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Las 23 cárceles del país son el epicentro de la droga pollo, según información de la PNC

Consumo de droga conocida como “pollo” comenzó en Pavón y se ha extendido al resto de centros penales y las calles, afirma la PNC.

La marihuana es mezclada con gallinaza en las cárceles para crear una nueva droga, según la PNC. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La marihuana es mezclada con gallinaza en las cárceles para crear una nueva droga, según la PNC. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El surgimiento de una nueva droga denominada “pollo”, que ya se distribuye en la capital, ha encendido las alertas de la Policía Nacional Civil (PNC), que asegura que el foco de distribución proviene de las cárceles, donde las drogas circulan sin ningún control.

A partir de este año dicha droga artesanal, que consiste en una mezcla de marihuana con gallinaza o excreta de gallina —y de ahí su nombre—, se comenzó a vender en el país, según autoridades de la PNC, en especial en sectores donde abundan discotecas y bares.
Su consumo, han advertido médicos, podría tener graves consecuencias para la salud.

El director adjunto de la PNC, David Boteo, dice que la elaboración y distribución de “pollo” comenzó en la Granja Penal Pavón, en Fraijanes, pero se extendió a otras cárceles y sus efectos son similares a los que provoca fumar crack —con cocaína—, que provoca adicción y causa daños severos en el organismo.

“Hemos sabido de decesos asociados a esta droga. Es tan severa que produce un adelgazamiento extremo por la adicción y la gente se muere”, explicó Boteo.

“Es una droga que inició en las cárceles y ocasiona mucho daño. Los afectados mueren desfigurados, pues el cráneo se comprime, al igual que el tórax, y fallecen por infecciones del estómago debido a las bacterias que contienen las excretas”, hizo ver.

Agregó que un “puro” o envoltorio de esta droga cuesta entre Q5 y Q10 en las cárceles y en la calle, y es más barata que el crack.
“Quienes la consumen están en una fase alta de adicción, y por eso no les importa las bacterias que porta”, insistió Boteo.

Javier Ramírez, asesor en reducción de la demanda y coordinador del programa nacional de la prevención comunitaria de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas, expuso que el consumo de esa droga comenzó en las cárceles, aunque los mismos reclusos han preferido no consumirla por el alto riesgo que implica.

Por medio de Comunicación Social del Sistema Penitenciario (SP) se intentó obtener una postura sobre la supuesta venta de drogas en las cárceles, pero no se obtuvo respuesta.

El riesgo

Jorge Cabrera, exdirector del Instituto Nacional de Ciencias Forenses y patólogo forense, manifiesta que el problema es que no se conocen las condiciones en que se elabora este tipo de drogas, que por lo general se hacen en laboratorios clandestinos porque son de muy fácil manufactura.

“Sale una pastilla con nombre raro y la venden fácil. Las drogas sintéticas son más baratas que un ‘colmillo’ de cocaína, y el efecto es más poderoso y adictivo”, puntualizó.

Las drogas sintéticas se elaboran, en su mayoría, con heces, alcohol, gasolina y soda cáustica.

“Para fabricar esas drogas no usan guantes ni tienen control sanitario alguno. Esas sustancias llevan enzimas, bacterias, hongos, y por lo general las presentan en pastillas, cápsulas, pero también polvo, para inhalar. Los efectos son más graves”, remarcó.

El facultativo hizo énfasis en que las drogas sintéticas no son como la cocaína o la marihuana; alteran la conducta humana, causan depresión y pueden inducir a los consumidores al suicidio.

La médica veterinaria Mayra Motta, directora del Laboratorio de Referencias Regionales de Sanidad Animal, de la Universidad de San Carlos de Guatemala, expresa que el uso más frecuente para la gallinaza o pollinaza —excremento de estas aves—, es la fabricación de fertilizantes.

“La salmonella puede causar fiebre tifoidea, que produce fiebre alta, cefaleas, dolor de estómago y diarrea, y al no ser tratada a tiempo puede conducir a la muerte por deshidratación”, subraya.

Los daños

Según la Organización Panamericana de Salud, 4.4 millones de hombres y 1.2 millones de mujeres de América Latina y el Caribe sufren trastornos causados por el uso de drogas —como dependencia y otros padecimientos— en algún momento de su vida.

En el caso de Guatemala y según datos del Observatorio Nacional sobre Drogas del 2022, más del 20 por ciento de la población atendida por problemas de adicción tenían entre 10 y 19 años, y se prevé que las cifras continúen en aumento.

Otras drogas

Antes de la pandemia, las autoridades del Ministerio de Salud y de la PNC dieron a conocer que en el país ya se consumían drogas fabricadas con componentes químicos utilizados para tratar distintas patologías, como la pseudoefedrina, utilizada para tratar la congestión nasal; ácido acetilsalicílico, que contiene la aspirina, y monometilamina, un gas incoloro derivado del amoníaco.

La efedrina se emplea en la producción de medicamentos para la tos. Sin embargo, también sirve como base para producir drogas de diseño, como el éxtasis y la teofilina, que según los médicos son estimulantes adictivos.

De acuerdo con los agentes antinarcóticos de la PNC, la fabricación de drogas sintéticas en los laboratorios clandestinos lleva un máximo de tres horas.

Los especialistas refieren que si bien internet revolucionó diferentes aspectos en cuanto a la divulgación de conocimientos, también ha sido mal utilizado para adquirir información de cómo se pueden comprar químicos y cómo fabricar drogas sintéticas.

ESCRITO POR:

José Manuel Patzán

Periodista de Prensa Libre especializado en temas de seguridad, con 18 años de experiencia en periodismo escrito, radial y televisivo. Reconocido con el premio Periodista del Año de Prensa Libre en 2016.