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Pandillas reclutan a menores a través de las redes sociales

Especialistas advierten de los métodos que utilizan los criminales para reclutar a menores para cometer delitos.

Los menores son elegidos por pandillas para el cobro de extorsiones y trasiego de armas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Los menores son elegidos por pandillas para el cobro de extorsiones y trasiego de armas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Las estructuras criminales han encontrado en los niños una manera de reducir los riesgos de capturas. De esa cuenta, el reclutamiento de menores para el cobro de extorsiones o trasiego de armas es real, e incluso podría estar en aumento.

Varios adolescentes son captados por pandillas y huyen de sus hogares; sin embargo, la familia nunca activa una alerta Alba-Keneth para su búsqueda y localización, y se desentienden de los menores, a la espera, muchas veces, de encontrarlos en informes forenses o en alguna prisión.

La falta de atención en el hogar orilla a los menores a que se involucren con las pandillas, cometan delitos y hechos de violencia. Estos son algunos de los motivos que los obligan a unirse a las pandillas, explica un investigador de la Policía que no está autorizado a dar declaraciones.

De esta cuenta, en año y medio, ocho menores, seis de ellos mujeres, fueron detenidos por la División Nacional Contra el Desarrollo Criminal de las Pandillas (Dipanda), debido a que estaban vinculados al cobro de extorsiones y el transporte ilegal de armas.

Los ocho adolescentes fueron conducidos ante un juez para que resolvieran su situación legal.

Flor Dolores Hernández, subjefa de Reinserción de la Secretaría de Bienestar Social (SBS), explica que, aparte de todos los factores mencionados, incide de forma directa que no hay hogares integrados. La gran mayoría de adolescentes solo crecen con su madre y a corta edad tienen roles que no les corresponden, como trabajar o cuidar a sus hermanos, entre otros.

Indica también que la mala comunicación en la familia es una oportunidad que las pandillas aprovechan para “escucharlos, cobijarlos y que sientan que tienen un rol importante”. Ahora, los pandilleros están usando las redes sociales para captar a jóvenes y exigirles que cobren extorsiones.

“Hemos tenido varios casos de ingresos –a los centros de privación de libertad juvenil–, en donde ellos indican que no conocían a nadie de la pandilla, pero a través de las redes –sociales— los conocieron y los contactaron. Les empiezan a decir que si se animan a hacer esto y lo otro, al final la edad no ayuda, porque están con la gran necesidad de sentirse incluidos en un grupo social y, entonces, al no tener esa orientación de su familia son susceptibles en involucrarse en grupos antagónicos”, señala Hernández.

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Regalos

David Boteo, jefe de Dipanda, señala que el reclutamiento forzoso a las maras es determinante en colonias con alta presencia de pandillas, lugares conocidos como zonas rojas o marginales, y no tienen otra opción que aceptar hacer el “favor” que les exigen, y otras veces les ofrecen regalos especiales como tenis, celulares, ropa o dinero para que accedan.

Añade que, siempre que haya órdenes de comunicación de los cabecillas de las clicas desde la cárcel hacia el exterior, los niños y adolescentes serán reclutados e involucrados en hechos criminales, habrá homicidios y extorsiones en las calles.

Resalta también que la prevención del delito es importante, pero también lo es la contención del delito por medio de capturas, incautación de droga o dinero, salvar la vida de las personas que están siendo extorsionadas, entre otros.

Hernández advierte que la captación de menores para que ingresen a las pandillas no se detendrá, debido a que no existen penas fuertes impuestas contra los adultos que los cooptan. Agrega que después que salen de los centros se les debe dar un acompañamiento para que no se vuelvan a sentir solos, debido a que las pandillas usan el discurso que la sociedad los olvida y generan resentimiento.

“Creo que como sociedad la apatía que tenemos hacia la niñez que vemos en la calle o vulnerada si influye y se tienen que trabajar políticas de prevención y familiares para ver en 15 años los resultados. Como sociedad queremos ver pronto los resultados, pero en prevención lo vemos en 15 años”, explica.

Hasta el pasado 8 de junio, la SBS tenía recluidos a 626 jóvenes en los centros de privación de libertad juveniles, de los cuales 69 son mujeres y 557, el 63 por ciento de la población, es mayor de 18 años, debido a que alcanzaron la mayoría de edad mientras cumplían su sanción.

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¿Terroristas?

Días después que el presidente Alejandro Giammattei asumió la presidencia presentó tres iniciativas de ley al Congreso, las cuales pretenden eliminar la SAAS, declarar terroristas a las pandillas y regular la legítima defensa y el uso de armas de fuego contra criminales.

El diputado Óscar Argueta, expresidente de la Comisión de Seguridad Nacional, explica que en su momento fue conocido el proyecto de ley y dieron un dictamen favorable con modificaciones, porque al etiquetar a los pandilleros como terroristas no hace ninguna diferencia sustancial.

“Evidentemente, en la persecución penal y en la degradación de los delitos, el tema está bastante bien elaborado. El problema es de otro tipo, por ejemplo, desde las cárceles siguen teniendo el control sobre las estructuras que están en el exterior. Además, hay algunos temas de coordinación institucional que son necesarios fortalecer”, explica.

Añade que este es un problema que no se arregla con represión, porque siguen reclutando nuevos miembros a las pandillas debido a que los factores para su involucramiento no cambian y debe abordarse como un fenómeno socioeconómico.

Factores asociados

Una vez que se ingresa al mundo de las pandillas, es muy difícil salir, según refleja el estudio “Maras y pandillas, comunidad y policía en Centroamérica”, que, aunque su objeto principal de estudio fue El Salvador, también trata la problemática en Guatemala y Honduras.

Las pandillas se dedican a extorsionar a personas particulares, comerciantes de barrios, tenderos y transportistas, entre otros. El estudio indica que hace nueve años en Guatemala se calculaba que había 12 mil miembros del Barrio 18 frente a cinco mil de la Mara Salvatrucha, y que las pandillas han proliferado en contextos de violencia y empobrecimiento.

El informe señala que esos grupos criminales reclutan a los jóvenes por una serie de factores estructurales, entre los que resalta la búsqueda de identidad colectiva, recursos materiales, familia, amigos o un estatus social superior.

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