Guatemala

Más víctimas señalan a presuntos violadores

Los cuatro sindicados por la violación de una joven en Cobán, Alta Verapaz, detenidos hace ocho meses, se presentarán nuevamente el lunes ante la jueza Carol Patricia Flores, pues la Fiscalía les imputará nuevos cargos, ya que tres víctimas, que ya declararon como prueba anticipada, los reconocieron como sus agresores.

Cristián Ligorría y José de Jesús Ruiz —atrás— caminan junto a los agentes que los capturaron en junio del año pasado. A la derecha,  son conducidos Mario Adalberto Duarte Sical  y Pablo Enrique Ruiz Gutiérrez.

Cristián Ligorría y José de Jesús Ruiz —atrás— caminan junto a los agentes que los capturaron en junio del año pasado. A la derecha, son conducidos Mario Adalberto Duarte Sical y Pablo Enrique Ruiz Gutiérrez.

Hasta ahora, los detenidos están sindicados de asociación ilícita, plagio o secuestro, violación con agravación de la pena y agresión sexual.

En mayo del 2013, Cobán fue sacudido por la noticia del ultraje a varias jóvenes. Un mes después, la Fiscalía detuvo a Pablo Enrique Ruiz Gutiérrez y a su hermano José Antonio de Jesús, a Cristián Noé Ligorría Cruz y a Mario Adalberto Duarte Sical. En esa época los fiscales contaban con la declaración de una víctima que se retractó, pero que luego volvió a señalarlos.

Al intentar armar el rompecabezas del caso, los fiscales se encontraron con que el 13, 21 y 26 de mayo del año pasado habían ocurrido tres violaciones. Un día después, el 27, otras dos.

Las víctimas tenían en común su edad —oscilaban entre 17 y 21 años— y varias eran universitarias. Más adelante, en sus testimonios, coincidieron en que fueron conducidas a terrenos baldíos o bodegas de cardamomo en un picop negro, gris o rojo de doble tracción. Sus agresores usaron gorros pasamontañas, y algunos pronunciaban marcadamente la letra z o tenían tatuajes.

Una de las agredidas había salido a comprar medicamentos para el dolor de cabeza cuando fue interceptada, subida a un vehículo agrícola, sedada, ultrajada y abandonada en una carretera.

A casi todas les dieron un brebaje amargo para adormecerlas.

Una de ellas reconoció que se resistía a declarar porque un agente la amenazó en la patrulla en la que era trasladada a su casa. Los investigadores presumieron que se encontraban frente a una red.

Nexos con Overdick

Las pesquisas apuntaron hacia algo más inquietante. Según un informe policial del 27 de septiembre del 2013 que consta en el expediente del Ministerio Público, el grupo pudo haber tenido nexos con Wálter Overdick, capturado en abril del 2012 en una operación dirigida contra una célula de los Zetas.

“Ese grupo está entrenado para usar armas de grueso calibre, ya que se menciona que fueron integrantes del grupo delincuencial del denominado Tigre”, dice el reporte.

Agrega que seleccionaban a sus víctimas en ferias, concursos de belleza o por encargo.

“Aquí no pasa nada”

La noche en que fue violada, la primera víctima relató que se encontraba en la habitación de la casa en donde estaban su novio, Pablo Enrique Ruiz Gutiérrez y sus amigos.

En un mensaje de texto él le indicó que cerrara la puerta. Antes de que pudiera hacerlo, Ligorría Cruz la empujó y llamó a José Aníbal López, alias el Tacua —prófugo— y a Duarte Sical, y les ordenó ultrajarla. La mantuvieron cautiva hasta las 5 horas del siguiente día.

Ella relató en la Fiscalía que cuando finalmente decidieron liberarla, Ligorría Cruz se asomó a la puerta y le ofreció llevarla a su casa. Recibió un no por respuesta.

“Aquí no ha pasado nada, ¿verdad?”, la despidió Ligorría Cruz.

La víctima se retractó, y luego reafirmó la versión. Pero los fiscales sabían que estaba atemorizada y las evaluaciones psicológicas reflejaban los abusos sexuales a los que había sido sometida. Además, su relato coincidía en muchos detalles con los de las nuevas denunciantes.

Otras víctimas, contó uno de los abogados querellantes del caso, declararon que sus agresores les dijeron, mientras eran atacadas, frases como: “Tu belleza es tu perdición”, “el jefe está obsesionado contigo” o “le tocamos su tesorito a sus papás”.

En ocasiones, el hostigamiento continuaba por teléfono, tras la agresión.

El vecino de al lado

En un caso no se concretó la violación. La víctima, quien había sido plagiada, contestó una llamada por instrucciones de sus secuestradores. Debía comunicarle a su hermano que no llegaría a casa porque iba a visitar a una amiga. Posteriormente recibió un mensaje de texto para informarle que la familia había denunciado su desaparición.

La concatenación de todos los testimonios arrojó que tanto víctimas como agresores habían coincidido más de una vez en vecindarios, universidades, ferias y conciertos.

Agredida desiste

Jorge Juan Mena Kress, uno de los que se mantenía prófugo en junio del año pasado cuando detuvieron a la mayoría de la banda, se dedica al negocio del cardamomo. Se presentó a declarar voluntariamente.

Mena Kress entregó un desistimiento  firmado por una de las mujeres que sufrió abusos a la jueza Carol Patricia Flores, quien desestimó el caso contra el señalado.

Mena Kress admitió haber visitado la casa en donde fue atacada la primera víctima de la banda, durante algunas horas. Pero dijo que se había  retirado y  desconocía lo sucedido.

Según la  versión  de abogados querellantes, la investigación determinó que varias de las empresas de Mena Kress aparecen en el Registro Mercantil, pero no tienen  movimiento en la Superintendencia de Administración Tributaria.

La declaración de  otra de las víctimas identificó  a uno de los parientes de Mena Kress como uno de los agresores.

Hallazgos

Estos son algunos de los indicios contenidos en el expediente del Ministerio Público.

Los sindicados tenían en común que sus ocupaciones se relacionaban con el cultivo de  cardamomo.

En los allanamientos,la Fiscalía encontró fotografías en celulares en donde los señalados aparecen en picops de doble cabina, con armas de grueso calibre.

En la casa donde fue agredida la primera víctima se encontraron 21 prendas íntimas de mujer.

La Fiscalía cree que hay más víctimas.

Las mujeres que fueron  agredidas tenían rasgos similares.

Los agresores les hicieron saber a sus víctimas  en dónde las habían visto y con quiénes se relacionaban.

Cuatro son las denuncias presentadas.

7 casos atribuyó a la banda al inicio el MP.

7 cateos  para capturar a los señalados.

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