Guillermo González, expresidente de la Cámara Empresarial de Comercio y Servicios, explicó que no solo los pequeños empresarios son víctimas de hechos delictivos, sino que el riesgo se ha extendido también a medianas empresas.
González indicó que cuando se trata de un área de riesgo, no importa cuál sea el tipo de negocio que se instale, siempre representará mayor inversión en seguridad, ya sea por la contratación de policía privada o la colocación de cámaras u otros dispositivos de seguridad.
Sondeo
Los comerciantes consultados prefirieron no ser identificados, por temor a ser víctimas de ataques de grupos delictivos, pero confirmaron que entregan cantidades que van de Q100 a Q500 semanales a grupos de extorsionistas, con la esperanza de no ser asesinados.
El dueño de una abarrotería ubicada en la colonia Paraíso 2, zona 18, dijo que instaló su negocio hace más de tres años, y que para él y su familia, el temor y la tensión son constantes.
“Pensábamos en la delincuencia del lugar. Teníamos miedo a ser extorsionados o a que asaltantes llegaran a vaciarnos el local, pero por los primeros tres meses no pasó nada”, afirmó.
Expresó que luego de ese tiempo pensó que podría desarrollar sus actividades con tranquilidad, hasta que un adolescente vestido con sudadero y gorra llegó a dejarle un teléfono móvil.
“Me dijo que me iban a llamar y que tenía que contestar, porque era hablarles o sufrir las consecuencias”, añadió.
Desde ese momento optó por ceder a las amenazas de los extorsionistas, para evitar un atentado contra él, su familia o empleados. No denunció a la Policía ni al Ministerio Público.
En la colonia La Reinita, zona 6, una señora de la tercera edad elabora y vende tortillas. Sus hijas le ayudan en la labor diaria. Tiene más de siete años de funcionar.
La entrevistada comentó que ahora tiene que entregar dinero cada semana a extorsionistas. Refirió que hace algunos años lo más usual era ser víctima de asaltos a mano armada.
“No me queda más que hacer lo que exigen los extorsionistas, porque no tengo capacidad económica para contratar vigilancia. Si apenas comemos”, lamentó.
La víctima nació en Cobán, Alta Verapaz, y desde muy joven llegó a la capital para trabajar y así contribuir con la economía familiar.
“Aquí vemos en la tele que hablan de tiendas que tienen seguridad privada o de cámaras de video, pero nosotros no podemos poner algo así”, afirmó, y lamentó el deterioro de la sociedad.
Grandes ciudades
González manifestó que la preocupación de empresarios y comerciantes cuando deciden instalar sus negocios es mucho mayor en la capital, que es donde existen más lugares de alto riesgo, por la violencia.
Sin embargo, también hay zonas de ese tipo en la provincia, como la cabecera de Escuintla, el centro de Quetzaltenango o Mazatenango, Suchitepéquez, entre otras de las grandes ciudades del país.
“La delincuencia ataca a todos, no importa que se tenga un negocio de artículos de primera necesidad o una venta de aparatos electrónicos”, resaltó.