El próximo ciclo escolar será como lo era antes de la pandemia, las jornadas serán en los días y en los horarios habituales tanto para lo establecimientos públicos como privados. Aunque hay retos que ambos sectores deben enfrentar.
Las burbujas que el Mineduc estableció ante la emergencia sanitaria son cosa del pasado, pues ya no habrá distanciamiento en las aulas y el uso de mascarilla será discrecional en los establecimientos.
Diana Brown, de la Asociación de Colegios Privados, menciona que hicieron la solicitud a las autoridades educativas para que las clases fueran “únicamente” de manera presencial, pues en la virtualidad como sucedió durante el último año no resulta beneficioso para los estudiantes, ya que en esa modalidad no tiene la experiencia de compartir con el resto de los niños y maestros, y la parte socioemocional se vio afectada.
Mantener la dualidad -presencial y en línea que adoptaron durante el 2022 muchos establecimientos- tampoco es viable para los centros educativos, pues tendrían que atender a estudiantes que asistan a las aulas y al mismo tiempo a los que estén a distancia. Pero no se puede negar que la virtualidad se ha convertido en una herramienta útil en el proceso de enseñanza.
Con relación a las inscripciones, Brown refiere que las reinscripciones comenzaron aproximadamente en agosto y no han percibido ninguna baja en la cantidad de estudiantes para el 2023. Los de primer ingreso aún tienen posibilidad de matricularse, incluso, hasta en enero.
Durante los años de pandemia, los establecimientos privados experimentaron una baja en su matricula estudiantil. Alrededor de 86 mil estudiantes habrían migrado al sector público. El golpe al bolsillo de las familias como efecto colateral de la pandemia fue una de las principales razones.
El fenómeno se observó en todos los niveles educativos, sin embargo, la preprimaria fue la más afectada, ya que tres de cada 10 niños habrían dejado de estudiar en un colegio. En el preescolar habrían desertado más de 31 mil estudiantes durante el 2020 y 2021, en todos los sectores -público, privado, municipal y por cooperativa-.
A criterio de Brown, este impacto en la preprimaria preocupa pues “esos años son los tesoros del aprendizaje, entonces hay que recuperar lo que no se logró adquirir”.
Por detrás está el nivel básico, con el traslado de uno de cada diez de los colegios a los institutos públicos, según análisis de cifras oficiales realizado a principios de este año.
Adiós a las burbujas
Durante el 2022 los estudiantes volvieron a las aulas en burbujas, manteniendo el distanciamiento de 1.5 metros de distancia dependiendo del aforo que estableció el Ministerio de Salud, pero el próximo año la medida ya no se implementará, pues esto impediría tener a la totalidad de estudiantes en el aula en una misma jornada.
“Estamos con la confianza de que en enero el 2023 vamos a regresar a lo que eran las costumbres de estar en el aula de una manera regular”, señala Brown.
Los protocolos que el Mineduc estableció durante ese año para evitar el contagio del covid-19 entre la comunidad educativa indicaba el uso de mascarilla en espacio cerrados tanto para estudiantes como docentes, esto se volverá opcional.
No se tiene aún el calendario oficial del comienzo del ciclo escolar 2023, pero como ha sucedido en los últimos años, los colegios privados iniciarán en enero para terminar en octubre, y el sector público en febrero para cerrar actividades en noviembre.
Falta mobiliario
En la escuela Aplicación de Belén, en la zona 1 capitalina, están en proceso de preinscripción para estudiantes de primer ingreso, el 5 de diciembre serán las inscripciones en todos los grados.
Los docentes se preparan para recibir de nuevo a las estudiantes en las aulas, sin embargo, les preocupa que el mobiliario se deterioró durante estos años que no se utilizó.
Eva de Loaiza, directora del establecimiento, señala que la mayoría de las escuelas están en la misma situación. Los escritorios están apolillados y necesitan que el Mineduc los cambie.
En la Escuela Oficial Urbana Mixta No. 454 también les hará falta mobiliario y no hay presupuesto para repararlos ni comprar nuevos, lo que complica el regreso a la presencialidad.
Pero no es el único inconveniente, el próximo año los estudiantes volverán a recibir la alimentación escolar en la escuela y los establecimientos carecen de cocinas adecuadas para prepararlos como también de manos para cocinar, pues antes de la pandemia eran los padres de familia los que se involucraban en este proceso, y de nueva cuenta tendrán que hacerlo en el 2023. Cabe recordar que el beneficio se extenderá para niños de enseñanza inicial y adolescente del nivel medio.
“Es diferente la educación a distancia que la presencial, hace falta la interacción del maestro y del alumno para poder enseñar mejor”, dice Loaiza, quien espera que para el 2023 la matrícula estudiantil aumente, pues al estar en burbujas se vio el desinterés de los padres de familia porque sus hijas estudiaran.
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La directora reconoce que el próximo ciclo escolar trae el reto de subsanar las deficiencias de aprendizaje de los estudiantes que dejaron estos tres años de pandemia, por lo que como medida las maestras continuarán con el mismo grupo de estudiantes de este año para poderlo nivelar en el siguiente.
“Ellas sabe cuáles son las debilidades de cada una de sus alumnas. Con base en las deficiencias se aplicará el correctivo durante los primeros tres meses en lectura, escritura, todo lo que es básico en matemática”, dijo Loaiza.
En la Aplicación de Belén sí mantendrá el uso de la mascarilla, así como la aplicación en las manos de alcohol en gel y la toma de temperatura. La directora refiere que el mayor reto el próximo año será que estas medidas se cumplan.
Rezago es evidente
Elizabeth Hernández cursó este año primero primaria. Estudió a través de guías de texto, su mamá, Mayra Zarat, tomó el papel de maestra en casa. Sin embargo, la mayoría de los padres de familia no tuvo el tiempo suficiente para dedicarlo a sus hijos por razones de trabajo, y el que los estudiantes vuelvan a las aulas lo consideran la mejor opción.
La hija de ocho años de Vinicio Patzán también pasará a segundo de primaria, aunque este tiempo trató de apoyarla con las tareas, el proceso de aprendizaje de la menor fue lento. “Los niños se atrasaron muchos con las clases virtuales y las guías. En cambio, en clase el docente les enseña y ellos lo repasan en casa. Uno no es maestro y por más que les explique no es lo mismo. Es mejor que vuelvan a clases presenciales”, dice.
El rezago de los estudiantes lo evidencia tanto padres de familia como docentes, las autoridades del Ministerio de Educación (Mineduc) han dicho que llevará unos tres años recuperarse. Mientras que un informe del Banco Mundial reveló que el país habría perdido 1.5 años de escolaridad por el cierre prolongado de los centros educativos.