Guatemala

“El sistema se corrompió”

Poca participación ciudadana y estructuras partidarias que obedecen a intereses particulares son los factores que debilitan la formación de nuevos líderes en el escenario político, afirmaron Jair Dabroy, investigador de la Universidad de San Carlos de Guatemala, y Karina García, experta en comunicación política, durante el programa Diálogo Libre.

Karina García, comunicadora política, y Jair Dabroy, investigador de la Usac, conversan con el periodista Ben Kei Chin sobre liderazgo político.

Karina García, comunicadora política, y Jair Dabroy, investigador de la Usac, conversan con el periodista Ben Kei Chin sobre liderazgo político.

¿Cuál es su diagnóstico del liderazgo político actual?

Dabroy: Estamos viendo partidos que responden a los intereses del personaje fundador. El hecho de crear un partido a la medida provoca la necesidad de no contar con competencia y por ello no hay formación de cuadros.

Hemos visto una vulgarización del sistema de partidos políticos, en donde la persona que participa, a lo que aspira es a una plaza si su candidato es electo para el puesto que se postula.

García: Hay que diferenciar entre liderazgo y popularidad. Todo se ha centralizado al personalismo.

Ante la ausencia de liderazgos políticos, lo que vale más es la popularidad del candidato, donde lo más importante es el show. El sistema de partidos se corrompió, entre que a la sociedad se le olvida o no le importa, aquí se hace héroes a los delincuentes.

¿Cómo fomentar nuevos liderazgos?

Dabroy: El líder se hace pero también nace. El liderazgo político genuino tiene vocación de servicio. Despierta pasiones pero con objetivos definidos.

En las décadas pasadas teníamos posiciones ideológicas definidas y se sabía que era poco probable que traicionara sus valores.

Hay que entender que en 1993 ocurrió un proceso de reformas que alteraron el Estado.

Luego de años de partidos políticos institucionales, nos topamos con el primer partido cascarón MAS —Movimiento de Acción Solidaria—, donde se le da espacios al show.

¿Qué consecuencias tiene la personalización de los partidos políticos?

García: Es un grave daño, porque es un elemento de distracción.

Cuando se utiliza la personalización como un factor complementario en la estrategia de comunicación, ello facilita la cercanía con el votante, pero si no se complementa con contenido, se vuelve superficial. Ahora los votantes solo votan por quien se ve mejor en la foto.

¿Por qué se percibe apatía de parte de los posibles votantes?

Dabroy: La política es una práctica de élite y se necesita educación. Guatemala no es un pueblo que sobresalga por su cultura.

La formación política es un gasto de recursos. Los políticos prefieren vender promesas inalcanzables y la población se decepciona. El votante aún se deja influir por ofrecimientos que no son realizables.

García: Hay poca sostenibilidad de los planes de gobierno.

Al solo proponer personas se deja por un lado el tema de las propuestas. Incluso cuando hay buenos programas, el adversario cambia todo.

¿Qué debe hacer la clase política para acercarse a la población?

Dabroy: Los políticos deben salir y conectarse con la gente. El gran problema es que tenemos proyectos que se parecen mucho entre sí. No hay tendencias ideológicas diferentes.

La lógica es que el político transmita su mensaje y forme una relación entre partidos y población. El obligado a acercarse a la población es el político.

¿Cómo califica la relación entre partidos políticos y población?

García: No hay una buena relación. En general están utilizando mecanismos innovadores como las redes sociales, pero en la misma forma usan los medios tradicionales.

Para conectarse más con la población pueden reforzar la retroalimentación. Se necesitan buenos asesores en comunicación política, pero también políticos que sepan escuchar.

¿Qué incidencia tendrá Alfonso Portillo en el tablero político?

Dabroy: El exmandatario ejerce un liderazgo. ¿De qué tipo? es debatible, pero al final vemos en él algo que está ausente en el resto de personajes políticos. Estamos hablando de su capacidad de oratoria.

La mayoría de los votantes son emocionales. Portillo puede poner puntos en agenda que mueven a la gente, y eso que el exgobernante viene de pagar una condena.

García: Portillo es de la camada de políticos que se formaron en liderazgos estudiantiles.

Recordemos que en las escuelas normales se fomentaba el debate y la oratoria. Muchos de estos estudiantes desaparecieron durante la época del conflicto armado.

¿Por qué pesan más las cualidades y no los defectos de Portillo para algunos votantes?

Dabroy: Son cuestiones culturales, el guatemalteco tiende a admirar actitudes machistas.

De forma recurrente escuchamos ciudadanos que justifican el robar como una de las actividades propias del quehacer político. Somos una sociedad corrupta y eso hay que decirlo abiertamente. Cometemos pequeños actos de corrupción desde que nos pasamos un rojo y nos volvemos cómplices.

García: Tenemos que ser ciudadanos demandantes de cosas diferentes. No se necesita solo de buenas propuestas, es importante contar con una audiencia exigente.

¿Qué papel tiene la ciudadanía para exigir mejores líderes?

Dabroy: Como éramos un país sumamente reprimido, entendimos que la democracia era elegir autoridades, pero nunca dimos el siguiente paso.

Sin ciudadanos no tendremos capacidad de exigir candidatos con un plan de gobierno serio. Tenemos que fomentar la participación ciudadana.

¿Qué capacidad tienen los proyectos alternativos?

Dabroy: La mejor expresión de respuesta eran los comités cívicos, pero esa participación ha ido a la baja.

La economía determina a la política. Se pueden tener las mejores intenciones, pero sin recursos es difícil competir a nivel nacional.

García: Quisiera mencionar algunas luces, hay grupos de jóvenes indígenas que se están agrupando en liderazgos locales y que se están lanzando a la política partidaria.

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