Guatemala

Huyen de los delincuentes

Dejar su casa y huir fue la solución que muchas familias hallaron para escapar de las pandillas en Paraíso 1 y 2, y otros barrios y colonias de la zona 18.

Pero esa área no es la única con “casas fantasmas”, que a menudo se ven sin puertas o sin láminas, a veces usadas como guaridas de delincuentes.

Similar situación se afronta en El Milagro y Carolingia. También Sacoj Grande y Sacoj Chiquito, zona 6 de Mixco; El Mezquital y Villalobos 1 y 2, Villa Nueva.

Una tarea prácticamente imposible es vender una propiedad en esos lugares, puesto que los precios se han desplomado hasta a una quinta parte del original. Los letreros de “se vende” son frecuentes y permanecen colocados durante mucho tiempo.

Muchas familias optan por el éxodo, aterradas por la intimidación de antisociales.

La instalación de una fuerza de tarea, con efectivos del Ejército y Policía, ha llevado alivio, pero el acecho persiste, incluso para quienes se han marchado. Aquellos que no tienen a dónde ir se resignan, aunque tienen esperanza de un cambio.

Fuerzas de tarea

En la zona 18 funciona la Fuerza de Tarea Maya, que cuenta con cuatro divisiones para abarcar ese extenso sector.

Los oficiales castrenses indican que en septiembre del 2012 encontraron 150 casas abandonadas en Paraíso 1 y 2, asentamientos El Cerrito y Fátima, Kennedy y San Rafael 1, 2 y 3.

A la fecha, 64 inmuebles están deshabitados, deteriorados por las fechorías de pandilleros que los usaron como escondite.

Un mayor de la Unidad de Seguridad Ciudadana, del Ejército, que supervisa la seguridad en Paraíso 1 y 2, explica que la presencia militar ha permitido retomar el control.

“Eso ha servido para que las familias hayan comenzado a regresar a sus viviendas”, dice, y comenta que los delitos comunes en esas colonias son extorsión y portación ilegal de arma de fuego.

El militar refiere que pandilleros se han hecho propietarios de expendios de propano y agua purificada. “Ellos tienen el monopolio de estos negocios”, afirma.

Terror

Oficiales y soldados tienen referencias de dos adolescentes de 16 años que aún provocan terror en varias colonias.

“Lo que nos dificulta su captura y ponerlos a disposición de juzgados de Menores es que nadie se atreve a denunciarlos”, se lamenta.

Con informes de inteligencia han descubierto que esos menores reciben órdenes de reos, y se movilizan en San Rafael, zona 18; Ciudad Real, zona 12 de Villa Nueva; y zona 6 capitalina.

Explica un teniente que es secreto a voces que los dos menores cobran extorsiones y ordenan asesinatos. “La gente les tiene pánico. Por eso nadie dice nada, y los dos patojos están sin antecedentes delictivos”, dice.

El comisario general Edín Palma, jefe de la Fuerza de Tarea Maya de la Policía, explica que en Paraíso 1 y 2, los asentamientos El Cerrito y Fátima, las colonias San Rafael 1, 2, y 3, así como Kennedy, se redujo la criminalidad en 60 por ciento.

“Falta mucho por hacer. No se trata solo del trabajo de la Policía, Gobernación y el Ejército; también necesitamos apoyo de otras instituciones”, indica.

En un recorrido efectuado por reporteros de este matutino, escoltados por el Ejército, se observaron casas abandonadas.

En lo que fue una sala, hay restos de basura y emanan malos olores. Olvido y silencio se percibe en las viviendas deshabitadas. Algunas con ropa amontonada y vestigios de muebles que no pudieron cargar sus dueños.

Tierra de nadie

Nuvia Ortega, vecina de Paraíso 1, cuenta que a su hijo Byron Osdeli Vásquez Ortega, de 23 años, empleado en una aseguradora, lo mataron el 18 de enero del 2010.

Al hablar, con nostalgia, observa que a pocos metros fue donde lo vio muerto. “Tuve que irme de aquí; en ese tiempo ya no se podía vivir. Regresé hace un año, al ver que había seguridad”, relata.

Alma Ajcaló, propietaria de una carnicería, comenta: “Aquí todo era tremendo antes de que el Ejército llegara. Hay seguridad, y aunque los pandilleros no se han ido, al menos respetan”.

Añade: “Antes, a las 11 de la mañana, los pandilleros se paseaban por las calles con pistola en mano. Para nosotros ya no era vida. Tuve que cerrar mi negocio, porque pedían extorsión por todo”.

Zonas Rojas

En Carolingia, El Milagro, Sacoj Grande y Sacoj Chiquito, los integrantes de fuerzas de tarea refieren que también hay casas abandonadas. Érick Navarro, jefe de la Fuerza de Tarea El Milagro, cuenta que suman 50 de esos inmuebles.

Indica que para retomar el control en el área colocaron puestos de registro en sitios estratégicos, en busca de drogas, armas portadas ilegalmente y vehículos con reportes de robo.

Villa Nueva

En El Mezquital y Villalobos la realidad es la misma. Ahí los vecinos cuentan que los pandilleros disparaban a las casas para que los dueños se vieran obligados a huir. En otros casos, exigían hasta Q5 mil de extorsión, lo cual obligaba a las familias a salir y dejar sus residencias a merced de los antisociales.

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