fauna. Ante situaciones como los incendios, esta riqueza se ve amenazada.
Recuperar la cobertura forestal que está siendo consumida por el fuego puede llevar entre 5 años y una década, menciona Jolón Morales, pero para recobrar la complejidad de los ecosistemas, la biodiversidad que hay en los puntos afectados podrían durar de 10 a 25 años.
Según el biólogo, es necesario no solo tener mayor presupuesto para el combate de incendios, sino también personal técnico y especializado para atender estas emergencias y fortalecer las instituciones estatales encargadas del tema.
En respuesta al incendio del volcán de Agua, la participación comunitaria ha sido importante, así como el apoyo de los voluntarios que se han sumado a sofocar las llamas, coinciden los entrevistados. Recalcan la importancia de trabajar en la prevención y en educar a la población a hacer “las rozas controladas”.
“Lo más importante es el compromiso de las autoridades, que las municipalidades le pongan atención al medio ambiente, y no atender la situación cuando es época de emergencias”, cuando ya es demasiado tarde, dice Mazariegos.