Entre los riesgos figura la falta de acceso al agua potable y la reducción de áreas para cultivos y el aumento de la sequía.
Además, reconoce que “a pesar de los esfuerzos que se hicieron durante el año en pro del ambiente, ha sido difícil frenar su deterioro”.
Según el panorama que advierte el Marn, las condiciones climáticas habrán cambiado en más del 50 por ciento en el territorio guatemalteco para el 2050 y en más del 90 por ciento para el 2080.
Según datos del Marn, del 2002 al 2011, la oferta de agua por habitante ha disminuido 25 por ciento, solo al considerar el aumento de la población.
Además, del total del territorio, el 28 por ciento está subutilizado y 25 sobreutilizado, lo que impacta en forma negativa en la productividad de los suelos, así como en la disminución en la disponibilidad de alimentos.