Jennifer se ve pálida. Su vientre, abultado por los cuatro meses de embarazo, contrasta con su baja estatura y delgadez. Su rostro refleja menos de los 13 años de edad que dice tener, y su madre la acompaña a todas partes. Ellas viven en Jutiapa.
“El que le hizo esto tiene 20 años y la buscaba en la escuela. Fueron novios durante ocho meses y nunca supimos nada, hasta que una noche ella se fue con él”, relata la madre, mientras la niña escucha y baja la mirada.
Los padres de Jennifer activaron la alerta Alba-Keneth la tarde que esta desapareció. El novio, por temor, se presentó al siguiente día para “pedirla”, pues quería vivir con ella.
“¿Cómo iba a dar a mi hija? Lo denunciamos y está preso”, relata la madre de la menor.
Además de Jennifer, dos menores de 14 años conversaron con Prensa Libre. Asistieron a consulta prenatal en el centro de salud de la cabecera departamental.
¿Su embarazo fue voluntario? “Sí”, respondieron las dos. “Fue por mi gusto que estoy así”, dijo Karina, y Raquel aseguró que está arrepentida.
Aunque la respuesta fue “sí”, los embarazos en niñas menores de 14 años se catalogan como violencia sexual. Juzgarlas sería fácil, por eso hay que preguntarles qué causó que buscaran esposo a temprana edad.
En Jutiapa es común que las mujeres se casen muy jóvenes. Existen comunidades donde a los 19 años se les cataloga como “solteronas” si aún no están casadas o tienen un hijo. Así lo confirmó la madre de Jennifer, quien rompió con el paradigma.
“Ella trabajaba”
La expareja de Carolina, quien se embarazó a los 14 años, cree que para el cuidado de su hijo son suficientes Q200 mensuales. Esta menor, residente en Retalhuleu, fue devuelta a su madre por no haberse dejado golpear por el conviviente, de 21 años, y la madre de este.
“Ella tenía un empleo, y allí conoció a su novio. Nosotros le dijimos a él que si la quería viniera a la casa. No se hizo el rogado, pero no fue tanto el amor que le tuvo, porque hace un año dejó a mi hija con su bebé y no los busca”, lamentó la madre de la adolescente.
La vivienda de la familia de Carolina es sencilla, fabricada de lámina y con piso de tierra. La entrevista se llevó a cabo en el patio, en donde un perro muy flaco protegía a sus dueñas y a cuatro niños pequeños.
“Lo que mi esposo gana no alcanza. Si se enferma el bebé hay que llevarlo al doctor. Tengo hijos pequeños, tengo gastos con ellos, pero vamos a ver qué hacemos”, comentó la madre de la menor, quien deberá contratar a un abogado para seguir el caso de manutención que se ventila en el Juzgado.
“Muchas muchachas se han casado a esa edad. Es la costumbre, porque dicen que antes las niñas de 13 y 14 años se iban con sus maridos”, dijo.
“Me asusta”
Karina, de 14 años, confiesa que estaba informada sobre el riesgo de quedar embarazada por tener relaciones sexuales sin utilizar métodos anticonceptivos. No le importó y accedió a convivir con su novio, de 20.
“Me asusta un poco, pero ya me dijeron cómo bañarlo y cómo cambiarle el pañal”, asegura.
La menor también sabe que está en peligro, por ser tan joven. “No es bueno tener un hijo a mi edad, porque la matriz no está bien desarrollada”, expresó. Esta niña dejó la escuela antes de su embarazo y tiene planeado trabajar porque quiere que su hijo estudie.
¿Por qué decidiste tener un hijo tan joven?, se le preguntó. La primera respuesta fue una sonrisa tímida mientras observaba hacia todos los lados, como buscando una salida. “Cuando lo conocí me enamoré mucho de él y por eso accedí”, dijo.
*Los nombres son seudónimos
Retalhuleu
“La violó un mototaxista”
Susana sufrió un cambio brusco en su vida cuando tenía 12 años. Al salir de la escuela -cursaba sexto primaria-, el conductor de un mototaxi la subió a la fuerza al vehículo y se la llevó a una casa abandonada, donde abusó de ella. Quedó embarazada.
De ese suceso ya pasaron dos años. El niño crece y a veces Susana lo rechaza, pero su madre y su abuela la apoyan para que su pena sea menos pesada.
Este año Susana busca obtener una beca para estudiar la secundaria, pues perdió la que tenía por el embarazo.
Ella quiere graduarse de Perito Contador y trabajar para que su hijo estudie y “sea un buen hombre”.
La agresión contra Susana no ha sido atendida por la fiscalía en Retalhuleu. El violador pasa a veces en su mototaxi frente a la casa de la niña.
“Pusimos una denuncia, pero ya pasó el tiempo y el hombre que le hizo esto a mi hija continúa libre. Ni siquiera hay orden de captura en su contra”, aseguró, angustiada, la madre de Susana.
La adolescente, hoy de 14 años, parece no entender todavía lo que le pasó. Sentada en una silla plástica, frente a su vivienda, cuenta que durante el embarazo solo sintió náuseas y que no ha sido difícil cuidar al bebé. Su rostro triste y su mirada perdida hacen pensar que perdió más que una beca.
Jutiapa
“Me sentía sola”
Raquel tiene 14 años y siete meses de embarazo. Asegura que está asustada, pues nunca pensó que la responsabilidad de ser madre fuera tan grande.
“Me sentía sola. Mi mamá se la pasaba trabajando y nunca hablábamos, y mi papá me decía que yo no era su hija y me rechazaba. Mi novio me dijo que me quería y por eso me fui con él”, responde con sinceridad.
Raquel cree ahora que sería mejor estudiar y trabajar para comprarse sus propias cosas. “A las niñas de mi edad le digo que no sean tontas, que piensen bien lo que hacen; ser mamá no es fácil”, afirma.
Retalhuleu
“No hablé con ella”
El padre de Alfonsina, quien se embarazó a los 13 años, abraza a su nieto de tres meses de edad mientras cuenta que su vida cambió cuando el niño nació. “Ahora me desvelo y no estaba acostumbrada a eso”, dice la menor.
Alfonsina vive con su esposo, de 18 años, y su suegra, en una comunidad a más de 50 kilómetros de Retalhuleu, donde el camino de terracería hace más difícil el acceso.
“Yo hablé con mis hijas grandes sobre tener relaciones sexuales y los riesgos, pero con Alfonsina no, porque era una niña y no creí que fuera a hacer esto”, asegura el padre, quien tiene una nuera de 15 años.
Sacatepéquez
“La vino a disculpar”
Saida tiene 14 años y es madre de una niña de dos meses. La familia todavía no entiende por qué decidió irse con su novio, de 20. “Como a los ocho días él vino a disculparla. Traía un canasto con cosas, y como ya se había ido con él se fueron a vivir juntos”, relata una tía de la menor.
El embarazo ocurrió tres meses después, y a los cinco meses de gestación Saida se escapó porque el joven la golpeó durante una de sus frecuentes
borracheras.
El padre de Saida tiene 29 años y ya es abuelo. La familia paterna de la niña tiene un historial de madres jóvenes.
Baja Verapaz
“Es la última vez”
Karla, de 14 años, asegura que el nacimiento de su hijo cambió su vida. “Ahora tengo responsabilidad con el oficio, tengo que madrugar y cuidarlo”, asegura.
Karla vive con su esposo, de 22, quien 40 días después de la cesárea la golpeó porque no le gustó cómo le preparó la comida.
“En el Juzgado le dijeron que era primera y última vez que hacía eso, porque si lo volvía a hacer ya no lo perdonaban. Yo sé que hay leyes contra eso”, comenta la madre de Karla.
La niña tiene una hermana que enviudó a los 18 años y se hace cargo de dos hijos. A ella también la golpeaban.