Un biombo blanco las separaba de Fermín Felipe Solano Barrillas, alias teniente David, el único guerrillero detenido y acusado de ordenar y participar en la masacre del Aguacate, perpetrada por los insurgentes en Chimaltenango, entre el 22 y 25 de noviembre de 1988.
“Yo salí a pastorear un mi cabrito, cuando las señoras del Aguacate venían llorando y gritando, “¿qué les pasó?” les dije yo, “Ay si usted también” , me dijeron ya mataron a nuestros maridos, me dijeron”, dijo Agustina Machic, una anciana de 76 años esposa de Horacio Tajtaj, uno de los fallecidos. La mujer explicó que no sabía quién era responsable.
Acongojadas y llorando, las viudas explicaron que creen que sus maridos fueron torturados pues los cadáveres incluso presentaba quemaduras en sus partes íntimas.
El hecho
En la masacre murieron 22 personas que habrían sido ahorcados y estrangulados por un grupo de diez guerrilleros, tras acusarlos de colaborar con el ejército en medio de ofensivas militares.
El Ministerio Público acusa a Solano Barrillas de los asesinatos.
Según la investigación del Ministerio Público, la masacre sucedió cuando Carlos Humberto Guerra Callejas, a quien el ejército había nombrado comisionado militar de la zona (que ejercían tareas de control a población y de informantes) se perdió en una montaña cuando pastoreaba vacas.
Guerra Callejas fue capturado por el grupo guerrillero y asesinado, varios familiares y amigos de este fueron en su búsqueda pero también fueron asesinados.
“Estaba todo quemado, ya sus ojos ya no tiene, sus plantas de las manos están todos quemados”, dijo al Tribunal, dijo al Tribunal Juana Tala, de 56 años y viuda de José Gabriel Arenales Gómez.
Tala afirmó que no podía culpar a nadie porque “Solo Diosito sabe. Dios puede hacer justicia porque nosotras nada vimos, nosotras no podemos decir que tal fulano fue”.
Un Informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico, nacida de los acuerdos de paz de 1996 entre el gobierno y la guerrilla y auspiciada por las Naciones Unidas, reveló que 93% de las muertes ocurridas durante la guerra civil (1960-1996) fueron cometidas por el ejército y los paramilitares, a quienes responsabilizó de 626 masacres.
A la guerrilla le atribuyen 3% de las violaciones a los derechos humanos, entre ellas las 32 masacres incluyendo la de El Aguacate. Informes oficiales indican que por lo menos 250 mil murieron o desaparecieron durante el conflicto.