Entre el grupo se enontraban familiares de las víctimas, quienes efectuaban los trámites para que de manera oficial les entregaran los cuerpos y la autorización para trasladarlos a su lugar de origen, donde serán veladas y sepultadas.
Cecilia Acabal, mamá de Calel Acabal, recordó que las dos menores eran amigas y que salieron de San Bartolomé Jocotenango, para trabajar y ayudar con el hogar, pues en aquella región no hay trabajo.
Migración
La primera que llegó a la capital fue Irma. Hace seis meses se despidió de sus padres y les prometió mantenerse en comunicación. Estaba decidida a ayudar económicamente con su familia, para que a sus seis hermanos no les faltara la comida. Ella era la más grande.
Durante esos seis meses, solo una vez regresó a San Bartolomé Jocotenango. Constantemente enviaba dinero por encomienda a su familia. Al día ganaba Q35, y pese a que debía mantener sus gastos y su comida, se esforzaba para ahorrar y cumplir con lo ofrecido a su familia.
Calel Acabal llegó después. Hace 45 días abordó un bus desde su comunidad y salió para reunires con su amiga, quien había hablado con su jefe para que le diera a una persona conocida, quien tenía las mismas necesidades.
Las dos adolescentes solo tuvieron estudios de primaria. Nunca pudo regresar con su familia.
En cautiverio
La tortillería La Bendición, ubicada en la 1a calle 3a avenida, zona 5 de Villa Nueva, fue el lugar donde Calel Benito y Calel Acabal trabajaron desde que salieron de San Bartolomé Jocotenango. Su jornada comenzaba en horas de la madrugada.
A diferencia de muchos trabajadores, cuando las adolescentes finalizaban sus labores no volvían a una casa, sino cerraban el local y dormían allí adentro, junto a los costales de maíz para las tortillas.
Acabal dijo que en una oportunidad, cuando habló por teléfono con su hija, supo que el jefe no les permitía salir del negocio y que la instrucción era prácticamente de cerrar y dormir. La señora se reprocha no haber conocido a las personas que dieron empleo a su hija.
Consternada por el deceso violento, Acabal exigió justicia por el crimen contra las dos menores de edad, de quienes dijo tenían aspiraciones para mejorar sus vidas y las de sus familias.
Crimen
Vecinos de la zona 5 de Villa Nueva no entienden qué pasó o por qué Calel Benito y Calel Acabal fueron ultimadas. Versiones señalan que era costumbre de muchos acudir al local donde ambas trabajaban, incluso desde tempranas horas, pues ya se podía comprar las tortillas.
De manera particular, este sábado las adolescentes no estaban trabajando, o por lo menos eso parecía. Algunos se acercaron y vieron que la persiana estaba levemente levantada. Adentro, las rejas estaban abiertas y al dar unos pasos adelante se encontraban los cadáveres de las jóvenes, los cuales yacían en posas de sangre.
Los socorristas informaron que no había heridas de bala visibles, y que les encontró con señales de haber sido estranguladas. Sus ropas fueron parcialmente quitadas, por lo cual se sospecha que los responsables abusaron sexualmente de ellas.
En la persiana ni en la reja se encontraron señales de violencia, investigadores señalaron que quienes ultimaron a las adolescentes sabían cuáles eran las condiciones en las que se encontraban.