Desde aquel 8 de diciembre de 2019 hasta la fecha se registran casi 70 millones de casos positivos y 1.6 millones de decesos por la enfermedad. A partir del 13 de marzo, el Ministerio de Salud ha reportado más de 129 mil personas contagiadas, lo que hace que el país sea el número 58 entre los más afectados —de un total de 191—, de acuerdo con los datos oficiales que recopila la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, uno de los sitios de referencia documental de la emergencia sanitaria.
Eso significa que Guatemala se ubica en el primer tercio de las naciones más golpeadas del mundo, más allá de los señalamientos de que no se han practicado suficientes pruebas proporcionales al número de habitantes.
Por ejemplo, El Salvador, con una población de 6.4 millones, ha hecho 572 mil análisis; entretanto, Guatemala, con 17.2 millones de habitantes, practicó 575 mil. Además, se calcula que el subregistro de contagios puede llegar a 18 por cada persona oficialmente infectada.
En cuanto a los decesos, la situación es menos favorable para Guatemala. Según estadísticas de la misma universidad, se encuentra en la posición 41 con un poco más de 4 mil fallecidos por covid-19, muy cerca de alcanzar a China, país donde se originó el virus.
En Latinoamérica
Si el país se compara con América Latina el resultado es similar. Es el decimosegundo con más contagios; sin embargo, al hablar de decesos es el noveno. En los últimos días se alertó a la población de que a inicios de 2021 puede haber un repunte de casos por las celebraciones de fin de año que implican convivios y reuniones familiares.
Las propias autoridades reconocen que los guatemaltecos parecen haberse relajado. “En muchos lugares se saltan las normas y hay eventos masivos y sin mascarillas, desde conciertos hasta bodas”, expresó la semana última la ministra de Salud Amelia Flores.
Cabe destacar que muchas de estas actividades fueron autorizadas por las autoridades ediles. Esta actitud, añadió Flores, “evidencia que a todo nivel nos estamos despreocupando”. Al inicio de la pandemia en Guatemala los contagios fueron paulatinos, al menos de marzo a mediados de mayo, cuando en Europa se producía la primera gran ola que dejó miles de muertos.
En la segunda quincena de mayo y la primera de junio comenzó el alza alarmante de casos positivos en el país, que se contuvo a finales de agosto. En esas semanas las infecciones oscilaban entre mil y mil 300 diarios. Posteriormente, los contagios oficialmente reportados disminuyeron poco a poco. Hoy se mantienen entre 600 y 800 diarios, aunque algunas veces llegan a 900.
Variaciones
¿Cómo se explica que Guatemala, aparentemente, esté mejor posicionada en cuanto a contagios, pero no en fallecidos? El epidemiólogo José Ortiz comenta que no es tan fácil ocultar los decesos, lo que sí puede ocurrir con las infecciones.
En ese sentido, estima que el subregistro en Guatemala puede llegar a 25 casos positivos por cada persona reportada por el sistema de Salud. Y en cuanto a los fallecidos, se calcula que hay dos más por cada deceso registrado, puesto que mueren en sus casas o en sanatorios donde no les hacen el diagnóstico correcto.
Las autoridades indicaron que este año se observa un exceso de mortalidad de un 50% respecto del anterior, al comparar las estadísticas de fallecimientos del Ministerio de Salud con las del Registro Nacional de las Personas.
Este exceso se ha reflejado más en hombres de las áreas urbanas, lo que coincide con que el hecho de que los varones son más vulnerables al covid.
“Las muertes son las que menos pueden estar en un subregistro, pero con la morbilidad es distinto. Por ejemplo, si yo quiero voy a los servicios de salud, pero si no, no lo hago”, expuso Ortiz.
Además de este factor, añadió el epidemiólogo, hay que considerar que los hospitales privados no reportan todos los casos al ministerio o que la cartera no tiene estadísticas de los contagios de los sanatorios, con el fin de “mantener baja la curva”.
“Para el ministerio (de Salud), mejor si los datos -completos- no se conocen, porque así se mantiene abierto el comercio, cuando el mensaje debería de ser que se abra la economía, pero que se cumpla con el aforo y se mantenga la supervisión adecuada, y “no tapar el sol con un dedo”, criticó el médico.
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¿Nos ha ido mejor?
Con base en las cifras oficiales, a Guatemala le ha ido mejor que a otros países en América Latina. La tasa de decesos por cada 100 mil habitantes es de 25.19, menor a las de Costa Rica, Panamá, Chile o Colombia. Similar comportamiento se registra en contagios, donde la tasa es de 736.97 por cada 100 mil habitantes.
Aunque la ministra Flores calificó de positivo el comportamiento de la pandemia en Guatemala y lo atribuyó a la “responsabilidad” de los ciudadanos, que hizo que la situación “esté como está a diferencia de otros países”, lo cierto es que desde hace semanas las calles y centros comerciales están concurridos y se descuidan las normas de protección.
Julio Valdez, antropólogo y catedrático universitario, hizo ver que excepto en los países “con elevadísimos niveles de democracia”, en el resto hay motivos para dudar de que los datos sean siquiera cercanos a la realidad, lo cual, a su criterio, incluye a América Latina, África y Asia.
Considera que en Guatemala no hay razones para creer que los números sean mejores que los del resto de países de la región, porque no se han hecho cosas distintas. Estas cifras podrían obedecer, advierte, a que no se hacen suficientes pruebas y que muchos ya no acuden a los servicios de salud pública.
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“Los guatemaltecos no nos estamos cuidando más que en México o el resto del Centroamérica, por lo que los datos deberían reflejar eso”, subrayó Valdez, al señalar que si las autoridades de Salud pretenden destacar una supuesta actitud de precaución de los ciudadanos “es para justificar que las campañas de prevención limitadas han tenido éxito”.
“Sigue habiendo un manejo político de la pandemia. Mire a la canciller alemana —Ángela Merkel— para darse cuenta cómo un funcionario debe reaccionar en una democracia fuerte. Es del primer mundo y reconoce que Alemania está teniendo cientos de muertes al día”, subrayó.
Ortiz sostiene que, a juzgar por el número de fallecidos, el país ya se encuentra en una segunda ola de contagios que pudo haberse evitado, lo que también se comprueba con el hecho de que las emergencias comienzan a saturarse, a pesar de que las autoridades aún hablan de que está por venir.
Por esa razón recomienda tratar de cumplir lo más que se pueda las recomendaciones básicas durante las fiestas de fin de año: lavado de manos, distanciamiento y uso adecuado de mascarilla. De lo contrario, esta segunda ola podría ser peor que la primera.