¿A qué edad empezó a correr?
A los 6 años, pero me ausenté por un tiempo porque no tenía quién me promoviera, luego apareció don Hilario Tzul Botzoc, quien me invitó a correr con su grupo a Purulhá, en el año 1991. En esa oportunidad gané, a pesar de que corrí descalza y con traje típico, venciendo a las corredoras de Salamá, Baja Verapaz. Esa fue mi primera participación y salida de Chamelco. Yo no conocía ni siquiera Cobán. Don Hilario me pagó todo. Gané y me dieron de premio Q100, dinero que guardé por dos años hasta que tuve necesidad de usarlo.
¿Por qué empezó a correr?
El profesor me invitó a correr la carrera escolar del 15 de septiembre, en la que el premio era una muñeca que lloraba. Yo deseaba ganarla porque mi mamá no tenía dinero. Había corredoras de varias escuelas, delgadas, altas, y yo era pequeña, pero mi motivación fue la muñeca, y gané.
¿Qué triunfos le hacen sentir más satisfacción?
Los premios más importantes fueron en la carrera de Cobán, en 1999, fui la mejor cobanera y me dieron Q12 mil, allí fue cuando empecé a ahorrar y con el tiempo pude construir la casa que tengo ahora. También el premio de estar en 19 países, dos mundiales, no cualquier persona de mis condiciones puede llegar, una mujer indígena y máxime de Alta Verapaz.
Lo que me recuerdo de los mundiales es que era como si estuviera en el mundial de futbol, uno llora, saca lágrimas cuando está en la inauguración o clausura, porque uno no sabe si puede volver a ese lugar. Gracias a Dios viaje a dos países: a Edmonton, Canadá, en el 2002, y a Veracruz, México, en el 2001.
¿Por qué correr se convirtió en algo importante en su vida?
Por necesidad. Ganar aquellos Q100 me motivó. Empecé a trabajar muy pequeña, sufrí mucho y mi mamá, por ser madre y padre al mismo tiempo, no pudo darme estudio.
Tampoco busqué el deporte para hacer negocio, pues disfruto correr. Hubo momentos difíciles, pero el profesor Jorge Coy me decía que debía aguantar, porque gastaba física y económicamente. Luego la empresa Corporación San Francisco comenzó a patrocinarme, lo hace hasta la fecha.
Al inicio lloraba al ver a Elsa Monterroso, Aura Morales, Violeta Barillas y otras atletas que sí ganaban las carreras. Yo me ponía triste, pero aguanté siete años hasta que gané.
Correr para algunos es huir, para otros es apurarse porque tienen poco tiempo, para otros es salud, ¿qué pasa por su mente mientras corre?
Por mi mente pasa, como usted dice, huir de alguien que lo está persiguiendo. Ahí se ve la capacidad del que está corriendo y del que viene atrás.
También pasa por mi mente la salud, ahora que tengo 42 años veo que el deporte me ha ayudado tanto física como psicológicamente.
¿Por qué corría descalza?
Costumbre de niña y porque tenía mucha necesidad. Cuando empecé a ganar las carreras intenté correr con zapatos, pero lo primero que hice al llegar a la meta fue tirarlos.
¿Qué se necesita para desarrollar la disciplina del deporte?
Voluntad, entrega y disciplina. Si alguien lo está dirigiendo a uno, hay que hacerle caso, porque él sabe lo que dice.
Lo de la voluntad y entrega lo digo porque hay que llegar al lugar del entreno a la hora indicada. No se vale fallar.
¿Qué cosas nunca debe hacer un corredor profesional?
Lo que nunca debe hacer es olvidar lo que el preparador le ha dicho, lo debe llevar en la mente, las indicaciones y reglas.
Yo hice mucho caso a mi entrenador, Jorge Alberto Coy, él me indicaba qué era lo que debía hacer y en qué momento rematar o mantener el paso.
¿Cuáles han sido las dificultades que ha tenido personalmente para ser una profesional en las competencias?
El estudio. Me costó bastante. Tuve que aprender a hablar castellano en las mismas competencias. Me costó encontrar direcciones en la ciudad, me perdí varias veces en lugares. La vida deportiva me ha llevado a aprender muchas cosas.
Usted apoya a otros atletas jóvenes que no tienen recursos, ¿con qué dinero lo hace?
Gracias a Dios, Francisco Córdova y Marina Catalán de Córdova, de la empresa Corporación San Francisco, me apoyaron económicamente, sin ningún interés, durante 16 años consecutivos.
Luego, descansé por ocho años y retorné como entrenadora y corredora al mismo tiempo. Fui a platicar con ellos nuevamente y les comenté mi intención de enseñarles a niños y jóvenes, y volvieron a abrirme las puertas para pagar inscripciones, pasajes y alimentación. Y a través de esta tienda Piecitos de Jade, complemento cuando no alcanza el dinero. Mi esposo, Manuel Tupil, y yo apoyamos el aporte; él me ha guiado y aconsejado, y hacemos esto sin interés.
¿Alguna vez se ha sentido derrotada y con ganas de tirar la toalla?
A veces, por enfermedad y cansancio, pero gracias a Dios tengo un hombre a mi lado que me apoya y me tiene paciencia para que atienda más a los jóvenes en sus entrenamientos y a la comunidad como alcaldesa auxiliar.
¿Cuál es el gran reto que tiene?
El gran reto es lograr que otra niña o niño de la aldea o el pueblo se destaque en el atletismo a nivel nacional e internacional. Tengo 37 alumnos y cinco de ellos sobresalen bastante.
PERFIL
Una vida con buen paso.
Dedicada por completo a la disciplina deportiva del atletismo, Herlinda Xol usa cada una de sus experiencias y vivencias para enseñar y desarrollar nuevos talentos deportivos.
Lugar de nacimiento: Cobán, Alta Verapaz.
Edad: 42 años
Estudios: Tres años en la escuela Carlos Ponce Archila. Concluyó el nivel primario en escuela nocturna. Primero y segundo básico los completó en el Instituto Guillermo Alonso Argueta.
Se casó a los 32 años, con Manuel Tupil Cho.
Hijos: Cristian Manuel Tupil Xol, 10 años, y Mynor Rolando Tupil Xol, 5.
El mayor de sus hijos comienza a destacar en las carreras y ya ha ganado cuatro trofeos.
Entre los valores que inculca a los niños está el respeto a las personas, saludar siempre a la gente, ser humildes y sencillos, no cambiar su forma de ser si se destaca en algo.
Entrena a niños y jóvenes de la aldea San Marcos y comunidades aledañas como Cojilá y Saquihá.
Entre los corredores que admira está Alfredo Arévalo, por su humildad y sencillez, que es lo que trata de transmitir a sus atletas.
Regalo especial recibido: la orden Juan Matalbatz y la Orden Ixmucané
“En las comunidades hay jóvenes y niños que quieren sobresalir. Hay que ir a buscar estos talentos a su lugar de origen”. Herlinda Xol, entrenadora.
“Mi madrina me enseñó cómo trabajar, y luego construí mi casa y puse esta tiendita con mi esposo”.Herlinda Xol, corredora y entrenadora.