En el albergue se encuentran hacinados 42 migrantes que fueron trasladados de México a Guatemala; la mayoría de ellos espera que se cumplan los trámites para su deportación.

?No somos delincuentes. Ellos pueden salir y tomar el sol; nosotros llevamos meses sin verlo. Estamos en condiciones infrahumanas?, expresó Ajay Patel, otro de los migrantes hindúes.

Según versiones de los otros indocumentados, no reciben ningún tipo de ayuda, y las autoridades ponen oídos sordos a sus peticiones.

Otro caso es el Fadi Aboures, migrante sirio que fue detenido hace dos meses y medio. Pese a estar casado con una guatemalteca, no se le permite salir y reunirse con su familia.

?Estoy desesperado; mi esposa y mis dos hijas de tres años y seis meses necesitan su sustento, y nadie parece escucharme?, indica.

La esposa de Fadi, Lorena Monterroso, ya vendió el vehículo para pagar el alquiler de la casa, el colegio de su hija y comprar los alimentos.

?Cada día piden nueva documentación y siempre me ofrecen que voy a salir, pero no sucede así?, dice Fadi.

Las condiciones infrahumanas en que viven son evidentes: mal olor, falta de camas -algunos duermen en el piso- y de jabón para bañarse.

?Recibimos ropa, un poco de jabón y alimentos, porque las hermanas de la congregación de la madre Teresa de Calcuta nos los proporcionan?, indica Sukuiiver Singh, otros de los migrantes.

La desesperación de los hindúes y de Fadi ha llegado al límite, y piden a las autoridades que los dejen salir antes de Navidad, u optarán por medidas de hecho.

?Tomaremos medidas extremas si no vemos solución a nuestros problemas?, coinciden los migrantes.

Diversos representantes de la Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala, Menamig, coincidieron ayer en señalar que los migrantes no deben ser tratados como delincuentes, y que las autoridades no deben violar sus derechos.

Lucrecia Oliva, directora del proyecto de migraciones de la Coordinación de ONG y cooperativas que pertenecen a la Menamig, señaló que el Gobierno debe ratificar la convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y sus familiares adoptada por la Organización de las Naciones Unidas en 1990.

Con ese documento, según explicó Oliva, el Gobierno se comprometería a que no se violen los derechos de los migrantes, y a impulsar políticas de ayuda que no permitan abusos contra ellos.

La experta aseguró que a pesar de que Guatemala no ha ratificado esa convención, en 1948, en Colombia, se adhirió a la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. Ese documento establece que los migrantes deben ser respetados, lo cual no se cumple.

Mario Polanco, director del Grupo de Apoyo Mutuo, señaló que aunque estas personas ingresan en el país sin los documentos que exige la ley, las autoridades no deberían ?condenarlas?, sino facilitarles el regreso a su nación de origen.

Monseñor Víctor Hugo Martínez, presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, CEG, comentó que los migrantes tienen dignidad y no son delincuentes, sino que buscan salir de la miseria en que viven.

?Creemos que se les debe apoyar; por ello impulsamos una comisión de movilidad humana y dos casas de migrantes en el país?, añadió el líder religioso.

Hindúes regresan sin cenizas

Los tres familiares del migrante Kanu Patel, quien se suicidó el 3 de diciembre en un albergue de Migración, regresaron hoy a EEUU sin las cenizas de su primo, debido a que retrasos en gestiones en el Ministerio Público, MP.

Así lo dieron a conocer empleados de Migración encargados de tramitar la cremación y enviar las cenizas a la India.

Explicaron que ayer por la mañana salieron del país Ambalal, Rasikbhal y Rauchodbhai Patel, originarios de la India, y quienes residen desde hace más de 10 años en Arizona, EE.UU.

Falta firma del juez

Los funcionarios de Migración agregaron que lo único pendiente es un trámite en el MP para que el juez de Instancia Penal autorice la cremación.

El martes por la noche, los familiares de Patel, junto a otros migrantes de la India arrestados en el albergue efectuaron una ceremonia religiosa en la funeraria donde permanece el cadáver.

Los familiares costearon la cremación, pero partieron sin haber visto cumplido su cometido.