A pesar de los operativos policiales y militares en las fronteras, el mercado negro de armas prevalece entre la frontera de México con Guatemala, refieren los propios armeros importadores registrados en la Dirección General de Armas y Municiones (Digecam), al asegurar que el mercado negro de armas “está lejos de desaparecer y solo desplaza algunas armas para abrirle la puerta a otras, con nuevos costos”.
Los investigadores de la PNC reconocen que la venta ilícita de armas y municiones es una lucha constante, en especial porque las municiones se venden “como dulces”, según un detective de la División Especial de Investigación Criminal (Deic), de la Policía Nacional Civil (PNC).
“La venta de municiones en Guatemala es fácil y un sicario que pretende cometer un crimen busca comprar tres o cinco municiones para una pistola 9 milímetros”, indicó.
“En redes sociales se venden las partes de las armas para volverlas automáticas, o les colocan el cañón de otra que tenga la misma medida”, agregó.
Cifras alarmantes
“Las cifras de armas incautadas solo reflejan que el contrabando de armas es grave”, manifiesta el director general de la PNC, David Custodio Boteo.
Expertos en el tema estiman que muchas de las armas que circulan en el país fueron robadas a su propietario. No obstante, el jerarca policial destaca que la mayoría de las utilizadas en ilícitos provienen del contrabando, y pone como ejemplo que en el 2023 se presentaron 538 denuncias por robo y hurto de armas, pero se incautaron 2 mil 272 sin registro, lo cual significa que el tráfico prevalece y es un “problema grave” que debe atenderse.
Custodio Boteo expone que por lo general las que entran de contrabando son desarmadas por piezas y llegan a Guatemala desde Sudamérica, ocultas en encomiendas.
“Vienen por vía marítima o desde México por las fronteras de San Marcos, Huehuetenango y Petén”, precisó.
“Las armas que circulan en Guatemala provienen de México, Colombia y Venezuela y están ligadas a las guerras internas que vivieron, pero también de los carteles de la droga”, expresó Federico Reyes, consultor independiente en temas de seguridad y quien ha investigado el contrabando de las mismas.
“Hay países que venden las armas de sus propias instituciones de seguridad, y otras en las armerías, sin tener registro”, remarcó.
Reyes sostiene que el contrabando de armas es casi imposible por la vía aérea, por el peso que representa la carga, y lo más común es que se efectúe por vía terrestre.
“El trasiego ilegal de armas tiene mucho que ver con la inspección en las aduanas, porque no pueden pasar sin ser detectadas. Todo está unido a la corrupción”, añade.
“Estas armas, por lo general, terminan en las manos de pandilleros que cometen asaltos y asesinatos. Las que se roban de los furgones son revendidas a precios más altos o más bajos, para deshacerse de la evidencia”, señala Reyes.
Armas fantasma
El mercado de las armas registradas es tan abierto que puede ingresar cualquier volumen de pedido desde otros países y, por consiguiente, su rastreo se vuelve más difícil, manifiesta Reyes.
“Cuando el Instituto Nacional de Ciencias Forenses analiza las huellas balísticas de las armas que son decomisadas por estar vinculadas a procesos judiciales no se sabe cómo llegaron a Guatemala, no hay registros”, apunta.
El operativo más reciente que el Ministerio Público (MP) efectuó para combatir las estructuras de tráfico de armas y municiones provenientes de Estados Unidos ocurrió en marzo de 2022, cuando se ejecutaron allanamientos en Mixco y Villa Nueva.
De manera simultánea se procedió a un cateo en Sioux Falls South, Dakota, EE. UU., y en Guatemala se giró una orden de aprehensión en contra de una persona señalada por los delitos de importación ilegal de armas de fuego y de municiones.
Las preferidas
En el país, el fusil AK-47 ha circulado desde hace décadas y es uno de los más incautados al crimen organizado. Hasta hace varios años, las autoridades argumentaban que eran “pertrechos” del conflicto armado interno. No obstante, los decomisos recientes ponen de manifiesto que otro tipo de armas más ligeras y de mayor alcance acaparan la venta ilegal.
Este flagelo se observó en los desfiles hípicos, como durante la campaña electoral del 2023, y aunque el MP anunció que estaba desarrollando investigaciones para esclarecer los hechos, no se informó de resultados.
El costo de las armas varía de acuerdo con sus características, y a pesar de que el AK-47 desaparece de forma paulatina, según los armeros, su preferencia hace que su costo se incremente en el mercado ilegal.
En EE. UU. este tipo de arma se adquiere de forma legal a US$1,200 —unos Q9,600—, pero en la frontera de México con Guatemala su precio inicial es de US$2,500 —unos Q20 mil—, indicaron los expertos.
El mercado negro de armas es tan “libre” en la frontera del país con México que según los vendedores, un fusil Barret calibre 50 mm tiene un costo de US$10 mil —unos Q80 mil—, y a pesar de ser exclusivo de las fuerzas armadas de EE. UU., es común verlos instalados en los vehículos adaptados de los carteles de la droga que operan en México.
Los fusiles Barret no son comunes en el territorio nacional, pero sí las pistolas calibre 9 mm, que en el mercado legal, dependiendo de la marca, pueden tener un costo de Q10 a Q15 mil, mientras que en el mercado negro se compran a Q3,500 o Q5 mil.
“Las municiones para las 9 mm se venden en cajas de 50 unidades a un costo de Q170 en el mercado legal, pero en el mercado negro los costos se triplican o quintuplican”, hace ver Carlos Aquino, director de Táctica y Seguridad GT y especialista en armas y municiones.
“La munición de AK-47 de carabina 2.23 se adquiere en la frontera con México de manera ilegal a Q600 la caja de 50 municiones”, explica.
Aquino subraya que uno de los principales países que trafican armas a Guatemala es México y las ilegales ingresan por los puntos ciegos, al igual que la mercadería de contrabando. Agrega que las que se decomisan no siempre provienen del tráfico ilegal, puesto que muchas son robadas al propietario.
“En Guatemala un arma se vuelve de valor para el delincuente, porque la usa o la revende”, señala.
Requisitos
Una de las excusas de obtener un arma ilegal es que algunas personas no llenan los requisitos que exige el Digecam, como los certificados de carencia de antecedentes penales y policiales, además de una constancia de empleo e ingresos. A criterio de Aquino, los requisitos más importantes son los exámenes prácticos, teóricos y psicológicos que, según él, “están en lo justo y son necesarios”.
“El examen psicológico es la prueba más difícil y ha evitado que muchas personas opten a tener un arma de fuego”, dice, aunque también lamenta que existan vacíos, pues quien pierde ese examen no tiene la obligación de acudir a una terapia y puede repetir la prueba cuantas veces lo desee hasta pasarla.
Por orden de juez, todas las armas decomisadas y vinculadas a procesos legales, pasan al resguardo del Digecam hasta que se devuelven a sus propietarios o se destruyen. La última destrucción de armas tuvo lugar en el 2016.
Un informe del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible puntualiza que miles de armas de fuego están depositadas en diferentes almacenes en Centroamérica y el Caribe vinculadas a procesos penales, lo cual representa un riesgo debido a que pueden ser desviadas hacia el mercado ilegal y recomiendan su destrucción.
En el Digecam se autorizan desde pistolas calibre 9 mm hasta rifles, subametralladoras y fusiles, aunque estos últimas, por lo general, son para las fuerzas de seguridad.
Importación suspendida
El 27 de octubre de 2023, el Departamento de Comercio de Estados Unidos informó que “haría una pausa por alrededor de 90 días para la emisión de nuevas licencias de exportación de determinadas armas de fuego” a varios países, entre estos, Guatemala.
El gobierno de EE. UU. argumentó que las medidas se tomaron para evitar que las armas sean desviadas hacia actividades ilícitas.
Aunque para quienes se dedican a este negocio implica pérdidas considerables, los especialistas no descartan que dicha disposición promueva el mercado ilegal en algunos países.
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