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¿Por qué somos bajitos? El Censo Nacional de Talla busca en las aulas la huella de la desnutrición crónica
Niños de primero primaria de 16 mil 364 escuelas son medidos en el Quinto Censo Nacional de Talla.
Una muestra de 422 mil 278 niños del primer grado de primaria del sector público son medidos de talla, la información servirá para conocer la prevalencia de la desnutrición crónica en niños entre los 6 y 9 años. (Foto Prensa Libre: Cortesía Dirección Departamental de Educación Guatemala Sur del Ministerio de Educación)
Sin zapatos y sin calcetines, Anderson, de 7 años, camina hacia la cinta métrica pegada en una de las paredes del aula donde se imparte el primer grado de primaria. Con la espalda y la cabeza contra la pared, los brazos a los lados y las piernas rectas, los maestros le informan que mide 110 cm.
Otros 60 niños esperan descalzos su turno para ser tallados. En la fila también está Dilan, de 7, cuya altura es de 125 cm.
La Escuela oficial 105 Nimajuyú C, en la zona 21, donde estudian Anderson y Dilan, participa en el Quinto Censo Nacional de Talla para estudiantes del primer grado de primaria del sector oficial, que lleva a cabo el Ministerio de Educación (Mineduc) y la Secretaria de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesán).
Para las maestras Blanca González y Celita Vargas resulta satisfactorio que la estatura de los estudiantes esté entre los parámetros normales ―110 cm y 130.5 cm―, pues es señal de que “no tienen desnutrición”, y consideran que la alimentación que reciben en casa y en la escuela es clave para su buen desarrollo.
Hace 10 años se hizo una medición igual para conocer el retardo de crecimiento en niños entre los seis y nueve años, y establecer el grado de desnutrición crónica en la población infantil que comienza la carrera escolar. Se censaron 385 mil 370 estudiantes de 21 mil 921 centros educativos públicos, y el resultado indicó que el 37.6 por ciento tenía una talla baja.
El censo de este año alcanzará a 422 mil 278 niños que están inscritos en 16 mil 364 centros educativos en todo el país.
De acuerdo con Martha Salazar, subsecretaria técnica de la Sesán, el indicador de talla para la edad permite conocer la historia nutricional de las familias, pero también su entorno, si hubo o no privaciones en el consumo de alimentos, la capacidad adquisitiva en los hogares para garantizar una alimentación adecuada, la disponibilidad de agua potable, las condiciones de la vivienda, el acceso a servicios de salud, también si el niño recibió estimulación temprana, entre otros factores.
La información ayudará a establecer la prevalencia de desnutrición crónica a nivel municipal, departamental y finalmente del país, con el objeto de implementar acciones multisectoriales y políticas públicas acorde a la realidad nacional.
Realidad nacional
Hace una década cuatro de cada 10 estudiantes de primero primaria tenía retardo en talla o desnutrición crónica, según el Cuarto Censo Nacional de Talla. El daño nutricional resultó más elevado en niños de mayor edad, que vivían en el área rural y que su idioma materno no era el español.
El informe del 2015 indica que en San Mateo Ixtatán, Huehuetenango, ocho de cada 10 niños inscritos en el primer grado tenían retardo de crecimiento.
Por otro lado, a nivel nacional la talla promedio de las niñas de siete años era 7.3 cm más baja que el estándar de referencia de la Organización Mundial de la Salud (2007), en el caso de las que tenían 9 años, la diferencia era de 14 cm.
Mientras que los varones de 7 años tenían 7.9 cm menos al patrón de referencia internacional, y en los de nueve años la diferencias era de 12.8 cm.
A criterio de Salazar no hay una talla específica para la edad, pues acá influyen los patrones genéticos de cada persona, sin embargo, espera que el censo muestre una disminución en la prevalencia de la desnutrición crónica en Guatemala.
“Los datos también sirven para hacer un análisis de las políticas públicas que los diferentes Gobiernos han hecho para mejorar la nutrición infantil en los últimos 10 años; ver si han sido efectivas”, dice. En este tipo se ha implementado el Pacto Hambre Cero, la Estrategia para la Prevención de la Desnutrición Crónica y la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición.
Impacto irreversible
“De los seis años en adelante los centímetros de estatura que se dejan de ganar no se recuperan”, dice Salazar, por eso es vital la intervención integral previo a esa edad para prevenir el retardo de crecimiento.
La baja talla es un signo visible de la desnutrición crónica, pero no el único, también ocasiona daño cognitivo irreversible. Un niño con esta condición pierde hasta el 40 por ciento de sus neuronas potenciales, y el deterioro es de por vida, según informes de Unicef.
“Hay que tener mucho cuidado sobre qué tipo de programas se promocionan en edad escolar, porque si la población se queda baja y se trabajan programas no apropiados, puede ser que además se induzca el sobrepeso y obesidad porque esas personas ya no van a ganar esos centímetros de estatura que perdieron”, agrega la subsecretaria de la Sesán.
El costo de censo es de Q3 millones, y los resultados se darán a conocer en noviembre próximo.
“De los seis años en adelante los centímetros de estatura que se dejan de ganar no se recuperan”, dice Salazar, por eso es vital la intervención integral previo a esa edad, para prevenir el retardo de crecimiento.
Martha Salazar, subsecretaria técnica de la Sesán
Preparación
José Luis Aguirre, director de la Escuela oficial 105 Nimajuyú C, menciona que recibieron una capacitación por parte del Mineduc, la Sesán y estudiantes de la Escuela de Nutrición de la Universidad de San Carlo de Guatemala para medir de manera correcta la talla de los estudiantes.
El proceso es ágil, no tarda ni dos minutos por niño. Los estudiantes son llamados por lista y se les ubica de espaldas a la cinta métrica, y se coloca sobre su cabeza una tablilla que marca los centímetros que tienen de altura. El dato se escribe en una hoja que más adelante será enviada a la Sesán para reunirlos con los de otras escuelas, y luego serán analizados.
“Un niño que se alimenta bien, por supuesto que va a rendir académicamente”, dice Aguirre.
Lilian Teos Reyes, supervisora de la Dirección Departamental de Educación Guatemala Sur, señala que esta información “ayudará a tomar decisiones y tener información actualizada, pertinente, robusta, acerca de la relación y la prevalencia del retardo en crecimiento”. En su distrito son 14 escuelas las que participan en este censo.