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Educación inicial tiene más recursos y menos cobertura

Programa Acompáñame a Crecer aumentó en el último año en presupuesto pero su cobertura se limita a ocho departamentos.

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Los primeros años de vida, según datos científicos,  son determinantes para el desarrollo cognitivo, físico y emocional de una persona; de ahí la importancia de la educación inicial. (Foto Prensa Libre: Unicef Guatemala)

Los primeros años de vida, según datos científicos, son determinantes para el desarrollo cognitivo, físico y emocional de una persona; de ahí la importancia de la educación inicial. (Foto Prensa Libre: Unicef Guatemala)

El programa de educación inicial del Ministerio de Educación “Acompáñame a Crecer”, dirigido a niños de 0 a 4 años, tiene la cobertura más baja del sistema educativo.

Este año atiende a 42 mil 658 infantes en Alta Verapaz, Chimaltenango, Chiquimula, El Progreso, Guatemala, Quiché, Sololá y Totonicapán, de acuerdo con el Sistema de Registros Educativos (Sire), del Mineduc.

Esta cobertura representa el 2.3% de una población calculada en un millón 855 mil 091 para este grupo de edad en el 2023, de acuerdo con las proyecciones de población del Censo 2018 del Instituto Nacional de Estadística (INE). Es decir, la mayoría de los niños en sus primeros años de vida están fuera del sistema educativo.

A pesar de la escasa cobertura, el nivel de educación inicial casi cuadruplicó su presupuesto este año. De un monto de Q11.8 millones en el 2022 ascendió a Q43.6 millones. Sin embargo, ha tenido una de las ejecuciones más bajas: 12.6% hasta julio pasado, según el Sistema de Contabilidad Integrada (Sicoin) del Ministerio de Finanzas Públicas.

Con una baja cobertura, más presupuesto, pero, además, invisibilizados, el programa de Educación Inicial (No. 18) para este grupo de edad, implementado a nivel de hogares y a través de los Centros Comunitarios de Desarrollo Infantil Integral (Cecodit), no aparece en las estadísticas de la cartera educativa; solo por requerimiento de la Unidad de Acceso a la Información.

Baja ejecución

El programa “Acompáñame a crecer” tuvo al principio una asignación modesta, durante la administración de la ministra Claudia Ruiz. En el primer año de gobierno recibió Q9.7 millones y en el 2021 el presupuesto vigente se elevó a Q11 millones 145 mil 185.

En el siguiente año, la asignación inicial fue de Q20.9 millones, cifra que quedó reducida a Q11 millones 816 mil 343, de acuerdo con el Sicoin.

En el 2023 se elevó la asignación vigente a Q43.6 millones. El detalle del gasto fue el siguiente: Q15.4 millones para personal supernumerario, Q10.9 millones en complementos específicos al personal temporal, Q6.8 millones en impresión, encuadernación y reproducción (0% de ejecución) y Q2.3 millones al seguro médico escolar, entre otros rubros.

Los niños de 0 a 4 años también fueron parte del Programa de Alimentación Escolar, que les asignó Q22.7 millones de un presupuesto total de Q3 mil 174 millones, de acuerdo con lo reportado por la Unidad de Acceso a la Información del Mineduc, con datos del Sicoin.

En las cifras absolutas, para el Mineduc este programa representa un rubro pequeño, pues el presupuesto general de este año es de Q22 mil 018 millones 415 mil 300. Solo el nivel primario representa el 50% de la asignación de esa cartera ministerial.

 

Etapa clave

Atrapar una pelota, saltar la cuerda o desenroscar un frasco forman parte de las destrezas y habilidades aprendidas en los programas de educación inicial. Estos involucran a madres como Francisca, quien le enseña a su hija Aracely, de 1 año, cómo reconocer a su papá en una foto, tal como se observa en algunos videos oficiales.

Los estudios científicos han demostrado que los primeros años de vida son determinantes en el desarrollo cognitivo, físico y emocional de una persona. Desde la gestación hasta los primeros dos años es cuando el cerebro crece más del doble y se genera la mayor cantidad de conexiones neuronales. De ahí la importancia del aprendizaje en esta etapa.

“Durante su formación, en el embarazo y primera infancia, el cerebro consume del 50 al 75% de toda la energía y nutrientes que absorbe el cuerpo. Por eso la nutrición inadecuada en esta etapa puede afectar la estructura del cerebro”, explica Cecilia De Bustos, oficial de nutrición del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Además, numerosas investigaciones demuestran que en esta etapa la interacción cálida y afectuosa entre los niños pequeños y sus padres, y sus cuidadores, mejora en forma positiva y permanente la capacidad de aprendizaje, lo cual puede cambiar la función cerebral de por vida, añade la experta.

Mismas condiciones

Alta Verapaz es el departamento que tiene la mayor cobertura de este programa. Es allí donde un gestor educativo comunitario, que pide no ser citado, cuenta la realidad que viven para efectuar su trabajo. Él comenzó a laborar como parte de los 98 gestores/promotores que inauguraron el programa, en 2019. Entonces atendía cuatro comunidades en dos municipios vecinos. “Durante la pandemia, el programa funcionó solamente a través de guías educativas”, indica.

Sin embargo, el entusiasmo del primer año se ha convertido en tedio, pues el trabajo se ha duplicado. Ahora atiende hasta 10 comunidades, que representan hasta 571 niños de unas 515 familias.

El gestor explica que el programa requiere de educadoras comunitarias, a quienes se debe capacitar. Para los niños de 0 a 1 año se trabaja en forma individual, mientras que con los de 2 a 4 años la metodología es grupal. Las visitas a cada lugar se hacen cada 15 días, y reparte el tiempo entre el trabajo pedagógico, entrega de alimentos y administrativo, como llenar planillas de peso y talla, entre otros registros.

Al principio, cada gestor tenía la meta de inscribir a 40 niños a su cargo. En comunidades pequeñas era un logro complicado, pero en otras la población rebasaba la cantidad con hasta 128 menores. “Nos pidieron elevar la cobertura. Con el mismo salario, ahora tengo más responsabilidades, no tengo viáticos, debo cubrir mi transporte e incluso materiales”, comenta.

Parte del problema es el tiempo y la distancia para llegar a las comunidades, además de que la capacitación se dificulta, pues muchos pobladores no saben leer ni escribir. Además, deben entrenar a las madres. “No nos damos abasto. A veces los esposos nos dicen que ellas —sus mujeres— están haciendo nuestro trabajo. Y a las autoridades les interesa cantidad, no calidad de enseñanza, y para eso necesitamos más personal”, afirma.

Vacío educativo

El programa “Acompáñame a Crecer” fue inaugurado en el 2018, impulsado por el ministro Óscar Hugo López, y se creó por acuerdo gubernativo 3512-2018, con base en la Ley de Educación Nacional, artículos 29, 43 y 44, que enmarcan el concepto y sus finalidades.

El programa fue concebido en una modalidad alternativa y flexible, dirigido a niños de 0 a 4 años, con sus familias, mujeres gestantes y madres lactantes, con un enfoque integral en derechos humanos.

Un año después comenzó a operar en cinco departamentos: Sololá, Alta Verapaz, Chiquimula, Quiché y Totonicapán, y 25 municipios del país. Estos funcionaron en 400 centros comunitarios de Desarrollo Infantil Temprano (Cecodit), con una participación comunitaria en una cobertura inicial de 18 mil 740 niños. En cada departamento había un coordinador departamental y 20 gestores educativos. El presupuesto calculado para su funcionamiento era de Q11.4 millones.

Durante el acto inaugural, en Alta Verapaz, López expresó: “Pasaron más de 25 años para que se reconociera que la educación para los niños de 0 a 4 años debía ser atendida de manera organizada”.

“Es un momento histórico. Después de 28 años se cumple la Ley de Educación Nacional para atender a los más pequeños”, añadió el entonces viceministro Héctor Canto.

Sin embargo, existen antecedentes. A finales de 1984 se creó el proyecto de atención integral (Pain)m por acuerdo ministerial 1-1191, dirigido a los niños de 0 a 6 años —primera infancia—. Fue dirigido por el Mineduc y el Ministerio de Salud, para atender a los menores en pobreza y pobreza extrema y a sus padres. Sin embargo, se fue perdiendo, en parte, por la falta de educadores, recuerda López.

El programa “funcionaba con fondos de la cooperación internacional, pero por falta de acompañamiento y de incentivos se diluyó hasta convertirlos actualmente en escuelas de párvulos”, añade Canto.

Por décadas, el aprendizaje de los más pequeños quedó relegado a los cuidados en los hogares o guarderías.

En 2019, el primer año de funcionamiento, arrancó con una cobertura de más de 18 mil niños. Con el actual gobierno ha aumentado, aunque, al parecer, en los dos años siguientes fue prácticamente abandonado, por la pandemia, de acuerdo con Canto.

En el 2022, según los registros de Cecodit, se tenía una matrícula de 35 mil 663 niños en seis departamentos: Alta Verapaz —40% de la matrícula—, Chiquimula, Jutiapa —solo 20—, Quiché, Sololá y Totonicapán.

Este año aumentó la cobertura a más de 42 mil niños, atendidos en ocho departamentos: Alta Verapaz, Chimaltenango, Chiquimula, El Progreso, Guatemala, Quiché, Sololá y Totonicapán. Los menores matriculados asisten a un total de 1,147 Cecodit, ubicados en los mencionados departamentos, de acuerdo con datos del Mineduc.

Otros programas

Belia Meneses, directora ejecutiva de United Way, organización que vela por la primera infancia, considera que el enfoque no debe centrarse solo en el programa “Acompáñame a Crecer”, ya que existen otros en los cuales debe prevalecer el aprendizaje integral. “Hemos insistido con la ministra Ruiz en que solo se necesita fortalecerlos”, comenta.

En cuanto al presupuesto en alimentación escolar, considera que el objetivo es elevar la ejecución presupuestaria, pero esto no se refleja en mejora de cobertura ni calidad educativa.