En el patio de una casa se había aglomerado la gente que observaba cómo se destazaba un jaguar de 1.50 metros de largo y de unos diez años de edad.
Un anciano reveló a los guardabosques -quienes no se presentaron como tales en la casa- que los cazadores eran dos hombres de la misma aldea, Danilo y Manuel Rosa Arana, quienes mataron al animal a las 1 horas del domingo y a cambio cada uno recibió Q150.
Los guardabosques tomaron fotografías del destace y de los cazadores, lo que causó extrañeza entre la gente hasta el punto que confirmaron que eran del Conap, entidad que junto a la Policía y el Ejército procura el respeto de la fauna y la flora del vasto departamento de Petén.
Una hermana de los cazadores fue la promotora para que la población retuviera a los guardabosques ante el temor de que capturaran a sus familiares y al dueño de la casa que se había vuelto una carnicería.
La población se organizó para retener a los del Conap y bloquear las carreteras hacia Melchor de Mencos y Flores.
A eso de las 13 horas acudieron comisarios policiales a dialogar con los pobladores y una jueza de Paz a efectuar una audiencia de exhibición personal a favor de los retenidos, con lo cual se logró la liberación de los guardabosques.
Los habitantes incluso quemaron los restos del animal ante las autoridades, en un intento por librar culpas.
El episodio concluyó cuando los guardabosques se retiraban en un picop oficial pero en uno de los retenes de pobladores fueron atacados con piedras.