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Día del Voceador: los guatemaltecos que cada día llevan la noticia y forman parte de ella

Desde 2007, Prensa Libre celebra durante los últimos días de abril el Día del Voceador. Son cientos de personas que todos los días trabajan desde muy temprano para llevar la noticia y que, sin saberlo, también son parte de ella.

En el Día del Voceador, Prensa Libre destaca el valor de estos trabajadores que entregan cada día las noticias al país. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

En el Día del Voceador, Prensa Libre destaca el valor de estos trabajadores que entregan cada día las noticias al país. (Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

Cada año Prensa Libre resalta el trabajo de unos dos mil guatemaltecos que se han comprometido y entregado su vida a ser parte de la cadena de información de este matutino. Los voceadores son el último eslabón, pero el más importante, porque entregan cada día las noticias a los guatemaltecos, de quienes, a lo largo de los años, se han hecho sus amigos.

En este día nos hemos dado a la tarea de conocer a seis voceadores, como una muestra del compromiso de cada día durante todo el año tienen para los lectores. Las noticias llegan a través de ellos y los hacen formar parte de la misma.

 

Jaime Lopez, Quetzaltenango

Jaime López trabaja desde hace 18 años vendiendo la Prensa Libre. Antes trabajaba en una panadería, pero dice que vio mejores oportunidades de crecer al integrarse al equipo de este medio de comunicación. Inició como voceador y rápidamente logró escalar y convertirse en mayorista. “Vocear una noticia no lo hace cualquiera, a través del tiempo fuimos entendiendo cómo es la venta y por eso hemos perdurado”, explica al terminar con su jornada. López habla en plural porque junto a su esposa llevan el negocio. La familia López trabaja con personas de Totonicapán, Huehuetenango y San Marcos que viajan Quetzaltenango para tener la oportunidad de vender los ejemplares de Prensa Libre y tener un sustento para alimentar a sus familias, sin embargo, con la pandemia López agrega que muchos de ellos tuvieron que viajar a sus hogares y ya no regresaron. “Les abrimos las puertas para que trabajen con nosotros, pero a raíz de la pandemia tuvieron que regresar a su tierra y ya no volvimos a saber de ellos, solo esperamos que estén bien”, dijo.

Durante estos 18 años, López comparte que la noticia más emotiva que le ha tocado vender fue el asesinato del cantautor argentino, Facundo Cabral, el 9 de julio de 2011. “Fue un domingo, yo tengo mi carro con bocinas y puse música de Facundo Cabral. Ese día casi tripliqué mi venta, pero fue algo que nos golpeó a todos”.

 

Juan José Cuc, Cobán

Hace cinco meses cumplió 27 años de vender la Prensa Libre en las calles de Cobán, Alta Verapaz. Juan José Cuc tiene 45 años y es una persona no vidente que encontró en este trabajo una oportunidad para llevar sustento a su casa. Vive en una aldea a tres kilómetros del centro de la ciudad y aunque la pandemia le dificultó su movilidad debido a la suspensión del transporte público, no hubo día que no saliera de su casa para dirigirse caminando hacia Cobán para ofrecerle las noticias a su clientela.

Le da dos vueltas a la ciudad, una por la mañana y otra por la tarde. “Ya conozco a mi gente, a quienes no les da tiempo de comprar en la mañana, me esperan a que pase por la tarde”, agrega.

Cuc menciona que al llegar a recoger su paquete de prensas, le pide a su mayorista que le lea los titulares del día y se quede con el que más le llama la atención.  En ocasiones le ha tocado anunciar las tragedias que ha sufrido el lugar donde vive, como cuando la tormenta Iota inundó muchas comunidades de Alta Verapaz. Otras veces los días son más optimistas. “Pregunto cuáles son los titulares para poderlos anunciar, hace unos días pasó que un helicóptero logró volar en Marte y eso era lo que estaba voceando y eso me ayuda para que la gente compre rápido las prensas”, compartió.

Larissa Sagastume, Puerto Barrios

Sagastume heredó la venta de periódicos de su papá, quien tuvo el negocio por trece años hasta que falleció en 1994. Han pasado 27 años y aún recuerdo cómo su padre era un lector empedernido de las noticias que se publicaban en ese entonces, con los años se volvió voceador y luego se convirtió en uno de los mayoristas de Puerto Barrios.

“Pasé toda mi adolescencia viendo a mi papá trabajar en esto, lo miraba armar los suplementos y esperaba emocionada los fines de semana para acompañarlo”, cuenta mientras recuerda que una de sus actividades favoritas de niña era pintar los chistes que se publicaban los domingos.

A los 24 años Sagastume se hizo cargo del negocio y cuenta cómo muchos de los voceadores que iniciaron con su padre seguían trabajando con ella hasta que la pandemia llegó. “Después de estar vendiendo periódicos por más de 30 años, muchos se retiraron por la pandemia porque ya eran señores muy grandes. Muchos eran señores que tenían problemas con el alcohol y se lograron regenerar al vender Prensa Libre, otros eran niños de escasos recursos que lograron terminar sus estudios con el dinero que ganaban de la venta”, agrega.

Una de las noticias que más recuerda fue cuando cayeron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. “Ese fue un notición bárbaro, cuando es un acontecimiento de esa magnitud no es necesario vocearlo, la gente ya está con las ganas de leer las noticias. Eso fue impactante, le arrebataban el periódico a uno”.

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Concepción López, ciudad de Guatemala

(Foto Prensa Libre Érick Ávila)

Era finales de la década de los 70 cuando Concepción López empezó a vender Prensa Libre en la colonia La Florida. Era su mamá, junto a sus tres hermanos los que se instalaban entre la 11 y 10 avenida.

“Mi mamá me compró una mesita de pino y me ponía los periódicos, en ese entonces valían 25 centavos, eran muchas aventuras las que teníamos con mis hermanos pero con el tiempo ellos decidieron hacer otras cosas”, recuerda. Ella es la hija mayor y es la única que se quedó ayudando a su mamá, ahora venden en la esquina del centro comercial de Montserrat. Su día de trabajo inicia a las seis de la mañana en el semáforo, a las nueve de la mañana visita los distintos negocios que quedan cerca, aunque por la pandemia, menciona que perdieron muchos clientes ya que muchos comercios cerraron.

“Cuando murió don Jorge Carpio (1993) fue impactante para nosotros porque él estaba en su momento de campaña, tenía muchos seguidores y de repente escuchar que había fallecido uno no lo podía y nuestros clientes nos buscaron para saber la noticia”, recuerda.

López tiene cuatro hijos, vive ahora en Jocotenango, Sacatepéquez y aunque todos los días debe viajar hasta la zona 4 de Mixco, dice con orgullo que el negocio le permitió darle estudio a sus hijos que ya están en la universidad.

Leyla Gabriel Gutiérez, ciudad de Guatemala

(Foto Prensa Libre: Érick Ávila)

“Lo del volcán de Fuego (2018) fue una noticia muy importante. Ese día no alcanzó la prensa pero fue por la foto que era bastante impactante y eso es lo que más llama la atención para que la gente compre”, comparte Leyla Gabriel Gutiérrez quien vende Prensa Libre en el Parque Colón, en la zona 1 de la ciudad de Guatemala.

Gabriel tiene 13 años de estar en el negocio y dice que empezó ahí porque su suegra vendía en el lugar, cuando ella falleció, se quedó con su clientela que son personas que trabajan en el sector o que toman el transmetro en la parada que está instalada en ese lugar.

Gabriel reconoce que está ubicada en un buen punto y que los años de vender prensa le han permitido conocer a la gente, saber lo que les interesa y el tipo de noticias que más les llama la atención.

“Ha sido bastante gratificante porque me ha ayudado a salir adelante, con los gastos de la casa, el estudio de mis hijos y mantener informada a la clientela”, indica.

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Antonio Maquín, Cobán

Con 48 años Maquín celebra cuatro décadas en el negocio de la venta de periódicos. Es el mayor de 11 hermanos, a penas era un niño que asistía a la escuela cuando su maestra, al ver las precarias condiciones de su familia, le sugirió vender Prensa Libre al salir de clases. “No tenía cómo comprar mis lápices y cuadernos cuando mi maestra me dijo que quería hablar conmigo”, dice.

Maquín hablaba queqchí únicamente y dice que aprendió el español vendiendo la prensa. “Mi mamá no quería que fuera porque nunca había salido de la aldea más que para ir a la escuela o al molino. Pero solo dos veces comíamos, el sueldo de mi papá no alcanzaba y eso me motivó a trabajar desde pequeño”, dice.

Según cuenta, tiene un récord personal que es el de vender 250 periódicos en un día. Aunque no recuerda cuál era la noticia de ese día, sí menciona que uno de los días de mayor venta fue cuando cayeron las Torres Gemelas. “Hasta nosotros estábamos esperando la prensa para leerla. Desde un día antes la gente nos estaba pidiendo que les guardáramos un periódico, la gente estaba haciendo cola para tener su ejemplar”, agrega.

Maquín logró aprender rápido del negocio y en 1994 se convirtió en mayorista, ahora es él quien le da las oportunidades a personas que necesitan un trabajo. “Hasta acá, Prensa Libre le dio un giro a mi vida, le dio alegría a mi mamá y estudios a mis dos hermanas más pequeñas”, comparte.

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