Las víctimas fueron auxiliadas por los Bomberos Municipales, quienes las trasladaron al Hospital Roosevelt, donde murieron minutos después.
Al menor, cuyo nombre se reservó la Policía Nacional Civil (PNC), lo encontró ileso la abuela Blanca Telma Colón Hernández, 60, a dos cuadras del lugar del hecho.
Según relató la sexagenaria, unos vecinos vieron que el menor lloraba y al enterarse del ataque armado cayeron en la cuenta de que este era hijo de la víctima.
La abuela del niño informó a los investigadores que su hija se dedicaba a vender dulces, aunque no precisó dónde ni qué hacía en la calle al momento del suceso.
Venganza
Vecinos dijeron a la PNC que un hombre se le acercó a la mujer, le apuntó con un arma, le arrebató al menor, al parecer para no herirlo y luego le disparó.
En ese momento se acercó Franco Hernández a recriminarle al atacante lo que hizo y que tuviera en su poder al menor, por lo que el presunto sicario le disparó en la cara.
Franco fue reconocido por un hermano, quien les aseguró a los detectives que ignoraba el motivo del ataque.
Agentes de la Policía explicaron que la primera hipótesis que manejan es que se trató de una venganza.
En este caso, señaló un oficial, “hubo compasión hacia el menor y por eso no le hicieron daño. Además, el objetivo no era el pequeño”.
Los primeros indicios que encontraron los investigadores apuntan a que se trata de un problema entre pandillas.
Suponen que la víctima salía con algún antisocial y esa sería la razón del ataque.