La situación se agudiza porque la Municipalidad le pidió una lista de las personas que profesan el judaísmo, con el pretexto de que quieren tener un registro de los visitantes; aunque no lo hacen con otros turistas. Santos teme que la situación esté tomando un rumbo peligroso de antisemitismo irracional, impulsado por algunos pobladores.
¿Cómo llegaron al pueblo?
Llegamos hace seis años. Vivíamos en la zona 1 de la capital, pero queríamos un lugar tranquilo para vivir y desarrollarnos.
Al venir no teníamos mucho dinero y empezamos a vender rellenitos, paches, dobladas. Así llegamos a San Pedro La Laguna, donde a veces había turistas israelitas que nos preguntaban: ¿dónde hay una sinagoga? Como no había, les dije: vengan a mi casa. Así fue como empezaron a venir judíos a San Juan.
¿Cuándo empezaron los problemas?
Hace unos siete meses vinieron visitantes a celebrar el año nuevo judío acá. Una familia mexicana se quedó por cinco meses. Solo eran dos familias las que estábamos, y un señor del pueblo empezó a mostrar su malestar por nosotros. No éramos muchos, solo dos familias, pero él quería que nos fuéramos.
¿Por qué decidieron quedarse?
Sí, buscábamos un lugar tranquilo, y San Juan lo es. La gente dice que somos judíos, pero hay que aclarar que en mi caso todavía estoy en proceso de conversión al judaísmo, aunque algunos lo son de nacimiento.
En todo caso, ser judío no tiene nada de malo porque es como cuando viene un pastor cristiano a formar una iglesia, o pasa un testigo de Jehová enseñando su doctrina. Nosotros no hacemos alboroto ni cosas contrarias a la ley de Guatemala, solo ejercemos nuestra libertad de credo. A nadie le hacemos mal.
¿Por qué cree que hay rechazo a su presencia?
Falta de información. Yo me pongo en su lugar y tal vez tienen razón de sentir cierto temor porque antes éramos dos familias y ahora hay 10. Y al vernos con nuestra vestimenta tradicional, que es negra, por devoción y humildad, por las calles, quizá causa temor. Aunque creo que alguien está dirigiendo esto. Porque tiraron unas hojas fotocopiadas debajo de las puertas, con mala información.
Inclusive, en una página de internet subieron fotos de Hitler y decían que nos metieran a hornos de cremación. Pedían que nos sacaran del pueblo porque decían que secuestrábamos niños, y encendieron más el fuego al decir que el pueblo iba a ser invadido por judíos. Esto hizo que se levantara cierto grupo de la población. Pero nosotros somos gente de paz.
Hasta que llegó la violencia…
Hace 15 días, tres amigos estaban en un local de internet y otros fueron a comprar recargas para teléfono. Llegó un grupo de jóvenes que los persiguió hasta la otra punta del pueblo. A los que estaban en el internet los sacaron a empujones y les tiraron piedras. Nosotros llegamos, les preguntamos por qué hacían eso.
Incluso, entre los agresores había un policía que estaba de particular. Entonces llamamos a la Policía Nacional Civil y todos se fueron. Esto causó malestar y temor. Varios de nosotros nos queríamos ir esa noche porque hemos escuchado de lugares donde la gente lincha a otros. Al siguiente día yo vi en una página de internet comentarios racistas y fotos totalmente antisemitas, hablando cosas bien feas.
¿Qué pasó después de la agresión?
Se sentía en el ambiente algo nada positivo. La gente, con sus miradas, y los pilotos de los tuc tuc diciendo palabras cuando pasan.
Un día, mi esposa caminaba con una amiga, y dos niños de no más de 10 años les dijeron: “Váyanse a la v los judíos”. Después de esa noche empezaron a tirar piedras en las casas donde alquila el resto de nosotros; quebraron vidrios. Acá, cerca, tiraron una bomba pirotécnica. Empezó a empeorar la situación.
También se enteraron de que muchos de nosotros no hemos tenido perros y que nos dan temor. Entonces ahora les lanzan los perros a ciertos amigos. Les decían “jule jule”, y cosas así. También vamos caminando y algunos pilotos de tuc tuc empiezan a ladrar como perros. Es un acoso, pues lo hacen porque somos judíos, incluso nos han gritado: ¡Ustedes mataron a Jesús! Y está claro que no es así. Además, han puesto rótulos fuera de las casas donde vivimos y la Municipalidad nos ha pedido un listado de todos los judíos que viven en San Juan. Esto es discriminación.
¿Para qué les pidieron una lista?
No nos dijeron. Afirman que por el turismo, pero ellos no piden la lista de otros turistas. Nosotros accedimos a dar el listado, aunque consulté con abogados y nos dijeron que no era legal si no había una solicitud de juez. Somos 32 personas y hay 13 extranjeros; el resto somos guatemaltecos.
¿Ven una persecución contra ustedes?
No lo sé. Hay inconformidad por nuestra presencia aquí. Dicen que por nuestra vestimenta, pero el sacerdote parroquial se viste similar a nosotros. Dicen que queremos quitarles su cultura y robar su patrimonio, pero nosotros no andamos de puerta en puerta tratando de convencer a la gente que se una a nosotros. Tampoco hemos comprado ningún terreno acá, para que digan eso.
¿Han buscado apoyo?
Sí, en organizaciones de derechos humanos. También algunos miembros pusieron denuncias contra quienes los agredieron y fue la misma población que dio los nombres, porque no toda la gente quiere que nos vayamos; solo es un grupo. Redacté una carta pidiendo una reunión urgente con el alcalde de San Juan y los consejos comunitarios de Desarrollo, para hablar sobre la agresión y que se nos proteja. En esa reunión se presentó una señora con 300 supuestas firmas, pidiendo que nos fuéramos del pueblo.
¿Cómo se sienten con que les pidan que se vayan?
Tristes, porque este es nuestro hogar desde hace seis años. Mis hijos crecieron aquí, con varios niños del pueblo.
¿Irse sería ceder a la presión?
Mucha gente no quiere que nos vayamos, han venido a pedir que no nos vayamos. Los papás de los amigos de mis hijos, por ejemplo. Son gente cristiana, que vive sus valores. El problema es que ya hubo agresión y quisiera que el alcalde hiciera algo. Hay un dicho que dice: “Quien ensució que limpie, y deberían ser esos jóvenes que inventaron cosas e hicieron esos carteles que lo arreglaran”. Pero si no hay solución, nos iríamos. Incluso hay quien dice en son de broma que San Juan Bautista, el patrono del pueblo, es judío, y si nos echan de aquí deberíamos llevárnoslo porque también es judío.
“Un mes y medio para que se vayan”
El alcalde de San Juan La Laguna, Rodolfo López, indicó que le dio a la comunidad de judíos que viven en el municipio un mes y medio para abandonar el pueblo, porque ese fue el tiempo que ellos dijeron que estarían. “La población está esperando un mes y medio para que ellos se retiren del municipio. Es la población que da el dictamen. El alcalde solo es como el árbitro”, explicó Pérez, quien no respondió respecto de las agresiones racistas que han sufrido los miembros de la comunidad judía.
“Queremos saber si están registrados legalmente en el país y también para pedir protección a los derechos humanos”, explicó López sobre el listado solicitado a esas personas, sin aclarar el porqué de la intolerancia a esa comunidad religiosa.
Agregó que él no puede decir si hubo agresión a los judíos o no. “Cada quien puede denunciar lo que quiera y no es mi función determinar si es cierto o no”, afirmó.
Añadió que él no puede prohibir a nadie que visite el pueblo, una vez esté conforme a las leyes del país. Pero dijo que si hay guatemaltecos que invitan a extranjeros a venir al país deberían “explicarles cómo funcionan las costumbres de Guatemala”.
“Cuando se compra una cosa en la tienda, ellos piden que la pongan sobre la mesa o en el suelo. Deben acatar las costumbres como se trata a la gente en San Juan. Si yo voy a Estados Unidos debo adoptar lo que hace el gringo”, expuso López.
En un mes se efectuará otra reunión para analizar la situación de la comunidad judía..