Guatemala

En memoria de los muertos

El 1 de noviembre miles de guatemaltecos acostumbran visitar los cementerios y llevar flores a sus familiares difuntos; sin embargo, no es una práctica aislada sino está cimentada en la religión católica.

Entidades y organizaciones elaboran coronas para esta fecha, como este grupo de féminas de Santa Rosa. (Foto Prensa Libre: Oswaldo Cardona)<br _mce_bogus="1"/>

Entidades y organizaciones elaboran coronas para esta fecha, como este grupo de féminas de Santa Rosa. (Foto Prensa Libre: Oswaldo Cardona)

PROVINCIA.- Es una práctica que se celebra en todo el mundo por fieles católicos, y que a Guatemala llegó con la evangelización cristiana durante la Colonia, explicó el sacerdote José Luis Colmenares.

El llevar flores y visitar tumbas es una costumbre compartida en muchos países, pero hay situaciones puramente guatemaltecas que se llevan a cabo en esta fecha únicamente en el país, unas en todo el territorio como el de comer fiambre, y otras propias de alguna región, como los festivales de barriletes gigantes, de Sacatepéquez, y otras, únicas de alguna comunidad, como las carreras de caballos, en Todo Santos Cuchumatán, Huehuetenango.

Liturgia y origen

El sacerdote Colmenares explicó que en según el almanaque litúrgico, la celebración por los difuntos se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre. El 1 se celebra a los santos y santas, que sin haber sido canonizados, han vivido en comunidad con Dios y disfrutan ya de su gloria. Hay millones de santos a los que no se les puede dedicar un día a cada uno de ellos. Por eso se celebra el Día de los Santos, expuso el religioso.

Mientras, el 2 de noviembre se conmemora el día de los fieles Difuntos, que a diferencia del anterior se celebra por todas las personas que han muerto, por lo que se pide a Dios para el perdón de sus pecados, comentó el sacerdote.

Son dos fiestas distintas. Una para todos los santos difuntos, y otro sobre quienes han fallecido, y por quienes se pide para el perdón de sus pecados, refirió.

 

Leyendas

Aunque con los conquistadores llegó la evangelización, las creencias y espiritualidad de las poblaciones prehispánicas prevaleció muchas veces escondida entre el cristianismo, por ello se mantienen costumbres como la de los barriletes gigantes, que son utilizados por los mortales para conectarse y guiar a sus antepasados, que  según la leyenda el 1 de noviembre pueden comunicarse con los vivos.

En este sincretismo se observa también que en muchas comunidades, donde los pobladores elaboran altares en los cementerios, y llevan comida y bebidas a sus fallecidos. Muchas veces, consumen alimentos en las tumbas, que en el imaginario local es comer con sus difuntos.

La elaboración y exhibición de barriletes gigantes se ha ido extendiendo en los últimos años a otros lugares, como Palín Escuintla; San Pedro Sacatepéquez, San Marcos, y municipios de El Progreso, Zacapa y Chimaltenango.

 

Tradiciones y costumbres

Muchas de las prácticas conservan el sincretismo formado por el cristianismo y la cosmovisión prehispánica, como en Cubulco y Rabinal, Baja Verapaz, donde la población achí instala altares en los alrededores de los cementerios desde el 31 de octubre, y los ornamentan con flores, fotos de sus difuntos e imágenes de santos católicos, frutas, comidas y bebidas, en espera de la visita de sus difuntos.

También hay otras, bastante coloridas, como en Salcajá, Quetzaltenango, donde los vecinos elaboran calabacitas a las que les colocan velas en el interior, y en una caminata colectiva las llevan al cementerio durante la noche del 1 de noviembre.

Otra son más innovadoras, como en la cabecera de Quetzaltenango, donde un grupo de teatro –Fabrica de leyendas-  interpreta en sitios públicos a personajes tenebrosos que viven en el imaginario popular, como el Duende, La Llorona y el Cadejo.

En San Sebastián, Retalhuleu, la imagen de este santo patrono es llevada por miembros de la cofradía del lugar por el interior del cementerio local, para mostrar el respeto a los difuntos.

También hay costumbres que se desvanecen, como la zarabanda que se organizaba durante la noche del 31 de octubre en San Cristóbal Totonicapán, según recuerda Carlos Soch, vecino de lugar.

Economía

La continuación de la tradición representa movimientos económicos, especialmente en lo agrícola pues se incrementa la compra de flores, para decorar las tumbas, y hortalizas, para los diferentes platillos, entre ellos el fiambre. Esto representa una alta demanda de estos productos, y con ello su alza de precio.

Entre los sitios donde más se cultiva flores y hortalizas son  Zunil y Almolonga, Quetzaltenango.  Julio Siquiná, representante la Cooperativa La Llave de Almolonga, contó que lo que más cultivan son remolacha, zanahoria, lechuga y cebolla; y en menor escala arveja y haba. “No tenemos un control estricto de la producción, pero se incrementa entre el 10 y 15 por ciento en estas fechas”, resaltó.

La economía doméstica también se beneficia, pues muchas mujeres elaboran flores de papel en sus hogares y forman coronas, las cuales venden para adornar las tumbas.

Un producto cuyo consumó se eleva es la panela, pues es útil para elaborar toda una gama de conservas y dulces propios de la época.

Migración

También se registra alta demanda del servicio de transporte, pues la población de la provincia aprovecha el asueto para reunirse con su familia y disfrutar de la tradición.

Este éxodo temporal genera ganancias a los empresarios transportistas, en especial porque aprovechan para elevar ilegalmente la tarifa.

La celebración de Halloween, el 31 de octubre, también es compartida en Guatemala por varios segmentos sociales que la consideran atractiva, pero carece de espiritualidad. Según el folclorista Fernando Urquizú este festejo aquí refleja la influencia de la cultura estadounidense, la cual es alimentada por la industria del entretenimiento que se sirve de las aparentes similitudes fúnebres para aprovecharlas comercialmente.

El sacerdote José Luis Colmenares expuso que el 1 y 2 de noviembre es un tiempo para reflexionar sobre que Dios nos quiere santos a todos, por lo que debemos actuar de la mejor manera; en tanto, el 2 de noviembre es para orar por nuestros difuntos.