Comunitario

Por tercer día continúa paro de autobuses en la zona 7

Cientos de residentes de las colonias El Amparo 1 y 2, Granizo, Bethania y otras colonias aledañas en la zona 7 siguen sin servicio del transporte urbano de las rutas 36 y 37.

Vecinos de varias colonias de la zona 7 se ven afectados por   la falta de buses de las rutas 36 y 37, debido a que los   pilotos se rehúsan a trabajar, ante las amenazas de extorsionistas.

Vecinos de varias colonias de la zona 7 se ven afectados por   la falta de buses de las rutas 36 y 37, debido a que los   pilotos se rehúsan a trabajar, ante las amenazas de extorsionistas.

CIUDAD DE GUATEMALA. La decisión de los pilotos y ayudantes de esas rutas se debe a las amenazas de pandilleros con matarlos si no pagan la extorsión. Esta situación afecta a cientos de usuarios que debieron transportarse en picops, vehículos particulares, taxis para ir a su trabajo o centro de estudios así como retornar de sus hogares.

La medida adoptada por los pilotos originó que padres de familia con sus hijos debieran caminar largas distancias para llevarlos a los centros educativos. La presencia de transporte emergente para movilizar a los usuarios causó embotellamiento en un entronque entre las colonias Granizo y El Amparo.

Ayer autopatrullas y algunos autobuses de la Municipalidad de Guatemala colaboraron.

Picops, taxis y otros vehículos que prestaron el servicio de transporte cobraban Q5, Q10 y Q15 para hacer traslados de esas colonias al centro de la ciudad.

pilotos temen nuevo ataque

Los autobuses de las rutas 36 y 37 paralizaron el servicio desde el lunes último a las 15 horas, y desde ese día los usuarios afrontan dificultades para transportarse.

Los conductores decidieron suspender labores debido al temor de ser atacados por pandilleros.

Otro hecho que los obligó a paralizar es que el domingo recién pasado fue herido de bala el piloto de la ruta 37 Carlos Enrique Marroquín de León, de 39 años, en la 11 avenida y 37 calle, zona 8.

A raíz de este ataque, comentaron algunos pilotos, arreciaron los mensajes amenazantes, y dejaron de trabajar pues no confían en que la Policía les brinde seguridad.

(*) Con información de Julio Lara

ESCRITO POR: