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Desastres naturales en Guatemala: El deslizamiento que ocurrió hace 20 años en San Marcos similar al de Casillas, Santa Rosa

Dos tragedias con una diferencia de 20 años, una en San Marcos y la otra reciente en Santa Rosa, muestran cómo los análisis de riesgo no han evitado la magnitud de desastres naturales como deslaves.

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Deslizamiento en Casillas, Santa Rosa

Vista del deslizamiento de tierra en la aldea Las Minas, Casillas, Santa Rosa, donde pobladores se hallan alarmados. (Foto Prensa Libre: María José Bonilla)

El 24 de abril de 2023 ocurrió un deslizamiento de tierra en un cerro de la aldea Las Minas, Casillas, Santa Rosa, que causó la muerte de un niño. El deslave dejó, además, nueve viviendas soterradas y otras diez en alto riesgo. Antes de que ocurriera este incidente se habían elaborado estudios que alertaban de la situación.

Un caso parecido, aunque más trágico, ocurrió el 23 de abril de 2003 en una comunidad de San Marcos. Aquella vez un alud en el cerro Cocol soterró tres viviendas habitadas por 22 personas en el caserío Chichicaste, aldea Chim del municipio de San Pedro Sacatepéquez.

El ingeniero geólogo Manuel Mota Chavarría, especialista gestión de riesgos y quien laboró en el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) y en la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) asegura que este tipo de desastres no se pueden evitar, pero sí reducir el impacto.

Puso como ejemplo el caso del cerro Cocol en la aldea Chim, San Pedro Sacatepéquez, San Marcos en abril de 2003, y asevera que en Casillas pudo haber ocurrido lo mismo. Había estudios, pero no hubo un seguimiento y reacción para evitar una tragedia mayor.

“Se esperaba reacción, per no se hizo nada”

Mota Chavarría recuerda que en 1999 evaluaron la zona en San Marcos e identificaron grietas. “En el 2002 la Conred incluyó el lugar como zona de alto riesgo, se hizo una visita y la grieta que era de un metro de altura ya alcanzaba los 15”, expuso Mota.

“Se hizo un nuevo informe y se esperaba una reacción rápida, pero no se hizo nada y en abril del 2003 ocurrió el deslizamiento. En Casillas da la impresión de que algo similar pasó”, argumentó.

Y así fue. Un informe de fecha 30 de noviembre de 2022 elaborado por Ana Cristina Rodríguez Alvarado de la Dirección de Mitigación de Conred, revela que en el sector existe un área de explotación de materiales para carreteras (balasto), en donde han ocurrido desprendimientos de material debido a la explotación de la ladera.

El reporte también señalaba que no habían viviendas en el entorno cercano al área evaluada, pero que la carretera podría quedar obstruida si ocurría algún deslizamiento, y podría dejar incomunicada el área. Y así ocurrió.

Ambas tragedias fueron alertadas

Veinte años separan a cada una de las tragedias. El denominador común es que ambas fueron alertadas por las autoridades mediante estudios científicos.

El 1 de julio de 2002 Prensa Libre publicó la noticia del riesgo de desastre en esa comunidad localizada a 260 kilómetros de la capital guatemalteca, cuyos pobladores se dedicaban a trabajos agrícolas.

Los informes de la alcaldía comunitaria detallaron que 51 casas estaban en peligro por los hundimientos, principalmente viviendas tres familias que quedaron soterradas el 23 de abril de 2003, cuando después de las 4 horas se desmoronó gran parte del cerro.

El ingeniero geólogo Manuel Mota Chavarría critica que aunque había estudios desde febrero pasado, que hicieron las autoridades con ello. No cree que una lluvia de un día haya provocado eso.

Otros desastres naturales en Guatemala

Para Alejandro Maldonado, exdirector ejecutivo de la Conred, en la historia han ocurrido tragedias que han sido alertadas mediante estudios y análisis de entes científico. Sin embargo, aclara, muchas veces no se ha hecho nada y eso ha impactado negativamente, principalmente, en la cantidad de víctimas mortales.

Por ejemplo, el caso de El Cambray 2, en Santa Catarina Pinula, Guatemala. El 30 de septiembre del 2015, el pertinaz aguacero partió en dos una montaña que horas más tarde, el 1 de octubre,  sepultó con rocas, árboles y lodo unas 125 viviendas y a 280 personas. Todas murieron.

Maldonado asegura que él firmó la declaratoria de lugar de alto riesgo para vivir y que las familias debían buscar otro lugar donde residir.

En 2014, explica, la municipalidad de Santa Catarina Pinula, a cargo del alcalde Antonio Coro, quien enfrenta proceso penal por homicidio culposo, les pidió que confirmaran esa declaratoria. Y así lo hicieron. No se reubicó a las familias y ocurrió la tragedia.

Otro caso fue la erupción de volcán de Fuego el 3 de junio de 2018. Catalogado como el peor desastre natural del país en tiempos modernos, dejó 202 muertos y 229 desaparecidos, según el gobierno de Jimmy Morales, aunque varios organismos insisten en que fueron muchos más, quizás más de 15 mil.

Maldonado recuerda que en este caso pasó lo mismo. No se atendió como debía la alerta que había emitido el Insivumeh desde tempranas horas. Ese día falló el sistema Conred y pudo haberse evitado muchas muertes.

Pero para el especialista la tragedia por no seguir los protocolos posterior a las alertas, también ocurre por no respetar las normas legales establecidas.

Maldonado pone como ejemplos el incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción el 8 de marzo de 2017 donde murieron 41 niñas y la estampida humana en un concierto musical el 14 de septiembre de 2022 durante Xelafer. En esa oportunidad murieron 9 personas y 20 más resultaron heridas.

“Hay normas vigentes que no se respetan para este tipo de actividad, pero también hay alertas que se declaran mediante estudios que no se cumple el seguimiento. Eso provoca la tragedia”, explica Maldonado.

Pero eso sí, argumenta, hay casos en los que se han seguido protocolos, basados en alertas previas, y se ha evitado la pérdida de vidas humanas.

El exdirector ejecutivo de Conred ejemplifica con los casos de la erupción del volcán de Pacaya y la tormenta tropical Agatha. En el caso del coloso, registró una potente erupción el 27 de mayo de 2010. Solo una persona murió, lamentablemente. Fue un periodista de televisión que cubría la noticia.

“Aquella vez se siguieron los protocolos y se evacuaron a 7 mil personas. Hubo más viviendas destruidas por el volcán de Pacaya que el de Fuego, unas 400 casas, pero la cantidad de victimas mortales se redujo a una”, explica Maldonado.

Diecinueve comunidades cercanas al volcán de Pacaya, en los departamentos de Guatemala y Escuintla, fueron evacuadas preventivamente hacia centros o salones municipales, así como salones de iglesias y escuelas que se habilitaron para brindar la atención a las personas afectadas y damnificadas por la erupción.

Mientras que por la tormenta tropical Agatha, el 29 de mayo de 2010, fue uno de los ciclones más mortales del Pacífico Este, en los últimos años. A pesar de que hubo 174 víctimas, se pudo evacuar a otros cientos de comunidades por la respuesta inmediata.