“Consciente de la necesidad de conservar nuestro entorno, decido proponer un manejo de todos los residuos orgánicos que diariamente provocamos —ya que todos contaminamos— y a la vez obtener beneficios integrales y sostenibles para toda la población de esta actividad”, explica el emprendedor, egresado de la Carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Rural, quien considera que el mayor reto viene a partir de ahora.
La idea
El Sistema Permacultural se puso en marcha a pequeña escala hace 10 años, con el apoyo de la familia de Bayron, quienes fueron los primeros en creer en su idea.
El proyecto se compone de dos fases. La primera, que ya está en marcha, consiste en la descomposición de desechos orgánicos que se recolectan en inmuebles de comercio —mercados, centros comerciales, locales, etcétera—, ventas de alimentos y otros lugares en donde se generen desechos que se puedan descomponer, para convertirlo en fertilizante.
La descomposición de esos materiales la producen lombrices coqueta roja, “que tienen diversas características que las hacen ideales y atractivas para esta función”, explica el joven, quien agrega que dado el alto nivel reproductivo de esas lombrices, dentro del plan de negocios se contempla que cierta cantidad de ellas sirva como alimento de peces y aves, otro porcentaje será comercializado y la mayor parte servirá para su función de descomposición con el crecimiento del proyecto.
La etapa final de esta fase es la comercialización del fertilizante orgánico de buena calidad, a un precio asequible para personas de cualquier estrato socioeconómico.
La segunda fase contempla la utilización del fertilizante en cultivos hortícolas propios, lo que le permitirá al emprendedor ofrecer a la población un producto sano y libre de sustancias nocivas.
Formalización
A pesar de que Bayron puso en marcha el proyecto a pequeña escala hace 10 años, empezó a tomar forma hace ocho, cuando redactó un plan de negocios para participar en un concurso nacional de emprendedores, en el que resultó finalista.
“En el 2013, me enteré de la competencia de TIC Américas a través de las redes sociales. Verifiqué las bases y noté que había gran posibilidad de presentar mi proyecto; entonces, apliqué para la preclasificación. Fue entonces que se mejoró más la idea de negocio y la presentación fue exitosa”, cuenta el ingeniero.
Bayron fue uno de los más de cuatro mil jóvenes que registraron más de mil 400 ideas, de las cuales salieron 24 equipos finalistas, provenientes de 16 países del hemisferio. El guatemalteco resultó uno de los cuatro ganadores en la categoría Eco-Reto, que evalúa proyectos de negocio y sociales que ofrecen una solución innovadora a problemas ambientales.
“Ahora viene el principal reto, que es la implementación. El proyecto lo tengo pensado para iniciar con un beneficio a nivel regional. Empezaré en cinco municipios de Alta Verapaz: Tamahú, Tactic, Santa Cruz Verapaz, San Cristóbal Verapaz y Cobán. Luego, la intención es extenderlo lo más que se pueda, de ser posible a escala nacional, pero eso dependerá del nivel de apoyo que tenga por parte de las autoridades y de la población. Lo importante y bueno es que quien colabore con sus residuos orgánicos puede obtener una retribución”.