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“Nos insultan, nos cierran la puerta y nos amenazan”: la difícil tarea de la vacunación contra el covid-19 en las áreas rurales

Alta Verapaz es el departamento con menos porcentaje de vacunación a nivel nacional y Chisec es el municipio con más renuencia de la población a vacunarse.

Enfermeros recorren la comunidad de Canaán del municipio de Chisec , Alta Verapaz  para pedirles a las personas que se vacunen contra el covid-19. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)

Enfermeros recorren la comunidad de Canaán del municipio de Chisec , Alta Verapaz para pedirles a las personas que se vacunen contra el covid-19. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)

Hacer campaña para la vacunación contra el covid-19 parece tarea fácil si se ve desde el centro de la capital, con puestos de vacunación accesibles para quien viaja en automóvil y con un registro fácil que se puede hacer desde el teléfono o una computadora.

Pero para Silvia Reyes, que está bajo un intenso sol que calienta el ambiente a más de 32 grados, no es así. Es mediodía, lleva cinco horas visitando a la gente casa por casa para convencerlos a que se vacunen contra el covid-19, pero solo nueve personas han dicho que sí.

La meta es vacunar, al menos, a diez personas al día. Cada vial de vacuna permite extraer diez dosis y para no desperdiciar ni una sola, Reyes ha caminado hasta doce horas para encontrar a esa última persona y poder regresar tranquila a casa.

No va sola. La acompañan dos enfermeros, Álvaro Tot y Wendy Romero. Uno de ellos carga una pequeña hielera con las dosis de la vacuna Astrazeneca y el otro lleva varias hojas con las recomendaciones que comparten a la población donde dice que es normal que sientan fiebre, dolor de brazo o un poco de cansancio.

Las vacunas llegaron a Chisec en los primeros días de marzo, doce días después que iniciara el plan de vacunación a nivel nacional y la estrategia comunitaria para que la vacuna llegue a todas las personas mayores de 18 años empezó casi dos meses antes de que el presidente, Alejandro Giammattei, anunciara que la población mayor de edad de todo el territorio ya podía optar por este derecho.

A pesar de haber abierto todas las fases de vacunación varias semanas antes que en la capital, Chisec es el municipio con más rezago en la vacunación en Alta Verapaz, el departamento que tiene el índice más bajo de personas inoculadas a nivel nacional.

Los enfermeros Álvaro Tot, Wendy Romero y Silvia Reyes deben caminar durante horas bajo el intenso sol de Chisec para convencer a la población de recibir la vacuna contra el covid-19. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)

En siete meses, el personal de salud solo ha logrado vacunar a 7 mil 982 personas de una población meta de 56 mil 281. Es decir, un 14.18%.

Reyes conoce muy bien estos datos, sabe que vacunar a todas las personas posibles es un compromiso, aunque no sea fácil.

A los 22 años se graduó de enfermera y ahora, cuatro años después, es asistente técnica de territorio de 16 comunidades de Chisec. Todos los días sale con su equipo a hacer un barrido de las casas que hacen falta por vacunar.

Ellos son tres de los 45 enfermeros que se encargan de las 161 comunidades rurales del municipio dentro de la estrategia comunitaria de vacunación.

“Cuando los visitamos nos insultan, nos cierran la puerta o en algunos casos ya ni nos atienden o nos ignoran. Algunos de los compañeros han recibido amenazas de muerte, pero ahí seguimos, tratando de no estar solos para evitar que algunas personas con malas intenciones nos quieran hacer daño” explica mientras Tot habla en q’eqchi con don Félix Batz, un leñador de 66 años al que lograron convencer, un día antes lograron vacunar a su esposa e hija.

Félix Batz es de las pocas personas en Canaán, en Chisec, que aceptó vacunarse contra el covid-19 porque dice tener miedo de enfermarse. Su esposa y su hija se vacunaron un día antes. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)

Ese día, en la comunidad de Canaán, a dos horas del centro de Chisec, tuvieron suerte porque don Félix fue la décima persona que lograron vacunar a las dos de la tarde.

Cuando es así, dicen, aprovechan el resto de la tarde para seguir convenciendo a la gente y reunir a las diez personas a vacunar para el día siguiente. No se pueden arriesgar a abrir un vial si no tienen esa cantidad de voluntarios porque echarían a perder el resto de las dosis.

Con paciencia, Reyes ha escuchado una y otra vez la negativa de la población a recibir la dosis de Astrazeneca.

“Nos dicen que la vacuna los va a matar, que es del 666, que es un chip que se les va a introducir para manipularlos, que los va a dejar estéril, que los hombres no van a tener erección y las mujeres se van a volver lesbianas” comparte.

Informaciones falsas

La falsa información en Chisec ha viajado más rápido que la información oficial y cuando los enfermeros llegan a tocar la puerta de la gente ya es demasiado tarde.

 

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Antes de la pandemia, la revista científica Sciencie ya había dicho con preocupación cómo las noticias falsas llegan a muchas más personas que las noticias veraces. En 2018 se calculaba que solo el 1 % de las noticias falsas más difundidas llegan hasta a 100 mil personas, mientras que ese mismo porcentaje de noticias verdaderas llegaban rara vez a mil personas.

Con la pandemia, esto se ha evidenciado más, poniendo en peligro a millones de personas en el mundo.

“Hola mi vida, cómo estás. Por favor no se vacunen, la Pfizer y la Moderna ha matado más de 200 mil personas solamente aquí en Estados Unidos. Las vacunas están dando trombos pulmonares, está pudriéndole a la gente los órganos, el hígado y los riñones. Se está reventando la gente por dentro, las vacunas no son del covid. La vacuna es transgénica, altera el ADN humano y están llenas de grafeno, es un metal líquido, y cuando activen las antenas 5G toda la gente que se vacunó se va a morir. Aquí los hospitales están colapsados y todos los que están muriendo tienen las dos dosis de las vacunas. El FDA no las ha aprobado porque no son vacunas, son ensayos experimentales de grafeno para alterar el ADN humano. La gente se está muriendo durante el sueño”.

Esto dice un audio que se comparte a través de whatsapp. Es la voz de una mujer latina que dice vivir en Florida y que en más de cinco minutos repite que la vacuna los va a matar.

Esta información ha calado entre la población y es lo primero que dicen las personas al preguntarles porqué no se quieren vacunar.

“La vacuna mata, tengo una mi amiga que se vacunó y se murió, ella tenía diabetes, cuando se fue a vacunar estaba bien, pero al día siguiente tuvo fiebre”, dice María del Carmen Marroquín, dueña de una tortillería.

Pero Marroquín no quiso dar más detalles de su amiga que se murió. Los enfermeros creen que ella se apropió de las historias que se comparten por whatsapp porque en Chisec no han reportado a ninguna persona que se haya muerto después de la vacuna.

La población de Chisec se reúsa a usar mascarilla y a mantener el distanciamiento social como medida preventiva contra el coronavirus. Actualmente este municipio está en rojo. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)
Fotografía. Erick Avila: 2109/2021

“¿Quiénes son los que dicen todo eso de la vacuna?” es la pregunta que escucha Teresa Latz Coy, ama de casa y miembro del Consejo Comunitario de Desarrollo Urbano y Rural (Cocode) de Canaán.

“De las informaciones que circulan por audios o videos. En mi caso, no creo en esa cosa, hasta dicen que se pegan cosas en nuestro cuerpo y que uno se vuelve como imán”, responde Latz.

La vacuna contra el covid-19 es transportada en estas pequeñas hieleras, los enfermeros deben lograr vacunar, al menos, a 10 personas al día para no desperdiciar ni una dosis. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)

Con la falta de apoyo de los líderes de la comunidad, la tarea para vacunar a la gente se hace aún más difícil. Pero las informaciones falsas no es lo único que se comparte por las redes sociales. Durante la visita a Canaán, el 20 de septiembre, uno de los videos que circulaban por whatsapp era el del alcalde de Chisec, Fidencio Lima, bailando durante las festividades de Independencia sin mascarilla y rodeado de decenas de personas que tampoco se cuidaban.

Vacuna desigual

Chisec es apenas una muestra de lo que está viviendo Alta Verapaz, el departamento con más rezago en la vacunación a nivel nacional pese a ser la región con más centros de vacunación.

Según el MSPAS, Guatemala tiene 54 puestos de vacunación mientras que Alta Verapaz tiene 120. Aunque estos no funcionan simultáneamente por falta de personal, el Área de Salud los habilita según la estrategia regional con la que trabajan.

Alta Verapaz es el noveno departamento con más incidencia de casos de covid-19, con 15 mil 839 casos acumulados en toda la pandemia y 230 fallecidos. Aunque en el tablero covid del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) aparece de color rosa por el nivel de contagios, la situación podría ser más grave si se hicieran las suficientes pruebas.

Solo en el Centro de Bienestar Respiratorio de Cobán, que funciona desde hace tres meses, se realizan 60 pruebas diarias y el 50% sale positiva. En todo el departamento se realizan entre 250 y 300 pruebas diarias con un porcentaje de positividad del 40%.

El ritmo de vacunación entre el áreal rural y el área urbana a nivel nacional es dispar y demuestra como el plan de vacunación a nivel nacional ha sido desigual. (Foto Prensa Libre: elaboración propia de Diálogos)

Después de Alta Verapaz, que tiene al 19.9% de su población vacunada con primera dosis y el 7.6% con el esquema completo, los departamentos con menor incidencia son Quiché (22.8% con primera dosis), Totonicapán (24%), San Marcos (26%) y Sololá (25.4%).

Sofía Montenegro, en un estudio publicado por Diálogos, recoge que el 25% de la población urbana ha recibido una dosis de la vacuna de covid-19, mientras que, para la población rural, el porcentaje tan solo ha llegado al 10% de sus habitantes

Estos departamentos tienen en común que son de mayoría indígena y aunque la promoción de la vacuna ha llegado a estos lugares, no ha sido con pertinencia cultural y los alcaldes no se han comprometido con el plan de vacunación como sí lo ha hecho el personal de salud.

Así lo explica María Antonieta López, jefa de enfermeras del Área de Salud de Alta Verapaz. “Necesitamos una campaña de promoción intensificada con enfoque antropológico porque hay mucha desinformación, además tenemos poco apoyo de las autoridades locales, los alcaldes le dicen a la gente que no se vacunen ni que se hisopen porque no es obligatorio”, dice.

Con la Ley de emergencia nacional para la atención de la pandemia del covid-19 aprobada por el Congreso el 10 de septiembre de este año, las autoridades de salud local esperan que se intensifiquen las campañas de promoción ya que se aprobó un artículo específicamente para la divulgación de la vacuna. Aunque López indicó que es importante cambiar la estrategia.

“El slogan aquí es vacúnate pero lo que queremos que la población entienda es que la enfermedad sí existe porque si no creen en el virus no van a creer en la vacuna. Deben saber que es el virus el que mata y no la vacuna”, agrega.

Pero para Montenegro este fenómeno debe ser estudiado con mayor detenimiento ya que el bajo porcentaje de personas vacunadas que se están registrando en la región norte y noroccidental puede que se explique, por una parte, por la falta de estrategias diferenciadas de las autoridades de salud (desde la planificación – con el Plan Nacional de Vacunación Contra COVID-19 – y su implementación), y por otra, puede ser el resultado de una desconfianza generalizada de alguna comunidades hacia el gobierno, que tenga como consecuencia el rechazo de éstas a la vacuna.

“Esta última explicación debe ser estudiada con más detenimiento, pues es trascendental entender las actitudes favorables y desfavorables que tienen las poblaciones respecto a la vacuna, sobre todo, cuando la comunicación oficial no ha realizado un esfuerzo por ser inclusivo con idiomas de la población indígena, ni tampoco han existido grandes acciones para acercar a líderes comunitarios a la campaña de vacunación”, agregó.

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