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Esquema básico de vacunación lleva dos años rezagado, y este podría ser el tercero

El rezago en la cobertura del esquema regular de vacunación para niños no mejora. Guatemala continúa por debajo del nivel ideal, y la población infantil está vulnerable al contagio de enfermedades inmunoprevenibles.

El esquema básico de vacunación se ha reducido desde el 2020 y preocupa no alcanzar la cobertura mínima recomendada. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El esquema básico de vacunación se ha reducido desde el 2020 y preocupa no alcanzar la cobertura mínima recomendada. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La baja cobertura de vacunación del esquema básico que protege a niños menores de cinco años de enfermedades como rubiola, sarampión, poliomielitis y difteria es uno de los daños más severos que el covid-19 deja en el país.

Si antes de la pandemia el alcance de inmunización no era el óptimo, durante el 2020 y 2021 la brecha se amplió, y el rezago continúa este año. El riesgo de la aparición de brotes de enfermedades inmunoprevenibles es alto entre la población infantil, principalmente a nivel comunitario. Ante alertas sanitarias como la de hepatitis aguda grave que recién anunció el Ministerio de Salud los niños no vacunados están vulnerables al contagio.

Durante el primer año de pandemia la cobertura de vacunación en niños llegó en promedio a un 86 por ciento, cuando la Organización Mundial de la Salud ha establecido estar por arriba del 95 por ciento. La caída más severa se observa en la vacuna contra la hepatitis B, que debe aplicarse en las primeras 24 horas de vida del infante, el alcance fue del 69 por ciento, según datos del Sistema de Información Gerencial de Salud (SIGSA) del Ministerio de Salud.

En el 2021 el impacto fue más drástico. La cobertura general descendió otros 10 puntos porcentuales, pues se llegó a un 76 por ciento, y de nuevo el nivel de la aplicación de dosis contra la hepatitis B fue baja, pero también las segundas dosis que protegen contra la difteria, tos ferina y tétanos (DPT R2) y la poliomielitis.

La caída libre continúa este año. Para abril el nivel de vacunación en niños menores de cinco años debería estar en un 33 por ciento, pero estamos en un 28. Cada mes la meta es inocular a un 8.33 por ciento de población infantil.

De acuerdo con Diana Sierra, coordinadora del Programa Nacional de Inmunizaciones del Ministerio de Salud Pública, la pandemia ha contribuido en la disminución de la cobertura vacunal, pues en el primer año los esfuerzos de los salubristas se intensificaron en atender la crisis del covid-19.

Para que un niño se considere inmunizado contra una enfermedad este debe cerrar el ciclo de vacunación, es decir, recibir la primera dosis y los refuerzos establecidos en el esquema básico.

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A criterio de Sierra, el porcentaje de deserción o ausencia de administración de las dosis se debe a varios factores, como la falta de personal sanitario, el miedo de la población de acercarse a los centros y puestos de salud el contagio del coronavirus, como también las restricciones de movilidad que se implementaron al comienzo de la pandemia.

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“Las dosis que cada año están más bajas son las que se aplican a los cuatro años, es el último refuerzo con el que los niños cierran su ciclo de vacunación, por lo regular, los padres de familia ya no llevan a sus hijos para recibir las últimas dosis de OPV -Poliomielitis- y de DPT -Difteria, tos ferina y tétanos-”, menciona Sierra.

¿Por qué? Los niños ya están grandes, el malestar que provoca la vacuna es mayor, les puede causar dolor al caminar y fiebre, efectos que se suelen prolongarse por 24 horas.

También se mantiene baja la cobertura de la BCG y la dosis pediátrica contra la Hepatitis B, que el niño recibe a horas de nacido y puede aplicarse en los hospitales, datos que Salud registra, pero Sierra comenta que los partos que ocurren en casa -atendidos por comadronas-, la colocación de la dosis no es inmediata, esto dificulta que se cuenten entre los vacunados. Si no hay resistencia de la familia a la inmunización infantil, los padres llevarán a sus hijos a los puestos y centros de salud para recibir el biológico, de lo contrario no la recibirá.

El registro de las vacunas que se colocan en el sector privado puede tardar en ingresar a los datos oficiales o bien no incluirse, y afectar los niveles de vacunación infantil a nivel de país.

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Mayor riesgo

La vacunación oportuna protege a la población, al tiempo que reduce las posibilidades de que se produzcan brotes de enfermedades prevenibles a través de una vacuna. Sierra menciona que Guatemala tiene muchas áreas migratorias y que en países cercanos pueden presentarse casos como rubiola, o cualquier otro padecimiento, y todo niño que no esté vacunado, que no inicie o que no complete su esquema de vacunación está en riesgo de contagio.

Las comunidades con mayor resistencia a la vacunación del esquema regular, según la coordinadora del Programa Nacional de Inmunizaciones, se ubican en el occidente del país, Huehuetenango y Quiché están en la lista, pero también menciona el caso de Petén, que reporta una baja cobertura.

De continuar con los niveles de vacunación actuales, no se descarta que el 2022 finalice con cifras similares o menores reportadas al cierre del 2021. El rezago de niños pendientes de vacunas seguirá creciendo, y en los años siguientes será necesario realizar una jornada intensa y masiva para alcanzarlos.

Se tienen vacunas suficientes, y las áreas de salud están abastecidas con las dosis necesarias, asegura Sierra. La vida útil del biológico que tienen disponible es de año y medio.

Leslie Ramírez, del Centro de Estudios para la equidad y Gobernanza de los Sistemas de Salud, menciona con la llegada de la pandemia el temor era de que se agudizara la caída de la cobertura de vacunación que ya venía mal desde el 2015, cuando el Ministerio de Salud dejó de adquirir vacunas y ese año también se cerró el programa de extensión de cobertura.

“Se tenía temor porque se estaba creando un bolsón de niños sin vacunar y eso ponía en riesgo temas como el sarampión, es una situación grave. Ya se veía desde el año pasado, el ministerio intentó hacer algunos esfuerzos por intentar levantar la cobertura, pero este año aún sigue siendo baja. El nivel de desconfianza de la gente, y la mezcla entre la vacunación del covid-19 y la vacunación de ellos niños también ha creado mucha confusión”, refiere Ramírez.

Estrategias para ampliar cobertura

Del 23 al 30 de abril se llevó a cabo la Semana de vacunación de las Américas y Guatemala se sumó a ese esfuerzo. Por otro lado, el personal sanitario que lleva la vacuna contra el covid-19 a las comunidades también transportan en los termos dosis del esquema regular para niños que no hayan completado su esquema básico.

En el caso del área la capital, se implementa una la estrategia denominada Doctor móvil, en la que se ofrece a la población las distintas vacunas que maneja el Ministerio de Salud para niños y para adultos.

ESCRITO POR:

Ana Lucía Ola

Periodista de Prensa Libre especializada en temas comunitarios, con énfasis en Salud y Educación, con 17 años de experiencia. Reconocida con el Premio de Prensa Libre en categoría Reportaje, en 2019. Premio de la UPANA por Informar a la población guatemalteca sobre la realidad en nutrición y desnutrición en el país, en 2019. Diplomado El periodismo en la era digital como agente y líder de la transformación digital impartido por el Tecnológico de Monterrey.

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