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La cuarta parte del agua desaparecerá en 30 años, según estudios

El impacto del cambio climático en los escenarios de temperatura y precipitación pluvial para las próximas tres décadas revelan que entre 2015 y 2050 la disponibilidad natural de agua —almacenada o en movimiento— se podría reducir en un 26 por ciento.

Un estudio realizado por una universidad nacional revela que la disponibilidad de agua bajará en las próximas tres décadas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Un estudio realizado por una universidad nacional revela que la disponibilidad de agua bajará en las próximas tres décadas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Dicha proyección es en base a un estudio realizado por el Instituto de Investigación y Proyección sobre el Ambiente Natural y Sociedad de la Universidad Rafael Landívar, el cual también revela que para 2020 el 43 por ciento de la población estará afectada por el estrés hídrico de las cuencas.

El informe presentado este miércoles en conferencia de prensa en el hotel Panamerican, en la zona 1, señala que actualmente son cuatro cuencas las que presentan estrés hídrico, siendo la de los ríos las Vacas, Pixcayá, María Linda y la del lago de Atitlán.

La definición es cuando la demanda de agua es más importante que la cantidad disponible durante un periodo determinado, o cuando su uso se ve restringido por su baja calidad.

Internacionalmente se toma en cuenta como estrés hídrico cuando una cuenca o subcuenca tiene una disponibilidad de agua menor a los mil 700 metros cúbicos para cada persona al año.

A raíz de este estrés, en total se estima que son más de tres millones de personas las que están siendo afectadas actualmente.

A partir de esa información se cree que para el 2020 las consecuencias del estrés hídrico se incrementarían al doble y serían ocho las cuencas afectadas.

El estudio también tiene proyecciones para el año 2050, donde resalta que la disponibilidad de agua  natural para la población se reducirá en un 26 por ciento en ese lapso.

Otro dato preocupante es que para ese año el estrés hídrico de las cuencas  afectara a unos 30 millones de personas, lo que supone un 84 por ciento de la población que el Instituto Nacional de Estadística proyecta que Guatemala tendrá en ese entonces.

Entre los principales problemas que existen actualmente para la conservación del líquido es la contaminación de los afluentes, ya que se estima que más del 90 por ciento de las fuentes de agua del país están contaminadas, y que el país carece de una legislación para tratar los recursos hídricos.

Marcha por el agua

Grupos campesinos comenzaron una actividad denominada Marcha por el Agua, el pasado 1 de abril, emprendiendo un recorrido en dos columnas: la primera salió de Tecún Uman, San Marcos y otro de Purulá, Baja Verapaz.

Los dos grupos coincidirán este viernes en la capital, y pedirán al Congreso y al Ejecutivo que se discuta y apruebe una política nacional para el uso del líquido, principalmente en el área rural.

Este miércoles salió el grupo de Palín, Escuintla y pernoctará en Amatitlán; la segunda columna de campesinos llega este miércoles a la aldea Agua Caliente, San Antonio La Paz, El Progreso.

Los academicos de la Universidad Rafael Landívar, al respecto de la iniciativa campesina, dijeron apoyar los esfuezos, sin embargo estos deben ser de todo el país y no de un sector específico para poder ejercer presión en los círculos de decisión y legislar a favor del uso adecuado del agua.

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