Ella aseguró que el ataque contra Carlos le cambió la vida por completo a toda su familia. “En ese momento mi hijo menor tenía 7 meses. Tenemos tres hijos más, y él era el sostén de la familia. Perdí todo lo que tenía, no solo a nivel emocional, porque yo amaba a mi esposo, sino a nivel económico, y comenzó la intranquilidad”, relató a los integrantes de la Comisión de Trabajo.
“Perdimos nuestra casa porque no pude seguir pagando. Ya llevábamos cuatro años de aportar las cuotas mensuales, y en el banco no me devolvieron nada”, narró.
Drama
Sandra es una de las más de mil 200 viudas que ha dejado la violencia en contra de choferes de autobuses urbanos.
Esos hechos no solo han dejado viudas, sino también secuelas irreparables en aquellos pilotos que han sobrevivido.
Uno de ellos es Jorge, quien el 28 de junio del 2008 recibió un disparo que le dañó la médula espinal.
“No me mataron, pero ahora dependo de una silla de ruedas. La operación que requiero cuesta Q100 mil, y no puedo pagarla. Tampoco consigo trabajo. Mi familia y yo estamos viviendo de la venta de gelatinas y helados. Dejé de ir a las terapias porque cuestan Q400 semanales. Solo nos alcanza para las sondas y bolsas que necesito para hacer mis necesidades”, refirió.
Según el sobreviviente, aunque sus patronos le descontaban un seguro de vida de una cooperativa, luego del atentado acudió a cobrarlo y le dijeron que nunca se hicieron los pagos y por ello no podía cobrarlo.
La diputada Dolores Beltrán, de la Comisión de Trabajo, aseguró que el 16 de mayo integrarán una mesa con varias instancias del Estado, a fin de garantizarles a los afectados, “al menos, becas de estudio para los menores, y trabajo a las viudas”.