¿Cómo comenzó en ese sector de la tecnología?
Cuando tenía 24 años éramos tres amigos que trabajábamos en una empresa distinta y queríamos formar un negocio.
Tuvimos varias ideas, algunas malas y probamos conceptos que no funcionaron, aunque al final decidimos comenzar en un negocio no tan popular en ese entonces.
Se trató de cobranza para los bancos y telefónicas. Éramos muy pequeños y comenzamos con cobros preventivos para alertar sobre cómo hacer sus pagos. Eso fue hace 18 años.
¿Dónde estudió?
En el colegio Valle Verde, en la zona 15.
En esos tiempos la situación de Guatemala era un poco crítica y en cuarto curso mi papá consiguió enviarme a una escuela militar en EE. UU. y después estudié agricultura en una universidad de California.
En ese momento era interesante en mi mente, porque mi papá tenía una empresa para exportar vegetales, pero cuando estaba a la mitad de mi carrera la vendió y me quedé sin trabajo antes de graduarme.
Entonces saqué un técnico en mercadeo y así logré trabajar en una de las empresas que me dio una buena base, que es Procter&Gamble.
¿En un inicio quería ser productor de vegetales?
Sí, pero así es la vida, a veces cambia. Y todo lo que hacemos no es ciencia nuclear, sino que el compromiso y la actitud para hacer lo que quieras es lo que hace la diferencia.
¿Cómo combina la responsabilidad de dirigir una empresa de más de 7 mil colaboradores?
El trabajo más difícil no es el mío.
El trabajo más difícil es de los que contestan las llamadas, porque una persona que trabaja en un call center recibe unas 40 o 50 llamadas diarias y ninguna es para felicitarlo, es para solventar un problema.
Esa habilidad que tienen las personas para solucionar los problemas es lo que hace un buen call center.
Esa capacidad se crea motivándolos y entrenándolos para que las personas puedan pasar el estrés de esas llamadas.
¿Cómo es su familia?
Estoy casado, con tres hijos de 14, 12 y 10. Me siento bendecido por las oportunidades que me ha dado la vida y porque somos unidos. Somos
católicos y nos encanta bromear y hacer cosas nuevas juntos como familia.
Cuando salgo súper cansado, la batería y la inyección de energía para el siguiente día es la familia.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Me gusta leer, me gusta conocer lugares nuevos. También me encanta la historia. Tengo la ilusión de algún día hacer un doctorado en Historia. Me gusta correr y el golf.
¿Un domingo ideal en familia cómo sería?
Parte de mi trabajo es viajar, y lo hago muchísimo. El año pasado viajé en 40 de las 52 semanas, pero si algo he tratado es poder regresar el viernes, para que el sábado y domingo cambiar de cassette y regresar con mi familia.
Los domingos vamos a misa y salimos a algún lado.
¿Cómo comenzó en el negocio de call center?
Fue un concepto interesante, porque siendo una empresa nueva no podíamos trabajar los tres, y uno de nosotros decidió renunciar y los otros dos fondeábamos los cheques y los dividíamos en tres.
Tampoco teníamos capital de trabajo para hacer eso. Queríamos hacer las cosas distintas.
¿Cómo consiguieron los recursos?
Nadie nos daba crédito, fuimos muy conservadores en el gasto y solo con nuestro salario, fue poquito a poquito, aparte de encontrar el primer cliente y tener números positivos. Llegó un momento en el que se nos acabaron los fondos y conseguimos solo un fondo de inversión.
Pero fue ahí donde tuvimos nuestro primer reto empresarial porque ese fondo quebró.
Entonces, los inversionistas querían su dinero de regreso y no había, lo único que podían llevarse talvez era mi computadora, pero nos dejaron hacer un compromiso de comprarles de a poco.
Cuando comenzamos, a principios de los años 1990, el concepto de call center literalmente no existía en Guatemala. La palabra nunca la había oído y literalmente la fuimos a buscar casi que a un diccionario, pero investigamos en el plan de negocios.
¿Qué hicieron en ese entonces?
Después de cuatro años de estar pasándola medio mal económicamente y en ese momento, aunque no tenía mayores compromisos, y con el salario quizá no había mucho para salir y divertirme, pero tampoco tenía compromisos familiares porque vivía con mis papás.
El primer cliente real de call center fue la farmacia Meykos, después de como 15 visitas lo logramos convencer.
BUSCAN FONDOS –Plan busca formar en provincia-
Las poblaciones indígenas en la provincia podrían aprender inglés en menos de un año y así conseguir empleo ganando más de dos veces el salario mínimo, afirmó Guillermo Montano, presidente para Centroamérica de Telus.
Eso podría suceder si encuentra una entidad internacional que esté dispuesta a financiar un programa novedoso que pretende enseñarles inglés a personas que hablen idiomas mayas.
Ese concepto fue desarrollado recientemente porque en el país existen diferente culturas y aunque algunas veces existe conflicto, es necesario promover la incorporación, dijo Montano.
Un plan piloto con 20 personas indígenas con cero inglés comenzó hace algunos meses y busca expandirse.
La mentalidad es que una persona indígena sabe dos o tres idiomas o dialectos y tienen una mayor habilidad para aprender más fácil inglés.
El éxito del programa ha permitido graduar a cien pobladores de San Juan Sacatepéquez que ahora trabajan en Telus.
Entre ocho y 12 meses pasan aprendiendo inglés en una academia y llegan al centro de llamadas muy preparados, explicaron los directivos de la empresa.
Los empleados son destacados y no ha renunciado ninguno de los participantes del programa porque han visto el beneficio.
De ganar el salario mínimo de campo pasan a ganar más de Q6 mil, explicó Montano.
Los participantes buscan incluir al resto de sus familiares y amigos.
El programa está siendo promovido con el Banco Mundial y otras entidades financieras y de cooperación internacionales.
La beca por persona tiene un costo de US$2 mil por el curso completo para las clases, sin contar el gasto de instalación y profesores.
El fondo sería revolvente y al principio en lugar de ganar el salario normal el colaborador aportaría una cantidad simbólica para devolver el pago de la beca.
Estoy buscando tener unas mil personas y que alguien preste los US$2 mil necesarios, explicó Montano.
La propuesta para que a escala nacional el inglés se convierta en obligatorio en las universidades permitiría una expansión económica en el país, destacó el directivo.
Se calcula que la capacidad de consumo aumenta, porque hace unos 10 años Telus tenía una tasa del 20 por ciento de sus trabajadores con automóvil, pero esa cifra ha subido a 60 por ciento.
Además el sector de centros de llamadas impulsa que las universidades obliguen a los graduandos a aprender inglés, lo que generaría más de 40 mil profesionales anuales bilingües.
“Todas las empresas deberían formar en inglés —a las personas indígenas—, porque es gente muy inteligente y solo una pequeña mano necesitan”.
Guillermo Montano, presidente regional de Telus.
Empresa creciente
La canadiense Telus absorbió a Transactel en el 2008, pero continúan en la dirección regional sus fundadores. En todo el país más de siete mil colaboradores integran la empresa. La compañía fue fundada en 1995, cuando tenía ocho trabajadores.
El programa de beneficios a los trabajadores ofrece descuentos en comida rápida. gimnasio, cine y habitaciones con juegos.